Víctor Elías Aquino
Las mujeres no son hojas secas desprovistas de clorofila, sino como rosas; que perfuman con su presencia los espacios donde se desplazan, regando cantos, cuentos y encantos al caminar con gracia y hermosura divinal.
Ora en el campo, ora en la ciudad, engalanan con sus aires y sus plantes y desplantes.
Desde la antigüedad más antigua, la belleza del género
ha hincado a sus pies a cantores, poetas y trovadores de todo género.
Que quede claro, sólo existe una raza, que es la humana, y ella es un abanico de
rasgos, culturas, matices diversos en la piel; y a la
vista, hay para todos los gustos en la
amalgama del caleidoscopio que todos
miramos, y es la vida.
Me
inclino reverente ante el filósofo alemán del
siglo XVIII, El Arthur Schopenhauer, pero con todo respeto; mi oficio me
hace discrepar de sus criterios en el sentido de que “la mujer era un ser feo, falto de
desarrollo, de espalda estrella, anchas caderas y piernas cortas”. En esto
que usted veo feo veo la belleza
Pero la
mujer, es más que el mundo de las
medidas perfectas 90-60-90, de Osmel
Sousa y de las frivolidades de su voz y estilo de hablar.
Ni la
mujer está por encima del varón, ni el varón por encima de ella, sino que se complementan, no hay tal sexo débil
como decía el erudito europeo. Pero
recuerdo la sabiduría de Ramona, que siempre bromaba diciendo, “cuando tú mujer
te diga que te tire por una ventana, ve
buscando la más bajita”.
Son
tantas las cosas hermosas que se pueden
decir de la mujer no caben en un papel, iniciando por su capacidad milagrosa de la fecundidad portadora
de la vida, y la regeneración de la raza humana, única que existe en el
planeta.
Ventanales
de lluvias han caído desde los tiempos en que las féminas eran sólo objetos burdos del sexo, cada día la mujer alcanza
nuevas metas a nivel social y logra insertarse
cada vez más en las ciencias, las artes, la economía y cuántas actividades se
desarrollan la actualidad a nivel
mundial.
Es así,
como cada día las mujeres cubren
nuevas metas, alcanzan nuevos lauros en lo personal, profesional y el mundo de
las ciencias en sentido general.
El globo terráqueo ofrece la diversidad, ahí
está el África, y otras tribus de
América las mujeres se
atraviesan las orejas sin ningún rubor, las puras narices a la vista de
los varones, y se colocan pedazos de huesos y metales, entre otras curiosidades.
Mientras
que, por estos lares, el sexo de lo
bello, parece alcanzar nuevas cimas, cada vez que se encaraman en tacones tan finos
semejan agujas, se comprimen las
cinturas hasta el punto de imitar a las avispas.
“Todo pasa, y todo queda.”
En estos
tiempos de agendas extranjeras sobre
asuntos de géneros y de la diversidad, de colectivos LGBT, el diseño original se
revitaliza: la unión consensuada y por
amor de un hombre y la mujer.
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