CARIDAD Pasó la tempestad.. . ¡Emprende el vuelocomo el ave del área,espíritu de amor y de consuelo!Que ya el iris de paz su franja enarca,se alegra el firmamentoy se adormece el mar y calla el viento.De nuevo olivo la celeste ramaen horrorosa angustiadesventurada multitud reclama:los seres ¡ay! que con el alma mustiacontemplan entre asombrosdeshechos sus hogares en escombros.Llega trayendo con amante giroen voz conmovedora,en la rítmica nota del suspiro,un eco de esperanza bienhechora.de caridad sublimeque la fe aliente y el valor reanime.Recorre de Quisqueya las hermosascomarcas florecientes:escenas de amargura, lastimosas,los ojos miran al girar dolientes,¡y yermas, desoladas,las campiñas del sur infortunadas!...Sopló sobre ellas en momento aciago,con ímpetu sin nombre,la pavura sembrando y el estrago,conturbando el espíritu del hombre,indómito, furente,el huracán del trópico rugiente...¿No ves sobre la playa los despojosdel contrastado leñoque atestiguan del ponto los enojos?Allá los restos del hogar sin dueñodespedazados mirapublicando el furor del viento en ira.Y los campos también ayer cubiertosde mieses productorasdesnudos ¡ay! aparecer desierto:¡se encresparon las aguas, bramadoras,y el desbordado ríosorbió feroz el bienhechor plantío!...Todo ceder al general trastornoen rápidos instantesde esa bella región miróse en torno,y haciendas pingües y riquezas de antes,y generosas vidas,del estrago en la ruina confundidas.Llega buscando el óbolo bendito,la cariñosa ofrendaque atesora de bien precio infinito;y así llevando la valiosa prenda,volemos en ayudadel desvalido, el huérfano, la viuda.Escucha la plegaria que levantan;en numeroso coroya las manos se extienden, se adelantana enjugar de sus párpados el lloroa preparar abrigoal que sin techo se encontró mendigo.Y a más allá de do la vista alcanza,del viento y de la nube,¡oh, santa caridad! en tu alabanzaeco de gratitud al cielo sube,y ufanos te bendicenseres que al mundo tu excelencia dicen.
IMPRESIONES(A José J. Pérez)Quejas del alma, vagos rumores,lejanas brumas, rayos de luz,fragante aroma de índicas flores,himnos de guerra, cantos de amoresbrotan al ritmo de tu laúd.¿Quién, recorriendo tus Fantasías,hijas del trópico abrasador,vibrar no siente las armoníasde aquella raza que en otros díaspoblar sus selvas Quisqueya vio?Sobre la cumbre de las montañas,de las palmeras bajo el dosel,al grato abrigo de las cabañas,y hasta en las grutas al hombre extrañashaces del indio la sombra ver.Y el aire cruza triste lamento,y el eco suena del tamboril,y al valle indiano, y al ave, al vientoa todo presta tu blando acentofuego, armonía, vida y matiz.Y el junco verde que en la ondala tumba sola que arrulla el mar,y el ave errante que allá suspira,notas perennes dan a tu lira,tristes historias llenas de afán.Entre sus bosques afortunadosno escucho nunca la indiana greydulces areitos tan acordadoscomo tus cantos privilegiados,vagos preludios de ignoto edén.Parece, bardo, que el genio ardientede estas regiones habitadortempló tu lira suave y doliente,y en viva lumbre bañó tu frentedando a tus ritmos inspiración.Que si inspirado suena tu cantopoblando aéreo la soledad,ávida el alma te sigue, en tantoque dulces notas de nuevo encantofascinadoras haces vibrar.Cuando al transporte del numen cedes,cuando tu mano pulsa el laúdy en la armonía fácil excedes,¡ay, quién pudiera, como tú puedes,dar a sus trovas música y luz!Pues de una fama ya merecidatus Fantasías vuelan en pos,mientras acepto, reconocida,de esos cantares llenos de vidacon noble orgullo la ofrenda yo.¡Oh, de la patria de Anacaonacantor amante, bardo feliz!ciñe con flores de nuestra zonala que prepara digna coronapara tus sienes el porvenir.
LAS HORAS DE ANGUSTIA(En la enfermedad de mi segundo hijo)Sin brillo la mirada,bañado el rostro en palidez de muerte,casi extinta la vida, casi inerte,te miró con pavor el alma míacuando a otros brazos entregué, aterrada,tu cuerpo que la fiebre consumía.En ruego entonces sobre el suelo frío,y de angustia y dolor desfalleciente,aguardé de rodillas ¡oh, hijo mío!que descendiese el celestial rocío,el agua bautismal, sobre tu frente.Después, en mi regazovolví a tomarte, sin concierto, loca,de cabezal sirviéndote mi brazo,mientras en fuego vivose escapaba el aliento de tu boca;y allí cerca, con treguas de momentos,el hombre de la ciencia, pensativo,espiaba de tu ser los movimientos.Pasaron intranquilashoras solemnes de esperanza y duda ;latiendo el pecho con violencia ruda,erraban mis pupilasde uno en otro semblante, sin sosiego,con delirio cercano a la demencia;y entre el temor y el ruegojuzgaba, de mi duelo en los enojos,escrita tu sentenciahallar de los amigos en los ojos.¡Oh, terrible ansiedad! ¡Dolor supremoque nunca a describir alcanzaría!Al cabo, de esa angustia en el extremo,reanimando mi pecho en agonía,con voz sin nombre ahoraque a pintar su expresión habrá que cuadre,¡salvo! -dijo la ciencia triunfadora¡salvo! -gritó mi corazón de madre.¡Salvo, gran Dios! El hijo de mi vida,tras largo padecer, de angustia lleno,vástago tierno a quien la luz convida,salud respira en el materno seno.Hermoso cual tus ángeles, sonríede mi llamado al cariñoso arrullo,y el alma contemplándole se engríede amor feliz y de inocente orgullo.Por eso la miradaconvierto al cielo, de mi bien testigo,y, de santa emoción arrebatada,tu nombre ensalzo y tu poder bendigo.
EN EL NACIMIENTO DE MI PEIMOGÉNITO(A mi esposo)¡Levántate, alma mía,por el materno amor transfigurada,y a los confines del espacio envíael himno de la dicha inesperada.Y tú, que abres conmigoa esa ternura nueva el pecho en gozo,tú que compartes cuanto sueño abrigo,cuanta ilusión feliz es mi alborozo,ven, y los dos a unael cántico de amor juntos alcemos,y del pequeño ser ante la cunael alba del futuro saludemos:el alba de esa vidaque a iluminar nuestro horizonte alcanza,y a cuya luz vislumbra estremecidaespacios infinitos de esperanza.Los cielos se inclinaron,y descendió al hogar entre armoníasel ángel que mis sueños suspiraron,nuncio de bendiciones y alegrías.¡Oh, cómo se estremeceengrandecida la existencia ufanapensando de esa aurora que amanecevivir reproducida en el mañana!De hoy más, un sueño solo,una sola ambición tras el destine,a nuestras almas servirá de polo,del tiempo al avanzar en el camino.¡Oh, sí! Limpiar de abrojosla senda preparada al ser que nace,al bien y a la virtud abrir sus ojosy el peligro desviar que le amenace.Y así, como entre flores,ajeno a la maldad, al vicio ajeno,verle a lo grande tributar honoresy el alto aprecio merecer del bueno.Y así a la Patria, al mundo,como prenda de paz y de amor santo,en acciones magnánimas fecundoun miembro digno regalar en tanto.¡Doblemos el aliento!Vamos al porvenir, la fe en el alma,para él a conquistar con ardimientode ciencia, de virtud, de bien la palma.
ANGUSTIAS(A mi esposo, ausente en Europa)Torna a morir el sol. Así pasandovan de tu ausencia los terribles días,en mi semblante pálido marcandola huella de profundas agonías.Torna a morir el sol. El hogar míode arpegios infantiles está lleno;pero rueda del párpado sombríouna rebelde lágrima a mi seno.¡Podré, cuando regreses a mi lado,rico de porvenir, rico de ciencia,presentarte el tesoro inmaculadode este grupo de amor y de inocencia?¡Yo no lo sé! Cuando la muerte lanzasu aliento destructor sobre este suelo,desfallece en mi pecho la esperanzay me finge el terror mi hogar en dueloYo no he visto en los círculos de Dantemás terrible ansiedad, más cruel angustia;se rinde el corazón agonizante,y el alma siento desolada y mustia.¡Y tú sufres también! También los brazosextiendes a tu hogar con el deseo,y luchas del deber entre los lazos,cual otro encadenado Prometeo.¿Por qué dejé que tan prolija ausenciaasí emprendieras en momento aciago,si me siento morir sin tu presencia,si en todo miro aterrador amago?¿Si miramos los dos, lentas y frías,entre duda y afán pasar las horas,sin que calmen futuras alegríaslas nubes del pesar abrumadoras?Imposible vivir así, llevandola angustia en el espíritu, la muerte;imposible vivir agonizando,sin luz el mundo y la existencia inerte.¡Acaba, llega! ¡Que el hogar sin calmaes de mis penas intimas remedo;que tiemblo por los hijos de mi alma;que la vida sin ti me causa miedo!
TRISTEZAS(A mi esposo ausente)Nuestro dulce primogénito,que sabe sentir y amar,con tu recuerdo perenneviene mi pena a aumentar.Fijo en ti su pensamiento,no te abandona jamás:sueña contigo y, despierto,habla de ti nada más.Anoche, cuando, de hinojos,con su voz angelicaldijo las santas palabrasde su oración nocturnal;cuando allí junto a su lechosentéme amante a velar,esperando que sus ojosviniese el sueño a cerrar,incorporándose inquieto,cual presa de intenso afán,con ese acento que al labiolas penas tan sólo dan,exclamó como inspirado:"!Tú no te acuerdas, mamá?El sol ¡que bonito eracuando estaba aquí papá!"
A MI MADREAquí, a la sombra tranquila y puracon que nos brinda grato el hogar,oye el acento de la ternuraque en tus oídos blanda murmurala dulce nota de mi cantar.La voz escucha del pecho amanteque hoy te consagra su inspiración,a ti que aun eres tierna, incesante,de amor sublime, de fe constante,raudal que aliento da al corazón.Mi voz escucha: la lira un díaun canto alzarte quiso feliz,y en el idioma de la armoníadébil el numen ¡oh, madre mía!no hallo un acento digno de ti.¿Cómo tu afecto cantar al mundo,grande, infinito, cual en sí es?Me basta si te miro,si la dicha y el bien sueño a tu lado,porque tu vista calmalos agudos tormentos de mi alma.¡Ay! Que sin ti, bien mío,mi espíritu cansado languidececual planta sin rocío,y con sombras mi frente se oscurece,y entre congoja tantami corazón herido se quebranta.Oye mi ardiente ruego,oye las quejas de mi angustia suma,y generoso luegoolvida que la pena que me abrumate reveló mi acentoen horas ¡ay! de sin igual tormento.Escúchame y perdona:que ya mi labio enmudeciendo calla,y el alma se abandonacon nuevo ardor a su febril batalla,y débil mi suspirose pierde de las auras en el giro.¿Cómo pintarte mi amor profundo?Empeño inútil, sueño infecundoque en desaliento murió después.De entonces, madre, buscando en prenda,con las miradas al porvenir,voy en mi vida, voy en mi senda,de mis amores íntima ofrendaQue a tu cariño pueda rendir.Yo mis cantares lancé a los vientos,yo di a las brisas mi inspiración;tu amor grandeza dio a mis acentos:fine fueron tuyos mis pensamientosen esos himnos del corazón.Notas dispersas que en libres vuelosy a merced fueron del huracán,pero llevando con mis anheloslos mil suspiros, los mil desveloscon que a la Patria paga mi afán.Hoy que reunirlas plugo al destino,quiero que abrigo y amor les des:esa es la prenda que en mi caminoal soplo arranco del torbellino,y a colocarla vengo a tus pies.
¡PADRE MÍO!Muda yace la alcoba solitariadonde naciste a la existencia un día,do, desdeñando la fortuna varia,tu vida entre el estudio discurría.¡Ay! De una madre en el regazo tiernopor vez primera te dormiste allí,y allí, de hinojos, tu suspiro eternoentre sollozos tristes recogí.Hoy, al entrar en tu mansión doliente,donde reina silencio sepulcral,nadie a posar vendrá sobre mi frenteel beso del cariño paternal.Ninguna voz halagará mi acento.ni un eco grato halagará mi oído:sólo memoria; de tenaz tormentotendré a la vista de tu hogar querido.Sí, que a la tumba descender te vieratras largas horas do perenne afán,horas eternas de congoja fiera que en el alma por siempre vivirán.Cuando de angustia desgarrado el pechote sostuve en mis brazos moribundo;cuando tu cuerpo recosté en el lechodonde el postrer adiós dijiste al mundo;cuando, de hinojos, anegada en llanto,llevé mis labios a tu mano fría,y entre tanta amargura y duelo tantomiraba palpitante tu agonía;después, ¡oh, Dios! cuando besé tu frentey a mi beso filial no respondiste,de horror y espanto se turbó mi mente...Y aun teme recordarlo el alma triste.¡Memento aciago! Su fatal memoriacubre mi frente de dolor sombrío.Siempre en el alma vivirá su historia,y vivirá tu imagen, padre mío...Cuando las sombras con su velo densodejan el orbe en lobreguez sumido,en el misterio de la noche piensoque aun escucho doliente tu gemido;y finge verte mi amoroso anhelobajo el abrigo de tu dulce hogar,y me brindas palabras de consueloy mis lágrimas llegas a enjugar.Sombra querida que incesante vagasen torno de la huérfana errabunda,visión perenne que mi sueño halagas,alma del alma que mi ser inunda:si de ese mundo que el dolor extrañami llanto has visto y mi amargura extrema,sobre mi frente, que el pesar empaña,haz descender tu bendición suprema.
SOMBRASAlzad del polvo inerte,del polvo arrebatad el arpa mía,melancólicos genios de mi suerte.Buscad una armoníatriste como el afán que me tortura,que me cercan doquier sombras de muertey rebosa en mi pecho la amargura.Venid, que el alma sientemorir la fe que al porvenir aguarda;venid, que se acobardafatigado el espíritu dolientemirando alzar con ímpetu sañudosu torva faz al desencanto rudo, y al entusiasmo ardienteplegar las alas y abatir la frente.¿No veis? Allá a lo lejosnube de tempestad siniestra avanzaque oscurece a su paso los reflejosdel espléndido sol de la esperanza.Mirad cuál fugitivaslas ilusiones van, del alma orgullo;no como ayer, altivas,hasta el éter azul tienden el vuelo,ni a recibirlas, con piadoso arrullo,sus pórticos de luz entreabre el cielo.¿Cuál será su destino?Proscritas, desoladas, sin encanto,en el vértigo van del torbellino,y al divisarlas, con pavor y espantosobre mi pecho la cabeza inclino.Se estremece el alcázar opulentode bien, de gloria, de grandeza suma,que fabrica tenaz el pensamiento;¡bajo el peso se rinde que le abruma!Conmuévese entre asombros,de la suerte a los ímpetus terribles,y se apresta a llorar en sus escombrosel ángel de los sueños imposibles.Venid, genios, venid, y al blando halagode vuestros himnos de inmortal tristeza,para olvidar el porvenir aciagose aduerma fatigada mi cabeza.Del arpa abandonadaal viento dad la gemebunda nota,mientras que ruge la tormenta airada,y el infortunio azotala ilusión por el bien acariciada,y huye la luz de inspiración fecunda,y la noche del alma me circunda.Mas ¡ah! venid en tantoy adormeced el pensamiento míoal sonoro compás de vuestro canto.¡Meced con vuestro arrullo el alma sola!Dejad que pase el huracán bravío,y que pasen del negro desencantolas horas en empuje turbulento,como pasa la ola,como pasa la ráfaga del viento.Dejad que pase, y luegoa la vida volvedme, a la esperanza,al entusiasmo en fuego:que es grato, tras la rudaborrasca de la duda,despertar a la fe y a la confianza,y tras la noche de dolor, sombría,cantar la luz y saludar el día.
SUEÑOSEn horas gratas, cuando serenareposa el alma libre de afán,y el aura amenapasa, de agrestes rumores llena,y es todo calma, todo solaz;cuando la Patria suspende el ruidode las contiendas aterrador,y confundidoquedar parece bajo el olvidocuanto es angustias al corazón,castas visiones vienen ligeras,y en bullicioso giro fugaz,cual mensajerasde paz y dicha, nuevas esferasal pensamiento mostrando van;nuevas esferas donde la mentevislumbra absorta mares de luz,donde se sienteque extraños sones lleva el ambientesobre las nubes del cielo azul.Enajenada la fantasía,de esas visiones corriendo en pos,mira a porfíapueblos y pueblos buscar la víade esas regiones de eterno albor.Rasga el destino su denso velo,y a sus fulgores el porvenirmuestra a mi anhelocomo a esa altura, con libre vuelo,Quisqueya asciende grande y feliz.Sueños de gloria que halagadoresel ama sigue llena de fe;bien que traidoreshuyen a voces, y sus fulgoresenvuelven sombras de lobreguez.¡Ay! Es que entonces, Patria bendita,cubre tus campos ruido fatal,que a la infinitaregión se eleva, y el alma agitacon emociones de hondo pesar.Mas cuando calla la voz terriblecuando sereno luce el confín,y bonanciblepasa la brisa, con apaciblegiro de blandos rumores mil,cándidas vuelven esas visionesarrobadoras en multitudy esas regionesa poblar vuelven extraños sonesy claridades de viva luz.A esas esferas del pensamientoquiero llevarte, Patria gentil;si oyes mi acento,si verte quieres en alto asiento,dominadora del porvenir;¡ah, quede siempre suspenso el ruidode las contiendas aterrador;que enternecidodesde su trono de luz ceñidosueños de gloria te ofrece Dios!
EL CANTAR DE MIS CANTARESCuando los vientos murmuradoresllevan los ecos de mi laúdcon los acentos de mis amoresresuena un nombre, que de rumorespasa llenando la esfera azul.Que en ese nombre que tanto adoroy al labio acude con dulce afán,de aves y brisas amante coro,rumor de espumas, eco sonorode ondas y palmas y bosques hay.Y para el alma que en ese ambientevive y respira sin inquietud,y las delicias del cielo siente,guarda ese nombre puro y fervientetodo un poema de amor y luz.Quisqueya ¡oh, Patria! ¿Quién, si en tu suelole dio la suerte nacer feliz,quién, si te adora con fiel desvelo,cuando te nombra no oye en su anhelomúsicas gratas reproducir?Bella y hermosa cual la esperanza,lozana y joven, así eres tú;a copiar nunca la mente alcanzatus perfecciones, tu semejanza,de sus delirios en la inquietud.Tus bellos campos que el sol inunda,tus altas cumbres de enhiesta sien,de tus torrentes la voz profunda,la palpitante savia fecundacon que la vida bulle en tu ser,todo seduce, todo arrebata,todo, en conjunto fascinador,en armoniosa corriente grata,hace en tu suelo la dicha innatay abre horizontes a la ilusión.Y ¡ay, si oprimirte con mano rudaquiere en su saña la iniquidad!Tu espada pronto brilla desnuda,te alzas potente, y en la lid crudasegando lauros triunfante vas.Naturaleza te dio al creartebelleza, genio, fuerza y valor;y es mi delirio con fe cantartey entre lo grande siempre buscartecon el empeño del corazón.Por eso el alma te buscó un díacon ansia ardiente, con vivo afán,entre las luchas y la porfíay entre los triunfos de gallardíacon que el progreso gigante va.Mas ¡ay! en vano pregunté ansiosasi entre el tumulto cruzabas tú:llevó la brisa mi voz quejosa;silencio mudo, sombra enojosamiré en tu puesto solo y sin luz.Tú, la preciada, la libre Antilla,la más hermosa perla del mar,la que de gloria radiante brilla¿huyes la senda que ufana trillacon planta firme la humanidad?A tu corona rica y lucientefalta la joya de más valor;búscala presto, que ya presientepara ti el alma, con gozo ardiente,grandes victorias de bendición.¡Patria bendita! ¡Numen sagrado!¡Raudal perenne de amor y luz!Tu dulce nombre siempre adorado,que el pecho lleva con fe grabado,vibra en los sones de mi laúd.Y pues que mueve nombre tan purode mis cantares la inspiración,y ansiando vivo tu bien seguro,la sien levanta, mira al futuro,y oye mis cantos, oye mi voz!
EL AVE Y EL NIDO
¿Por qué te asustas, ave sencilla?¿Por qué tus ojos fijas en mí?Yo no pretendo, pobre avecilla,llevar tu nido lejos de aquí.Aquí, en el hueco de piedra dura,tranquila y sola te vi al pasar,y traigo flores de la llanurapara que adornes tu libre hogar.Pero me miras y te estremeces,y el ala bates con inquietud,y te adelantas, resuelta, a veces,con amorosa solicitud.Porque no sabes hasta qué gradoyo la inocencia sé respetar,que es, para el alma tierna, sagradode tus amores el libre hogar.¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nidomientras del prado me alejo yo;en él mi mano lecho mullidode hojas y flores te preparó.Mas si tu tierna prole futuraen duro lecho miro al pasar,con flores y hojas de la llanuradeja que adorne tu libre hogar