Si hay un roce de besos bajo el mar,
una
ternura latente en la mirada,
la miel fugaz de los sueños,
la
cita de las aguas y su vastedad sin límites,
si recuerdo el diminuto espacio de tu corazón,
el
torso reluciente,
esa niebla indecisa que copia el cielo sobre tu frente
y te
digo nenúfar, florecilla sostenida,
no acaba nunca de multiplicarse la espuma,
la
plata viva,
las dos magias redondas de tu pecho.
Si hay una esfera cristalina
creando en mi boca tu nombre,
si raptas conmigo mariposas y ángeles,
si
te vuelves sirena húmeda
en
un largo suspiro de algas y calamares,
si tienes un manto sutil
en
el agua dulce que bendice tu cuerpo,
si toda la ciudad vaticinas
y
eres un destello en la mañana,
si tu pelo es memoria de mis manos,
si
eres una paz que me desborda,
un sosegado amor que se subleva,
un cielo ostentoso que yace en el camino
y mido dulcemente tu derrumbe,
tu
océano vencido,
si eres la voz suave,
la
catarata que copula,
¡los ojos grandes y limpios de mi destino!
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