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martes, 31 de diciembre de 2013

Dos banderas rotas por la ira



Muros y caminos
enmudecidos
en las piernas de esta isla
afeitada en su vegetación
de cadáveres

Y
no sé porque caminamos
entre luces moribundas
de paz

 Una isla
rodeada de relámpagos
y dragones
habitada por luciérnagas
y ángeles mitad vudú
y mitad brujo del liborio

Hace tiempo que  un tirano
de República Dominicana
colaba café con la sangre
haitiana derretida en el fango
fronterizo de sus pestañas

Hoy

llevamos sembradas las fronteras
del ocaso
en los bronquios de la piel

Pero, algún día las ventanas de la isla
 se cerraran, y se  levantaran
en el alba de su torturada voz,

a combatir el miedo y la historia
retorcida en su cabellera,
contada con  lenguas
de fusiles y el papaboco

Esta isla
tiene dos banderas
dividida por el hambre,
y la ira doctrinada
en el quepis de


Rafael Leónidas
Trujillo Molina,
Jean-Claude Duvalier
y sus garras de poder
“Los Ton Ton Mocontes”

Y

Joaquín Balaguer, con su

Lava retorica…
 esclavizaron las culturas
del Masacre se pasa a pie y el Ozama
vecinal

Ahora, los edificios nublados de blancos
se quejan del llanto

Hoy

 los hermanos ciudadanos haitianos
dejan sus vidas en una gota de sudor
sembrada en lujosas torres de apartamentos
que con sus glóbulos de banderas derramadas,
  besan el cielo

Los pistoleros de la isla, con
sus frentes de murciélagos
descarnan

La Constitución Dominicana
y haitiana

Yo sé, que pronto
se apagara el Sol
en los ojos de la isla.

Donde una frontera de
moribundo cadáveres
soportan en su piel, el enriquecimiento
 ilícito
de zopilotes, traficantes de banderas
 isleña

.
Hasta que se despojen los parpados
del vudú y el baño de liborio



Autor:
Lic. Ramón Danilo Correa
Miembro del Colegio Dominicano
de Periodistas CDP
C3-155

Miércoles 01, Enero, 2014
Hora: 01,23 am

Nota:

Registrado en la Oficina de derecho de autor
de la República Dominicana



 Una ofrenda por la solidaridad con los hermanos haitianos,
en momentos que el odio racial de quienes nos gobiernan,

desde centurias, pretenden de nuevo, podar  la clorofila de su piel

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