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miércoles, 12 de febrero de 2014

Poemario de Manuel del Cabral





MANUEL DEL CABRAL
(1907 – 1999)
Nació Manuel del Cabral en Santiago de los Caballeros. Estudió derecho en la Universidad de Santo Domingo, pero no fue predilección de él esta carrera, sino de su padre, a quien le dedica una "carta poética", reminiscencia de la de Ovidio, en donde le explica su verdadera vocación, la literaria.
De muy joven comenzó su trabajo diplomático en la de su país en New York. Desempeñó el mismo papel en Colombia, Perú, Panamá, Chile y Argentina. Durante estos viajes y estadías pudo entablar contacto con los poetas hispanoamericanos más representativos del momento.
Abordó, en su poesía, una temática pluralística, pues toca tanto el tema político, como el amoroso, el social, el cultural e, incluso, el metafísico. El tema del negro o mulato en las Antillas es el tema recurrente por antonomasia, equiparándose a Nicolás Guillén y Luis Palés Matos.
Sus obras poéticas más destacadas son: Trópico negro, 1942; Compadre Mon, 1943; Los huéspedes secretos, 1950; La isla ofendida, 1965; y Sexo no solitario, 1970. También fue dramaturgo y narrador, pues escribió una novela y varios cuentos. Pero hoy se le reconoce sobre todo por su poesía. Recibió varios reconocimientos, entre los que destaca el premio Nacional de Literatura, otorgado en 1992.
Manuel del Cabral falleció recientemente en santo Domingo, el 14 de mayo de 1999.
  
Su Obra:


Pilón, cantos del terruño y otros poemas (1931), Color de agua (1932), Doce poemas negros 1935), Poemas (1936), Ocho gritos (1937), Biografía de un silencio (1941),Compadre Mon (1943), Chinchina busca el tiempo (1945), De este lado del mar (1949), Antología tierra 1930-1949 (1949), Veinte cuentos (1951), Sexo y alma (1956),Treinta parábolas (1956), Dos cantos continentales y unos temas eternos (1956), Antología clave 1930-1956 (1957), Pedrada planetaria (1958), Catorce mudos de amor(1962), Jostoria de mi voz (1964), La isla ofendida (1965), Los relámpagos lentos (1966), Los antitiempos (1967), El escupido (1970), El presidente negro (1973), Poemas de amor y sexo (1974), Obra poética completa (1976), La carabina piensa (1976), Cuentos (1976), Palabra (1977), El jefe y otros cuentos (1979), Diez poetas dominicanos: tres poetas vivos y siete desenterrados (1980), Cuentos cortos con pantalones largos (1981), Cédula del mar (1982), Antología tres (1987), La espada metafísica (1990).



  
[Carta a] Compadre Mon
Tanto he pisado esta tierra,
que es ella la que anda ya.
Compadre Mon.


 Por una de tus venas me iré Cibao adentro.
Y lo sabrá el barbero, aquel que los domingos

te podaba las barbas
como quien poda un árbol de la patria.


Y también Domitila lo sabrá, Domitila
que mientras comadreaba tenía entre las manos
unos duendes que hacían pan sabroso hasta el lodo.

Y hablo de Domitila, porque sin esa cosa...

quizá ni tu revólver fuera un poco de pueblo. 
Porque ella fue tu risa, fue tu pan y tu catre. 
¿Qué hubiera sido entonces de esas cosas humildes 
que tocaron tus manos, tu calor, tus pisadas?


Tu caballo 
hubiera sido siempre una bestia cualquiera. 
Tal vez sin estas cosas los muchachos con sueño 
ya hubieran enterrado tu pistola, tu espuela; 
todo lo que en tu cuerpo y en tu aire 
es la tierra que quiso no quedarse dormida.

Porque tú, que no fuiste nunca niño de escuela, 
a la escuela te llevan en la boca los niños.


Es que no quiero hablar de tus cosas mayores, 
ni aún de aquella extraña madrugada en que diste 
órdenes a un soldado 
para que repicara las campanas 
por tu llegada al pueblo.

No. 

No quiero hablar ahora de tus cosas de todos. 
De lo que quiero ahora 
es hablar del remiendo que te hacía la tía 
en aquellos no aún gloriosos pantalones. 
Hablo de la ternura con que tú ya besabas 
sus manos costureras, cuando aún tus bolsillos 
se cargaban de piedras para romper faroles. 

La gente que te vio tan pequeñito 
no pensó que la tierra se iba a poner tan grande...

Ahora, 
cualquiera cosa tuya huele a patria. 
Hasta Tico, el lechero 
que llega con un poco de leche en su sonrisa, 
y me dice: 

aquí, Manuel, estuvo Mon un día, 
¡que no rompan la silla donde lo vi sentado, 
arrimao a esta puerta!

Ya ves, Compadre Mon, 
no puedo hablarte ya de cosas grandes; 
tu pistola, tus barbas, tu caballo, 

tu nombre, 
todo es pequeño junto a esta sonrisa. 
¡Cómo brilla tu historia en los dientes de Tico!

Qué grande estás, Compadre Mon en esas 
cosas pequeñas.







¡Por las ventanas de Tico yo me iré Mon adentro!
El maíz no lo sabe,
ni el trueno,
ni el agua.

Pero tú estás en el maíz del niño
que piensa crecer mucho y tener tu tamaño,
y tener un caballo como el tuyo
que entró en la historia a fuerza de ser patria.


El trueno no lo sabe,
pero tú estás en la garganta ronca
de los tambores que enronquecieron
de tanto hablar de ti..., de los rugidos
del paso de tu sangre.

El agua no lo sabe,
pero eres, el agua con un cuento...
tú le pusiste edad al agua de los hombres...
al agua que más duele, la pesada
¡que siempre llena venas, y con sed siempre el hombre!

Sin embargo, no quiero,
no quiero hablar, compadre Mon, de esas cosas visibles tuyas...

Yo prefiero decirte que Cachón, un muchacho
enclenque de mi pueblo,
estuvo muchos días y demasiadas noches,
torturándose,
fabricando,

puliendo unas estrofas, y luego, sin comer,
muchas veces,
iba a mi casa, casi asustado,
casi tartamudo, sorprendido,
y como quien comete su más sagrado crimen,
me decía: -Manuel, aquí tengo una cosa
que quiero que tú veas.

Pero nunca, nunca pude leerla,
porque temblaba para darme aquello...,
y volvía a su casacón aquello en secreto,
y volvía a pulir,
y a no dormir,
ni comer,
y volvía a hablar solo.


De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:
de aquel muchacho débil escribiendo tu nombre,
buscando entre tus barbas raíces de la tierra,
los árboles perdidos de la patria...

De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:
de aquel muchacho en huesos
que iba a la barbería
y diez veces le preguntaba al barbero
que cuánto le debía...
(Porque, Mon, es muy triste
no terminar un verso).


Aquel muchacho simple que perdió la memoria
y que yo le decía que comiera...
Aquella emoción pura que al nombrarte, parece
que se abría las venas para que se bebieran
hondo y tibio tu nombre.

Esto sí me parece que no deja que el tiempo
gaste hasta lo más simple de tu voz:
tu sonrisa.

Y a ti, Compadre Mon, que te encontré una tarde
haciendo el hoyo puro
del futuro cadáver de tu cuerpo
(porque nunca supiste que tu muerte
no cabe en ningún hoyo de la tierra).

Yo mismo que de niño te conocí en el aire
que respiraba el pueblo,
iba ya repartiéndome tu vida,
iba haciéndole un poco de mis cosas,
iba ya no dejándole morir...

Después el campamento se ocupó de tu nombre,
de tus cosas mayores.
Y era difícil ya, que como un hombre cualquiera,
te pegaras un tiro,
o te entregaras a menudencias,
a pequeñas manías;
porque hasta aquellas inútiles palabras a tu gato
tenían ya un sentido,
porque así son, Don Mon, todas las cosas
que pertenecen a lo que ya tiene
tamaño de destino...


Un simple canto de gallo que despierta
las cosas de la mañana,
toma de pronto la estatura de un siglo.
Si entre las cosas que se despiertan con su canto
se levanta un caballo con la historia en el lomo.


Te estoy diciendo esto, viejo Mon, ahora
en que hacer unos versos y ponerse a decirlos
es un peligro... tan grande
como ponerse a hacer la patria
con sables de madera de sándalo.

Porque nosotros, los que hacemos
estas cosas de sueño, no estamos preparados
para la fiesta del honor con precio...

Yo voy, a ratos, ciegos que tocan su instrumento
por unos cuantos cobres. Muchas veces,
después de sus canciones, voy a verme al espejo,
y miro bien mi cara para ver si es la mía...
Porque, a veces, cuando cantan los ciegos,
muchas cosas del cuerpo voy dejando
no sé a dónde...
Por eso,

pregunto por mi nombre cuando cantan los
ciegos.

Te estoy diciendo esto porque a veces
lo que nació en tu pecho lo tienes en la mano...
Te estoy diciendo esto, viejo Mon, porque a ratos,
hablas conmigo cosas que hablando no me dices.

He caminado mucho por los ríos
que vienen de tu cuerpo cuando a oscuras
te hicieron; y sé que cuando sangras
te salen por las venas los sueños más varones.
Es que desde hace tiempo,
tú contruyes la patria, destruyéndote.

 CARTA A MI PADRE
¿Qué más quieres de mí? ¿Qué otras cosas mejores?
Padre mío,
lo que me diste en carne te lo devuelvo en flores.

Estas cosas, comprende, ya no puedo callarte.
Yo, como el alfarero con su arcilla en la mano,
lo que me diste en barro te lo devuelvo en arte.
Creo ya, que ves claro, por qué levantar puedo
este lodo animal -espeso de pensar-.
¡Siempre habrá un alfarero con su sueño en los dedos!

Padre mío, ya ves,
el agua que me diste, venía de una oscura
profundidad de vida, pero como los ríos
primeros de la tierra, aquel goterón mío
se me llenó de altura...

Qué más quieres, no pudo
hacerse licenciado mi corazón desnudo.
Era mucho pedirle, padre mío, ¡no sabes
lo grave que es a veces
un hombre que en el pecho le entierran viva un ave!

Quizá, por eso, aquello
que me dieron horrible, preferí darlo bello.
Diáfano para el trino; para negocios, bruto,
este es el fruto:
con un poco de ti, y un poco del destino
que me puso en la mano
lo divino
con lo humano,
todo lo que en la carne hay de oscuro y perverso
te lo devuelvo en verso.

Qué más quiero, ¿mi herencia? Para qué, padre mío.
Por mi herida de hombre sale un niño cantando.
¡Lo que la tierra piensa, se hace voz en el río!

LETRA
Letra:
esqueleto de mi grito,
pongo mi corazón sobre tu muerte,
pongo mis más secretas cualidades de pétalo,
pongo...
la novia que he guardado entre el aire y mi cuerpo,
mi enfermedad de ángel con cuchillo,
mi caballero ausente cuando muerdo manzanas,
y el niño que hay en mí, el niño
que sale en cierto día, el día
en que la mano casi no trabaja,
el día en que sencillos
mis pies pisan los duendes que están en el rocío
haciendo el oro joven del domingo.

Todo lo pongo en ti,
y tu siempre lo mismo:
estatua de mis vientos,
ataúd de presencias invisibles,
letra inútil.

Todo,
todo lo pongo en ti, sobre tu muerte.

La letra no me entiende.

Sin embargo...

PALABRA
Palabra, ¿qué tu más quieres?
¿Qué más?

Vengo a buscar tu silencio,
el que a fuerza de esperar
se endurece... se hace estatua...
para hablar.

Ya ves, palabra, ya ves,
herida, tú, sin edad...

¿Qué hará contigo el soldado?

¿Qué harán los grillos? ¿Qué hará
en la punta de la espada

la eternidad?

lunes, 10 de febrero de 2014

Poemario de Juan Antonio Alix



(1833-1918)

Nació en Moca y se crió en la ciudad de Santiago. Hijo de Félix Alix y maría Magdalena Rodríguez. El más acabado tipo de poeta popular dominicano, emanado del Cibao, región donde el alma nacional conserva sus caracteres autóctonos y el habla del pueblo no ha perdido el sabor añejo del claro y sonoro idioma español en su modalidad andaluza. Las manifestaciones espontáneas de la vida criolla, reflejo de virtudes, vicios, inclinaciones pasionales, tristezas y alegrías, se tamizaban por su alma, y brotaban en la simple rima de la décima, forma poética con que de preferencia expresaba sus sentimientos el tipo salido del seno anónimo del pueblo. Con la vena en un incesante manar, el lenguaje rimado era la expresión natural de su espíritu jocundo, curioso, ligero, decidor y optimista, tocado siempre del amor y entusiasmo por las cosas nativas.

Su sentimiento no se aferraba a ninguna de las tendencias pasionales ocasionadas por lo cambiante de la vida social, sino que las iba siguiendo y captando conforme a la naturaleza anónima del alma popular de suyo sensible a ciertos aspectos de la existencia. Cuando usa el lenguaje inculto del campesino, casi el mismo de las masas de la ciudad, la versificación es más fluida y más certera la fijación de costumbres y maneras. Producto del medio, tan instintivo y sin artificio como el llano vivir corriente. Por esa correspondencia, es el primer poeta eminentemente social que ha tenido el pueblo dominicano. Por doquiera aparecía el decimero como flor silvestre, y sus producciones, según el grado de interés que despertaran, corrían de boca en boca, pasando de una región a otra.

Su extensión y efecto no paraba ahí. Aparte de originar un nuevo merengue que las cantaba en el jolgorio, la agudeza, moraleja, expresión picaresca o intencional, envuelta en el estribillo o en una estrofa, quedaba asentada en el espíritu, y se repetía, con ocasión de determinado motivo, como un dicho popular, con intención de refrán. Sobresalió entre todos los decimeros, sintetizando lo mejor que cada uno poseía, Juan Antonio Alix.

Su fecundidad no fue el resultado de una satisfacción espiritual o reclamo de un ideal, sino exigencia de la vida. El sustento de la familia era un poderoso incentivo para ejercitar la aptitud especial con que la naturaleza le dotara. Y la décima de la noche, al otro día se convertiría en el dinero que llenaba los huecos del hogar. Ya su juventud había pasado. En lo más florido de ella no tomó nunca en serio el rimar, sino que vivió siguiendo el grato curso de las cosas frívolas y alegres, poniendo en sus actos un constante matiza de buen humor. Dentro de esa moral, no había sino indiferente a las guerras libertadoras. En las luchas de la Independencia fue soldado, y en la Restauración, figurando entre los patriotas que se sublevaron en Guayubín y Santiago el mes de febrero del 63.

Pareció determinado a no deponer las armas, y junto con otros dominicanos buscó refugio en Haití. Se enteró bien de las costumbres de aquel pueblo, y además estuvo al tanto de las costumbres de aquel pueblo, y además estuvo al tanto de los preparativos para la formal guerra libertadora; pero días antes del golpe de Capotillo, repasó la frontera, se acogió a las garantías de las autoridades españolas, e hizo algo peor, que fue darles informes de los planes de sus compatriotas en Haití, por lo que los militares exóticos tomaron algunas precauciones con el fin de evitar el ataque de sorpresa. Alix en lo adelante no se pudo separar de los españoles, a los cuales siguió hasta verse en la ciudad de Santo Domingo, donde le encontró la Restauración de la República, a la que se adhirió, como otros compañeros.

Su juventud bulliciosa, vivida como quiera, en contraste con el motivo que le da valor social permanente, fue la que echó las bases del acervo de experiencia, conocimiento y amor de las cosas del medio. Había sido, por otro lado, sin estorbárselo su manera regocijada de entender el vivir, un famoso pendenciero, de mano fatídica en el juego de las armas, y sin entrañas, con el contrincante que errara el golpe mortal. Un abogado que pasó la mayor parte de su vida entre el ejercicio de la profesión y la judicatura, tenía en la manquedad de un brazo la señal de un sable manejado por Juan Antonio Alix.

Sus décimas satisficieron una necesidad del espíritu colectivo. Eran solicitadas por el pueblo, que las compraba no bien estaban en circulación. Las habladurías de la calle, el escándalo social de la hora, alguna amarga queja del público, el incidente burlesco hecho comidilla de los murmuradores que lo eran casi todos los vecinos de la población, la oportunidad de un desbordamiento de júbilo público, el triunfo o fracaso de una revolución, o acaso un fusilamiento, ejecutado de manera espectacular, constituían el material preferido para las décimas, tocadas siempre de un vivo color de actualidad y salpicadas de pimienta satírica, de que tanto gusta el pueblo, por ser uno de sus íntimos fermentos.

Lo que no podía o no sabía hacer el periódico, lo proporcionaba la décima. La sátira en el decimero popular por excelencia era una de las emanaciones del alma colectiva. En las poblaciones de alma propia, con su manera personal de entender y vivir la vida, se sucedían, casi regularmente, frases populares con tonalidad de refrán, en el sentido lato de la palabra, surgidas de lo anónimo, pero acogidas y usadas en todos los planos de la sociedad como el último dicho de moda y de color festivo. Cada dicho popular se extinguía con la aparición de otro que insensiblemente lo reemplazaba. Alguna vez llegaba de fuera, como sucedió con el dicho: no te vista que no va, traído a Santiago por el payaso de un circo que hizo pasar días de muchísimo contento por el primer decenio del siglo. Alix produjo una décima sobre esta frase, del mismo modo que lo había hecho y siguió haciendo con otras tomadas de estribillo.

El elemento típicamente haitiano, en relación con su lenguaje y costumbres, es oportuno consignar, fue un particular fermento que puso a manar la cuerda burlesca del poeta Alix, mostrando lo chistoso propio del contraste de lenguas e inclinaciones en individuos y pueblos como el nuestro y el haitiano. Décimas suyas de este género tienen todas soltura y gracejo.

En general, las décimas reflejaban una de las tonalidades del ser social, no salido del primitivo y elemental existir aldeano, exento de elevadas aspiraciones y diariamente ocupado en formar con el copioso excedente de sus energías los suaves canales por donde deslizar el tiempo. Hasta los analfabetos de las hacían leer para tomarlas de coro y recitarlas en habiendo oportunidad. Entre los papeles de familia guardados en el fondo del baúl no era raro encontrar una décima de Juan Antonio Alix. Consideradas desde el punto de vista de los motivos que las inspiraban, se pueden sacar de ellas cuadros de costumbres nacionales, de esas que desterradas ya de los centros urbanos, perduran en las aldeas aisladas del progreso. Se puede, además, formar un catálogo de palabras y frases populares, cifrada expresión de maneras en el vivir y estados de pensamiento. Hasta ahora se ha publicado un volumen de las décimas pero hay material para más. La edición es del año 1927 y tiene prólogo de José Ramón López. (1833-1917).





El follon de Yamasá.


Siento mucho relatar
lo que al fin relato hoy,
porque ya dirán que soy
amigo de exagerar;
Y el que me ha de murmurar
desde ahora ya sabrá,
que tres pitos se me da
que figuren que es un cuento
lo que pasó en el convento
del pueblo de Yamasá.

Pues un día de la Asunción
estando yo en Yamasá,
vino el cura de Boyá
a celebrar la función.
A mediado del sermón
hubo allí un pelotero
que hasta vino un tal Peguero
que es el jefe del lugar,
queriendo allí disparar
un trabuco naranjero.

Un haíto que por cierto
fue a gozar de la función
se largó allí un follón
que hedía a perro muerto;
yo no diré que es incierto
que estuve al perder el tino,
pues el follón tan dañino
de aquel ahíto infeliz
me picó en la nariz
como un ají montesino.

Del púlpito descendió
de cabeza el reverendo,
y al caer iba diciendo:
«¡Qué peo se han tirado, fo!»
Y al sacristán que le dio
esa brisa tan impura,
dijo «¡fo, y es de asadura,
aquí no lo aguanto yo!»;
y en seguida se tiró
de cabeza tras del cura.

Como el campanero es ciego
al oír la corredera,
sin averiguar siquiera
comenzó a tocar a fuego.
Salió el cura sin sosiego
con la frente en un chichón
gritando más que un lechón
y preguntando igualmente:
«¿Quién ha sido el indecente
que se largó ese follón?»

A una vieja de la Jagua
le tumbaron el pañuelo,
y se vio caer al suelo
una peineta de yagua;
dejaron allí una enagua
por el maldito follino,
que, por tener palomino,
nadie la quiso tocar;
al Alcalde del lugar
le aplastaron el gallino (bombo).

Según la opinión del cura
y del sacristán también,
el follón fue de lerén
de mondongo, o de asadura.
Pronto irá a la sepultura
quien soltó ese marrano,
pues si no se hallaba sano
ese maldito cochino,
no debió en lugar divino
follonear así al cristiano.

Después que aquello pasó
y que fue calmado todo,
dijo el cura del mal modo:
«¡Ese follón me mató!
Pero ahora quiero yo,
en bien de la religión
echarle la excomunión
si no declara al momento,
el que vino a este convento
a largarse ese follón.»

Salió un viejo setentón
hinchado y descolorido,
y al cura dijo: «yo he sido
el que me tiré el follón.
No fue esa mi intención
le digo, Padre bendito,
sepa usted que estoy agito
y creo que no tengo cura,
calcule que es de asadura
que comí cuando chiquito».

El sacristán dijo al cura
saltando y con alegría:
«Mi amo, ¿no le decía
que el follón fue de asadura?»
«Tú tienes razón criatura
son buenas tus condiciones,
rogaré en mis oraciones
al Divino Sacramento,
que no salgas del convento

para que huelas follones.






AL PUBLICO



Lo que ha pasado en ¡a Otra Banda del
Yaque el día 7 del presente mes.
Ya que el público lo manda
Diremos por la presente,
Que el día siete del corriente
Por la noche, en Otra Banda
De pilluelos una tanda
Y de armamento provista,
Después de pasar revista
A siete chivos robados,
Dieron muerte los malvados
Al pedáneo Juan Batista.

Los pillos un burro prieto
Listo de un todo ‘llevaron,
Y de carne lo cargaron
Sin desollar por completo.
Batista, bello sujeto,
Y Alcalde de la Sección,
Por cumplir su obligación
Y sus bienes defender,
Vino el pobre a perecer
A las manos de un ladrón.

Dicen que fué acompañado
De dos o tres compañeros,
Que se mandaron ligeros
Cuando Juanico ha goteado.
Y que un joven buen soldado
Lelo Marte, el muy valiente,
Quien venció a los bandidos,
Dejó allí a dos heridos
Y un prisionero igualmente.

Según cuentan los vecinos
De Otra Banda y más lugares,
Dizque pasan de millares
Los chivos y los cochinos,
Y ovejos, que esos dañinos
Por todas partes cogían,
Y los cueros no vendían
En bruto los malhechores,
Pues, como son curtidores,
Ellos mismos los curtían.

También suelen declarar
Vecinos de Rafael,
Que en todo el lugar aquel
No se oye un chivo berrear,
Ni un ovejito balar
Ni otras clases de animales,
Porque los pilluelos tales
Haciendo de carne líos,
Han dejado allí vacíos
Los chiqueros y corrales.

Hoy se encuentra en el Juzgado
De Instrucción el burro prieto,
El que vino bien repleto
De chivos muertos cargado,
Con el cuero aún pegado;
Pues dicen que los chiveros
Por querer andar ligeros
Nada más los degollaban,
Y el mondongo lo dejaban
En los mismos mataderos.

Del pueblo la mayoría
Deseaba que los malvados
Fueran todos fusilados,
Que de ejemplo serviría.
Y la Autoridad quería
Al público complacer,
Pero que por atender
A unos cuantos consejeros,
Hoy se encuentran los chiveros
De la Justicia en poder.

Esta corta relación
Con gusto he publicado,
Porque me lo ha suplicado
Entera esta población.
Para con más atención
Que obren los tribunales,
Y se empeñen los fiscales
En emplear más energía,
Para darle garantía
A la crianza de animales.

Santiago, Agosto 10 de 1903




AL GOBIERNO PROVISIONAL 



DE LA REPUBLICA SANTIAGO

Como cantor nacional
Yo no puedo prescindir,
De marchar o de seguir
A La opinión ‘general.
Por eso es muy natural
Cantar lo que ella desea:
Que para evitar pelea
O no más guerra civil,
Le diga a Alejandro Gil:
Afloja la jicotea.

De Alejandro siempre he sido
Amigo particular,
Y no lo puedo negar
Que le estoy agradecido;
Y como amigo querido
Este amigo le desea,
Que en salvamento se vea;
Y si de cerca le viera
Lo abrazaría y le dijera:
Afloja la jicotea.

Si el País entero ya
Desconoce tu poder,
No hagas la sangre correr
Que hasta Dios se enojará.
Vete, que tú volverás
Cuando en paz todo se vea.
A tu Patria que desea
Que no haya más bancarrota;
Conque, si eres buen patriota:
Afloja la jicotea.

Cantando estoy como un grillo
Sin a nadie maltratar,
Sin subir ni arrempujar
A partido ni a caudillo.
Ni canto por darle brillo
Ni al Jesús de Galilea,
Canto con la buena idea,
De lo que mejor conviene,
Y decirle al que la tiene:
Afloja la jicotea.

A ninguno adularé
Con atronadores vivas,
Y ni con flores ni olivas
A nadie coronaré.
A la paz le cantare
Y a la Unión que hoy campea;
Esa es toda mi tarea,
Evitar guerra civil,
Diciéndole a Woss y Gil:
Afloja la jicotea.

El País por el momento
Poco a poco se fusiona,
Sin distinción de persona
Y sin apasionamiento.
No ha habido atropellamiento
Ni quien arriba se crea,
De la discordia la tea,
Ya no hay ni quien la nombre;
Conque Gil, si eres buen hombre:
Afloja la jicotea.

En la más completa unión
Se encuentran greñudo y bolo:
Formando un partido solo
Como hermanitos que son.
No ha habido una discusión
Ni una palabrita fea,
Pues si lo que se desea
Es en paz todos vivir,
Gil, si te quieres lucir,
Afloja la jicotea.

Formando un solo partido
Se encuentra todo el Cibao,
Desde Masacre al Bonao
Como ya es bien sabido.
El Este y Sur se han unido
Al Cibao con esa idea,
Y como la unión florea,
Con placer y gusto mil,
Amigo Alejandro Gil:
Afloja la jicotea.

De todo corazón te desea un feliz
viaje, tu siempre amigo,
Juan Antonio Alix.
Santiago, 2 de Noviembre de 1903.



LAS JUNTAS DE FOMENTO


Establecidas por el progresista Don
Eugenio Descham ps, Vicepresidente y
Delegado del Gobierno en el Ciba
o

Para dar conocimiento
Al público en general,
De lo que el Gobierno actual
Practica por el momento,
Como asuntos de fomento,
De riqueza y bienestar,
Debo de manifestar
Que si el Gobierno consigue
Lo que con afán persigue
El país se ha de salvar.

Sabido es, que el habitante
Del campo, que trae su fruto,
Como gato entre macuto
Se lo endosa al comerciante;
Y al momento el negociante,
Ya sea por ambición
O por la mala intención
De trancar a un tercero,
Se lo compra al cosechero,
Sea cual sea su condición.

Por eso más criminal
Es sin duda el comerciante,
Que el gitanillo habitante
Y mucho más ilegal;
Pues si el cosechero tal,
Convencido ya estuviera
Que su fruto no vendiera
En pésima condición,
Jamás a la población,
Ni de chepa lo trajera.

Pero como saben bien
Que si ellos traen basura
El comerciante se apura
En comprarla en su almacén,
Eso yo lo haría también
Si yo fuera cosechero,
Pues de casa el basurero
Al comercio le trajera
Aunque así después se hundiera
Enviándolo al extranjero.

El Gobierno superior
No tiene más ideales,
Que a los frutos nacionales
Darle crédito y valor.
Para que en el exterior
Sean siempre solicitados,
Y no tan desmeritados,
Como están a la sazón
Por su mala condición
Y tan mal clasificados.

En todo el Departamento
Del Cibao están nombradas
Por Deschamps e instaladas
Varias Juntas de Fomento.
Para darle crecimiento
De una manera segura,
A comercio, agricultura,
Y a otras cosas igualmente,
Para que el País realmente
Se coloque en grande altura.

El Gobierno ha concedido
Sin pérdida de momento,
A las Juntas de Fomento
Cuanto ellas han pedido,
Y en todo está decidido
Dichas Juntas a apoyar,
Y hacerlas bien respetar
Con la mayor energía,
Porque es la única vía
De la cosa organizar.

Ya con esto es suficiente
Para que el agricultor,
Y todo especulador
Estén lo más al corriente,
Que el Gobierno no consiente
Que salga de la Nación,
Sea cual sea la producción,
Si no está bien comprobada,
Y bastante examinada
Su exquisita condición.

Así todo agricultor
Como todo comerciante,
Ya sabrán que en lo adelante
El Gobierno superior
Castigará con rigor,
Con multas y con prisión,
Al que tenga la ocasión
De comprar o de vender
Frutos de poco valer
Y de mala condición.

Lo que pretende el Gobierno
Con esa sabia medida,
Es sacar, pero en seguida,
Al País de tanto infierno,
Y de un padecer eterno,
Pues en los tiempos actuales
La miseria y tantos males
Que afligen a la Nación,
Es la mala condición
De los frutos nacionales.

Santiago, 14 de Octubre de 1903.



UN HIJO DESOBEDIENTE


Que fué a una fiesta en contra del
gusto de su padre
A mi amigo el Gral. Pedro M.
Espaillat. Santo Domingo.


Hoy también contar me toca
Otro caso parecido,
Al del hijo maldecido
En un campo allá de Moca.
Que por una cosa poca
O es decir, por un pollito,
Ese muchacho maldito
A su madre maltrató,
Y el diablo se lo llevó
Al infierno derechito.

Pues en Jacagua ha pasado
Otro caso cuasi igual,
Que lo contaré tal cual
Como a mí me lo han contado.
“Un padre de familia honrado
A un hijo le aconsejó
Y mucho le suplicó
Que no fuera a una fiesta,
Que esa noche había propuesta
En qué parte no sé yo”

Y el hijo sin más espera
Al padre así le contesta:
“Pues sí voy a la fiesta
Aunque el demonio no quiera,
Me voy de cualquier manera
Sin que nadie me sujete,
Y el primero que se mete
En privarme de mi gusto,
Cuatro balazos le ajusto
Como cinco y dos son siete”.

Otra vez le dijo el padre:
“Tú no vayas a la fiesta
Que en tu cama hago una apuesta
Que no hay perro que te ladre.
—Por la salud de mi madre
A esa fiesta sí que voy,
Porque listo ya lo estoy
Y el que me salga al encuentro
Del pecho en el mismo centro
Cuatro balazos le doy”.

El padre quedó abismado
Contemplando largo rato,
Aquel hijo tan ingrato
Desobediente y malcriado.
Y al fin, le dijo indignado:
“Hijo mío, jamás te hablo;
Pero yo espero en San Pablo
Y en el gran Poder Divino,
Que al marcharte, en el camino,
Ojalá te lleve el diablo”.

El hijo sin atender
A más nada se marchó,
Y al festín se dirigió
Lleno de gusto y placer;
Pero pronto pudo ver
Que salía de una emboscada
Un hombre de grande alzada
Con dos cuernos en la frente,
Y los ojos puramente
De fuego una llamarada.

El joven así que vió
Aquella infernal figura,
Con muy notable bravura
Al momento se cuadró
Y el revólver lo sacó,
Sin andar con pareceres;
Y al hombre dijo: ¡quién eres!
Si en el mundo andas penando,
De parte de Dios te mando
Que me digas lo que quieres”.

“Cállate esa boca, perro:
El fantasma contestó,
Que a arreglarte vengo yo
Con estas uñas de hierro.
Yo soy el diablo que encierro
A todo el que no me cuadre,
Y al perro que a mí me ladre
Como tú, que así me gruñas,
Le enseño con estas uñas
A respetar a su padre”.

De una vez entró con él
El demonio y lo tumbó,
Y las uñas le clavó
Con una fiereza cruel;
Que si no es por San Miguel
Que de encima se lo quita
De virtud con su varita,
El joven ya estuviera
Junto con aquella fiera
Que maltrató a su mamita.

E1 hijo, de tal manera
Llegó a su casa estropeado,
Con todo el cuerpo aruñado
Y la camisa por fuera,
Gritando al padre le abriera
La puerta sin dilación,
Para pedirle perdón,
Y el padre así que lo vió
Hincado, lo perdonó
Y le echó la bendición.

Viva la paz! Viva la unión! Y abajo
los cogedores de mangos bajitos! AlIé.
AlIé, a buscar qué hacer, y dejen al
País tranquilo.
Santiago, 6 de Octubre


EL 14 DE FEBRERO

CONTINUACION DE LAS DECIMAS

Unidos los santiagueros
Con un grupo de mocanos
Valientes como espartanos
Y rabudos espueleros,
A los bolos majaderos
Tanto el dado le cargaron
Que unos cuantos ni atinaron
A salir de la ciudad,
Pidiendo hospitalidad
Donde ocultos se quedaron.

Los bolos razón tenían
En temerle tanto al foete,
Porque ya en el mismo ojete
La rabiza la sentían.
Y mucho más cuando oían
“Que atájenlos por allá”,
¡“Que atráquenlos por acá”,
Y el fun fun de las abejas
Tan cerca de las orejas,
Que el más valiente se va.

¡Pero cuánto patriotismo!
¡ Oh valientes veteranos!
Estrechen aquí sus manos!
¡Qué heroísmo! ¡qué heroísmo!
Y cuánto valor: lo mismo
Les decían los camarones,
Pero a1 verlos en pelotones
Huyendo que se mataban,
Indignados les voceaban:
¡Qué pelones, qué pelones!

No se hallaron en la acción
Varios bolos generales
Por temor que en los panales
Les picara un abejón.
Fuera de la población
Quedarse allá resolvieron
Pero que cuando sintieron
El bajo de la tollina,
Pues, al que le dan camina,
En sus jacos se tendieron.

Entre ambos que lucharon,
Con seguridad se cuenta,
Que han pasado de sesenta
Las bajas que resultaron.
Los ‘bolos aquí dejaron
Muertos y algunos heridos
Los que fueron recogidos
Por la Cruz Roja bendita
Que con piedad inaudita
Fueron todos socorridos.

Después de la gran tollina
A los pájaros sin rabo
En los Cerros de Gurabo
Les dieron otra propina.
Teniendo aquella colina
Fuertemente atrincherada
En donde no hicieron nada
Trescientos que allí se hallaron,
Porque todos se panquearon
Para Cuesta Colorada.

Al salir de propartida
De los Cerros los zancudos
Continuaron los rabudos
Dándoles la despedida.
Y en la Cuesta referida
El derrote fué tan cruel,
Que echando cuasi la hiel
Por la boca, de cansados,
Llegaron desgaritados
A Llanos de Rafael.

Así pues, que no valieron
Las misas a San Antonio,
Ni los brujos del demonio,
Ni los judú que se dieron.
Ni mil promesas que hicieron
Porque todo fué pamplina;
La Providencia Divina
Como ella está con Morales
En vano son los cordiales
Y los caldos de gallina.

Y a quien Dios le da la jicotea que
se la bendiga San JUAN A. ALIX.
Amén Jesus.
Santiago, Mayo de 1904.

VIVA LA PAZ


La República Dominicana se encuentra
por el momento en plena paz y tranqui-
lidad. ¡ Loado sea Dios!


DEDICATORIA:
Al ilustre Caballero Mr. Tomás Cleve-
land, Ministro Americano cerca del Go-
bierno Dominicano, residente en la Ca -
pital de nuestra República. El señor
Cleveland ha sido bien obsequiado en
todas las Comarcas del Cibao que ha
visitado; que para bien sea.


Con toda satisfacción
Damos hoy publicidad
Que ya la tranquilidad
Reina en toda la Nación;
Pues la cruel revolución
Ha bajado su estandarte
En ese mismo baluarte
que de cuna le sirvió;
Y la paz enarboló
El suyo por toda parte.

Los dos Jefes principales
De la tal revolución,
Viendo ya con atención
Las consecuencias fatales
De esas luchas criminales,
Con el Gobierno pactaron,
Y fielmente celebraron
El Demetrio y Desiderio,
Un pacto bastante serio
Que en Montecristy firmaron.

La Provincia de La Vega
Se encuentra toda de gala,
Porque Perico Lasala
Tampoco quiere más brega;
Haciendo su gente entrega
De sus armas principales;
Inclusos los generales
Pimentel y otros varios,
Los que ya no son contrarios
Del Gobierno de Morales.

Y hay quien diga con afán
Que ya Perico Lasala,
Jamás tirará una bala
Por su compadre don Juan
El araña capitán,
Que después que le ofreció
La ínsula, se embarcó
A gozar a Puerto Rico,
Y al infeliz del Perico
En la estaca lo dejó. (1).
Por lo dicho se verá
Que ya todo está tranquilo,
-------------
(1) El refrán que dice: “quedó como
perico en la estaca”
.
Y por ese mismo estilo
Mucho tiempo lo estará.
Aunque nunca faltará
Algún hijuelo de perra,
Que desee otra vez la guerra;
Pero si cualquiera abusa,
Ya encontrará su tusa
Con los blancos de otra tierra.
Pues, ¿quién es el que no sabe
Que el Gobierno yanqui ha sido

Quien más ha contribuido
A que la guerra se acabe?
Y que esa gloria le cabe
A los norte-americanos,
Que alzadas tienen las manos
Para aplastar a cualquiera,
Que intente encender la hoguera
Entre los dominicanos.

Toda nación europea
Y los norte-americanos,
Entre los dominicanos
No consienten más pelea.
Que cual gobierno que sea
Ellos lo han de proteger
Y por la fuerza han de hacer
Que no se altere la paz,
Como remedio eficaz
Para el País florecer.

Ya un Ministro americano
Reside en la Capital,
Y lo que es el litoral
Del País dominicano
Nunca faltará a la mano
Muy grandes buques de guerra,
Que echarán gentes a tierra
Por millones si se ofrece;
Y el que se mueve, perece,
Y que de una vez se entierra.

El pueblo dominicano
Será siempre independiente,
Como promete fielmente
El coloso americano;
Y no habrá poder humano
Que le toque en realidad,
Viviendo en tranquilidad
En paz, en buena armonía,
Pero, si es en anarquía,
Perderá su libertad.

Así es que desgraciado
Del que ahora se menea,
Que prontamente gotea
Y es de una vez sepultado.
Morales está apoyado
Y su Gobierno igualmente,
Con buques, dinero y gente,
y ya con revolución
Lo que es en nuestra Nación
No se tumba presidente.

Eso es bueno con batata, como dice
un refrán.
Santiago, 11 de Julio de 1904



LA OREJA DE ÑICO EL LOCO


A mi amigo Octaviano Estrella Ciudad.
El Pobre de Ñico el loco
Es un infeliz idiota,
Que solamente se bota
Cuando lo cuquean un poco.
Ni le hace daño tampoco
A nadie ese desgraciado;
Pero como es alocado,
Donde la noche le coge,
En el suelo se recoge
Y allí duerme engurruñado.

Esa infeliz criatura
Cuando no está embriagado,
Se ocupa de hacer mandado
Y adquiere su valedura;
En la plaza de verdura
Allí gana sus cuartillas,
Cargando mesas y sillas,
Cajones y otras frioleras,
A unas cuantas canasteras
Que venden en las casillas.

Pues a ese desdichado
Sin dar motivos de queja,
Le mocharon una oreja
Sin duda agún condenado,
Que viéndolo allí acostado
Durmiendo en una cazada
La oreja le fué cortada
Por algún ser inhumano,
Que rio tiene de cristiano
Ni siquiera una pulgada.

El maldito criminal
Que a Ñico lo ha señalado
Dicen que mocho y bocado
Le puso como señal,
Como de crianza animal;
Y aunque no es de juicio sano,
El Ñico no es un marrano;
Es hijo de Dios lo mismo,
Por el agua del bautismo
Que tiene como cristiano.

El que cometió por cierto
Ese crimen tan horrendo,
Que se vaya previniendo
Con Dios que vive despierto,
Con su tribunal abierto
Y su ley siempre pareja:
Y como ese Dios no deja
Sin testigo al delincuente,
Que tengan eso presente
Los corta dores de oreja.

Estas coplas las publico
Para que el mundo lo sepa,
Que aquí se vive de chepa
Tanto el pobre como el rico.
Porque cuando el pobre Ñico
Que no debe culpas viejas,
Lo han dejado sin orejas
Si a esta tierra viene el Papa,
Como ya nadie se escapa
Le arrancan hasta las cejas.

Avenuncío, satanás!; toma la cruz,
perro mataluz! y líbrenos Dios de tanta
vagabundería. Sí, señor!
Santiago, 11 de Junio de 1904.



LOS NIÑITOS


Que se oían gritando en noches pasadas
en la Iglesia de Nuestra Señora de la
Altagracia.

El caso que resultó
En la Iglesia de Altagracia,
Aunque falto soy de gracia
A contarlo vengo yo.
Tal cual como lo contó
De aquel templo una vecina,
Que se halló en la fajina,
Dizque de unos niñitos
Trancados y dando gritos
En esa mansión divina.

Los niños dizque decían
¡Ay mamá! ¡ay mamá!...
¡Ay papá! ¡ay papá!...
Y a carcajadas reían.
Pero tanta bulla hacían
Que la policía corrió,
Y el vecindario acudió
Lleno de miedo profundo;
Y así fué que todo el mundo
Por allí se alborotó.

Unos cuantos que miraban
Por el abra de una puerta.
Decian como cosa cierta
Que en el coro se encontraban.
Unos niños que cantaban
En fila todos parados;
Y a otros veían sentados
Desnuditos en los bancos;
Y que todos eran blancos
Con gorritos colorados.

El sacristán de la Ermita.
Que se apareció en chancleta.
Armado de una escopeta
Y de un revólver marmita.
Para cantar el rosario
Por aquellos angelitos
Que de los cielos benditos
Bajaron a aquel santuario.

“Que salga una comisión
dijo allí un mequetrefe—
Para darle parte al Jefe
De esta sagrada mansión”.
Tocó allí una campanita
Así fue, sin dilación,
Y reunió al vecindario
El cura al momento vino,
Y al abrir con mucho tino
De la Sacristía la puerta,
Salió a carrera abierta
Huyendo un perro barcino.

Es todo cuanto ha pasado
En la Parroquia Altagracia,
Que no ha sido una desgracia
Como ya se ha propagado;
Un pobre perro trancado
En la iglesia dando gritos;
Eran pues los angelitos
Que ¡ay mamá! dlzque decían,
Y que también los veían
Con gorros y desnuditos.

Lo que sí es cosa cierta,
Y se puede asegurar,
Que no pueden ya dejar
Iglesia ninguna abierta.
Ya es preciso andar alerta
Con los brujos hoy en día,
Pues toda esa ratería
En las iglesias divinas,
Son los brujos y adivinas
Para arreglar brujería.

Y es cierto que al Padre Armando
Le han robado del altar,
Un vaso que suele usar
Cuando él está consagrando
Y Luis Pérez predicando
Se ha quejado ya con pena.
Que alguna persona buena,
Creyendo hacerle un favor
Entró a la Iglesia Mayor
Y le robó su patena.

Los brujos y las adivinas están de
plácemes! No hay quien les llegue al
cuero.
Así memo, así!
Santiago, Octubre 19 de 1904.



LAMENTACIONES


De una dicha de 35 carnavales que está
por casarse que no ve.
A la juventud universal, porque en
todas partes se cuecen habas.
Caramba! quiero casarme,
Aunque mi mamá lo sienta;
Porque paso de los treinta
Y yo no quiero quedarme;
Yo estoy ya por colocarme
Pero de cualquier manera,
Sin andar con más espera
Ni más vuelta al pensamiento;
Yo estoy ya por casamiento
Y me caso con cualquiera.

Cansada estoy de esperar
Y me moriré de vieja,
Esperando esta pareja
Con quien me quieren casar,
Que del cielo ha de bajar;
Blanco, noble y millonario,
De un talento extraordinario,
Buen mozo, muy elegante
Que toque el piano, y que cante
Más bonito que un canario.

Mi mamá culpa ha tenido
Que llegara yo a esta edad,
Sin esa felicidad
De tener un buen marido;
Porque a ella le ha cogido
Con que debo ser casada,
Con ministro o embajada,
De Alemania o Inglaterra;
Cuando aquí en nuestra tierra
No valemos cuasi nada.

Envidia me causa ver
Miles mujeres casadas,
Que están muy bien colocadas
Por no ponerse a escoger;
Pues el mucho pretender
Y ese orgullo mal fundado,
No da ningún resultado;
Pero ni luce ni cabe,
Donde todo el mundo sabe
Del pie que uno ha cojeado.

Mi mamá siempre se pone
Con miles de sacaliñas,
Cuando de cacas y tiñas
Este mundo se compone;
El que a eso se dispone
Se olvida de ciertas cosas,
Que no son ni tan honrosas
Para que anden repingando
Y narices aventando
Como las vacas rabiosas.

Y mi mama en otra era
Nunca frecuentó un salón
Que mereciera atención
Y ni mirarlo siquiera;
Pero hoy que en la primera
De verse tanto se alegra
Le sopla su bola negra
A tantos jóvenes buenos,
Porque dízque tiene a menos
De que la tengan por suegra.

Yo me muero por bailar
Y mi mama no me deja,
Por no haber noble pareja
Con quien pueda yo danzar.
La Juventud del lugar
No puede ser más decente,
Más culta y más complaciente,
Y a mi mama le ha cogido,
Con que el mundo está perdido
Y en los bailes comen gente.

No quiere que tenga amores,
Ni quiere que al Parque vaya,
Porque no falta canalla
Entre los visitadores.
Ni por los alrededores
De casa pisa varón
Porque dizque todos son
Unas aves de rapiñas,
Que se llevan a las niñas
Como a paloma un gorrión.

Así es, que quiero casarme
Con el hombre que me cuadre,
Y no con el que mi madre
Por esposo quiera darme.
Pues yo no quiero quedarme
Como otras que están penando,
Que por estar esperando
Casarse con un Sultán,
Vistiendo santos están
Y en las iglesias cantando.

Para tanta esclavitud,
Seguro que me coloco,
Así sea con Ñico el loco,
Si no anda con prontitud
La piadosa juventud,
Pues cualquiera se condena
Viviendo con tanta pena
Y así tan mortificada,
Como una monja encerrada
Sin saber de cosa buena.

La probe! Ojalá encuentre un viejo
bobo que la saque de pena, así sea co-
mo el decímero.
Santiago, 29 de septiembre. 1904.



EL CHIVO MOTON


A los amigos Rodolfo Lithgow y
Enrique Pastoriza.
Ha llegado a la Estación
Del Ferrocarril Central,
Un chivo fenomenal
Que ha causado admiración.
Es un chivato motón
De larga barba poblado
Y entre patas bien pegado,
Un talego regular,
Con el que puede probar
Que nunca ha sido capado.

El chivo de referencia
A Montecristi llegó,
Y por la Aduana pasó
Con la mayor insolencia,
Pues sin pedirle licencia
Al jefe de aquel bufete,
Se ajustó por un boquete,
Pasó por la población,
Sin ninguna interrupción
Hasta verse en Navarrete.

Francamente ahí llegó
Monrado en varias carretas,
Con barriles y maletas
Que allí las depositó.
Más tarde se trasladó
Al tren de la vía Central,
Y con gran ceremonial
Tuvo en esta población,
La más bella recepción
Por la autoridad local.

Allí fué el Gobernador,
El Alcalde y el Fiscal.
Los Jueces del Tribunal,
Los de orden Superior;
También le cupo ese honor
Al Señor Juez de Instrucción,
Y de gente una porción
Lo mismo pasó en seguida,
A darle la bienvenida
Al caballero motón.

Mas después de celebrada
La recepción oficial,
Con un proceso verbal
La fiesta fué terminada.
Perú, que a la llegada.
De señor facultativo,
Que observó que dicho chivo
El vientre tenía inflamado
Al punto le fué aplicado
De emético un vomitivo.

Con ese medicamento
El motón se mejoró,
Porque al instante arrojó
Mucha bilis y excremento,
Envuelto aquello en cemento
Romano, varios barriles
Y un sin fin de proyectiles
Explosivos, igualmente,
y revólver de patente,
Pero no arrojó fusiles.

Como el Laudo en Puerto Plata
Ha puesto los mangos altos,
Van los chivos dando saltos
En busca de mejor mata;
Donde no es preciso lata
Ni otros cuantos requisitos,
Sino seguir derechitos
Y entrar por aquel boquete,
Por donde el chivo se mete
A coger mangos bajitos.

Y la Impruven (1) ¿qué dirá
Del motón y su regalo?
Dirá que por ese palo
Nunca se le pagará;
Pues si todo el mundo va
En busca de los totones,
Ya vendrán otros motones
Buscando el mismo boquete,
Y pasar a Navarrete
Francamente en carretones.

Santiago, 7 de Noviembre de 1904.


LOS MANGOS BAJITOS


Al simpático y popularísimo "Listín Diario",
el periódico más interesante y de más circulación
que ha tenido el País.
Vamos a ver lo que dice don Martín Garata.


Dice don Martin Garata,
Persona de alto rango,
Que le gusta mucho el mango
Porque es una fruta grata.
Pero treparse en la mata
Y verse en los cogollitos,
Y en aprietos infinitos...
Como eso es tan peligroso,
El encuentra más sabroso
Coger los mangos bajitos.

Don Martín dice también
Que le gusta la castaña,
Pero cuando mano extraña
La saca de la sartén,
Y que se la pelen bien
Con todos los requisitos;
Pero arderse los deditos
Metiéndolos en la flama.
Eso sí que no se llama
Coger Los mangos bajitos.

Por eso la suerte ingrata
De la Patria no mejora
Porque muchos son ahora
Como don Martín Garata,
Que quieren meterse en plata
Ganando cuartos mansitos
Con monopolios bonitos,
Con chivos o contrabando,
O así, de cuenta de mando,
Coger los mangos bajitos.

Cuando hay revolución
Maña es la más antigua,
Despachar a la manigua
De brutos a una porción.
Que al mandarlos algún don
Ya se marchan derechitos,
Y los dones quietecitos
Cada cual queda en su casa.
Para cuando todo pasa,
Coger los mangos bajitos.

Cuando el toro está plantado
Se verán miles toreros,
Allí en los burladeros
Con el pitirrio apretado.
Cuando el toro otro ha matado
Al punto salen toditos,
Echando vivas a gritos
Y a empuñar buenos empleos,
Que son todos sus deseos
Coger los mangos bajitos.

Dejen ya la maña vieja
De mandar al monte gente
Para tumbar presidente
Sin dar motivos de queja;
Que la prudencia aconseja,
Que vivamos tranquilitos,
Como buenos hermanitos,
Que mucha sangre ha costado
Y la ruina del Estado
Coger los mangos bajitos.

Y que vean lo que ha costado
La tumba de dos poderes,
Que han muerto miles de seres
Que la tierra se ha tragado.
Cuántas viudas no han quedado,
Y huérfanos infinitos!
Cuántas miserias y gritos!
Y cuánta sangre correr!...
Por unos cuantos querer
Coger los mangos bajitos.

Ahora lo que han de hacer
Echarlo todo al olvido,
Y al Presidente elegido
Ayudarlo a sostener.
Y evitar que vuelva a haber
Más viudas y huerfanitos,
Más crímenes y delitos,
Y lárguense a trabajar,
Los que quieren,
SIN SUDAR,
Coger los mangos bajitos.

Viva la paz! Viva la Unión!
Y abajo los cogedores de mangos bajitos!
Allé, Allé, a buscar qué hacer,
Y dejen al país tranquilo!


EL PLEITO DE PONTEZUELA

Ocurrido en dicho lugar en la
noche del día de Santa Rosa
El día de Santa Rosa
Gran pleito en la Pontezuela,
Dos muertos y dos heridos
Quedaron en la refriega.
En casa de un tal Silverio
Hubo una gran diversión,
La que fué sin dilación
Convertida en cementerio.
Pues ya se dice de serio
Que por una simple cosa,
En esa fiesta azarosa
Quedaron allí tendidos
Dos muertos y dos heridos
En el día de Santa Rosa.

Todo fué por cuatro reales
De juego en una partida,
Que allí se quitó la vida
Aquel par de irracionales.
Y más de cien criminales
Al ver el apaga vela,
Se prendieron en candela
Con los revólver, to, to, to!...
Y la fiesta se volvió
Gran pleito en la Pontezuela.

También hay que declarar
Que en medio del tiroteo,
Hubo grito y pataleo
De mujeres con el mar;
Y caballos relinchar
Se oían, despavoridos,
Y de perros los aullidos,
Las gallinas cacareando,
Y las familias gritando
Dos muertos y dos heridos.

Y los dos que parecieron
Por un castigo de Dios,
José Rodríguez, los dos
El mismo nombre tuvieron.
Y José los que salieron
Heridos en esa brega;
Así es que nadie niega
Lo que muy claro se ve,
De que allí cuatro José
Quedaron en la refriega
.
Muertos:
José Rodríguez Rosario,
José Rodríguez Rosario.
(Primos hermanos y amigos).
Heridos:
José Fernández,
José Eugenio Blanco.
Aprieta, Colasa! qué tal?
Santiago, 4 de Setiem

sábado, 8 de febrero de 2014

Poemario de Miguel Antonio Jimenez







Miguel Antonio Jiménez, poeta, conferencista y ensayista. Nació en Hato Mayor, República Dominicana en el 1955. Es Licenciado en Educaciónmención Filosofía y Letras,                                          con una maestría en Literatura.
 Ejerce como profesor de Lengua y Literatura y es en la actualidad director del Taller Literario César Vallejo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Pertenece en su país a la denominada Generación de los Ochenta.

Textos suyos figuran en varias antologías entre las que se destacan La Enciclopedia Dominicana (1994) y El Diccionario Enciclopédico Dominicano (1988). Ha publicado los siguientes libros: Temblor de pasos (1995), Amante del amor (1999), Al filo del agua (2000), y el libro de ensayos sobre Literatura Francesa titulado El laberinto terrestre (2003). 

DE “AL FILO DEL AGUA”

XI

Aleteando en el hilo de la sangre
sin resignarse un solo instante a lo eterno
inmerso en el deseo alarga el tiempo
la noche acuchillada por la sed
imán de flor estremecida al ansia
agarrado a su estrella sueña el alba
el dolor de la nada ahondada al beso
el sol blande en su llama
la pasión de los sueños

rueda, una gota de vinagre en tu sed
y en una luz fugaz hiere la vida
el mundo que se ahonda en tu interior
fugitiva de ensueños es tu voz en la nada
sella su honda herida luz de angustia

agoniza la luz sobre la faz de Cristo
subsuelo amado revuelto en la ternura
de tu sangre en el revés del río
fugitivo el fuego venga en tu voz
el instante que fluye de la huida
en el quebrado espejo de tu ser

balanza el equilibrio cuajado de horizontes
siendo del alba su puerto en el hueso de la luz
rueda por su sangre el mundo en la nada del no ser
tiende la sílaba a desnudar la muerte
ardiendo el corazón sobre la tierra
en tu rostro otro paisaje dibujaba el infinito
cede el alma al perfecto mar del sueño

donde beben los tiempos laberintos de sed
invalida el futuro el emblema del ser
gangrenado el planeta emigra en pus
llagas sangran miércoles de ceniza

posee el sentido el ser de su desgarro
sucumbe el pez a la daga del sueño
respira en otra luz su sensitiva escama
los ladrones del tiempo explican tu nostalgia

obsesión del espíritu ante la página
se vuelca el día en la selva de un hacha
derramado en la forma tu conciencia
luz de flor en la huida el sueño toca
el siglo que apuñala un cielo arriba.

XIV

Una mirada que describe el mundo
donde el deseo es imagen y la memoria es vida
en la indetenible rueda del tiempo



y el tiempo regresa en la acción de la luz
percibiendo el rumor del universo en tus oídos
en un retorno eterno que renueva la vida
y conjuga el ser en su libro infinito
un mundo dentro de tu mundo

va cantando en la fuga que la arcilla moldea
y un símbolo de sueño imagina tu voz
abanico posible de existencia y creación

cifra regresiva del vital movimiento
en el maleable barro de los nueve círculos
donde la historia muestra su fórmula convulsa
allí diviso la montaña que dio nombre al océano

allí naufraga la aventura y se resuelve el mito
en un rumor nocturno donde se fija Dios
y el hombre vive su trunca eternidad
su travesía de edén y espacio nuevo

en la emoción de la tiniebla que anuncia toda luz
porque la pasión late lo mismo que una ola
en el rumor del viento

y tu canto es quimera de equilibrio en la sombra
donde la noche hace la invención de otro mundo
donde es tangible el sueño de atravesar al día
en su soplo divino.

XV

Hoy la ciudad amaneció en mis manos
y arde de ayer su voz acuchillado
como un torrente íntimo

es una flor de sangre que gotea de su río
en lo oscuro quemado de aire y sueño
y su trampa de lodo es resumen de orilla

que recorta la sombra de mi día
y un vacío amarillo hiela el alma
curiosidad del viento de la espina

que se clava en la imagen de la sed
como un ángel de lluvia donde se exprime el verso
y sangra sueños y bosqueja difuntos

donde el instinto dobla el relincho del miedo
el tiempo poda poco a poco mi rostro
es un caballo sin fin en una labor agria

Hoy la ciudad amaneció en mis manos
y resbala en el tacto una fiebre convulsa
donde el hombre repite las consignas del humo

en la estéril palabra de las ruinas
y una luz nos dibuja en la erizada huella de la vida
en el ángel terrible de las calles.


CRECE UN ARBOL EN MI VOZ
Crece un árbol en mi voz
como un árbol tiembla su raíz
bebo el verdor del sueño de su música
de mis sienes brota limpio un tallo

la sangre es un fluir de tierra y fuente
la rosa que se hace densa tiene mi voz
desnudo el olvido lleva el deseo del mar
como un flor de sed que mueve el alma

tiemblan las hojas los sueños y mi voz
poseyéndome como honda corteza donde la vida escapa
un recuerdo de agua en una luz de carne

semejante al amor es un ala el olvido
en la tierra que sube de mi voz
nutrida con la savia en el hilo de un beso

y madura hacia dentro como un fruto
donde observa invisible la mirada
un latido de flor un sueño de hojas
como una sed nacida en tiempo roto.



TIBIA EL ALMA

Tibia el alma arde en la brisa
afina el viento su breve latir
en tu cintura sueño a flor de agua
donde una luz seduce
el íntimo retozo de tu vuelo.


CONTORNO DE LA LLAMA
A.C.S.

Desnuda va la sangre en su llama
de río su luz traspasa el agua y el lenguaje
así de sueño estiràndose fino como un ala

subiendo en giro luz al aire forman
de viento simas ahondan la madrugada del viento
vino y mar fugan el fuego en su mirada

dios solar en el silencio tierra y agua
donde corre en la arena la demencia del uno
alma quemada en la llama del iris

astro de música en un tacto sin cuerpo
robada claridad su luz de sueño

diluye los colores en la escritura el fuego
semilla enamorada que germina
en la carta de muerte que giran sus vocales.


AMANTE DEL AMOR

Se abre en rueda mi mano y gira el pecho
la elevación del agua sus pezones
en el sonoro vínculo del ser
irse es retornar en el hilo del beso

danza el fuego la cera del deseo
gota amada de instantes capturados
talle el reloj de tu minuto carne

ondas de labios al pie rosas germinan
tacto violeta en el latido mudo de la piel

estirada hasta el punto crecido del orgasmo
fuga la noche el deseo y en sus límites
la llama del lenguaje funde cuerpos.



SER O NO SER

Al aire estás y no es el aire
sino una cosa muda que alguien piensa
y susurra en tu piel como un pensar del aire

Es tu voz y no es tu voz
sino un recuerdo en la garganta
que va espigando sueños
en el aire del día

Estas al sol y no es el sol
sino naranjas húmedas que llenan de amarillo
el nocturno día que en redondo se muestra

Con Dios estás y no es Dios
sino el efecto de alas que produce tu fe
llenando de plumas la metafísica del arte

Siento que me miras y no me miras
es una comunión de sentidos donde finge el ojo
oler el tacto de la luz

Tienes la sed del agua y no es el agua
sino un ardor de vida que transparenta el sueño

Al misterio te muestras y no es misterio
sino un árbol que habla desde el verde
aquello que todos ven presente en sus detalles

Me despiertan tus pasos y no son pasos
sino suspensos del alba
de una angustia que piensa


Sientes amor y no es amor
sino un rumor de sangre que respira tu pecho
hasta absorber la savia
que en tu aliento se capta.


EL ARTE

“Y todo el Nilo en la palabra Nilo”.
Jorge Luis Borges

Sin palabras sin pausas sin silencio
el mar en el azul es un Picasso
dentro del fuego de agua que lamina su forma
un astro tembloroso inventando nostalgias

el gris el blanco el negro en su grito
va latiendo en romance va en angustia
a través del ángel y la espada y los enigmas
un caracol de noche un oído de sombras

un lamido de virgen unos labios de miel
una respiración de párpados y nubes
un anónimo un deseo una letra en el ojo

un niño aleonado en su piel de leopardo
un quiero una amapola muriendo de amarillo
una rotunda flor de transparencia
al agua un hongo dulce

un tiempo levantando la música del tacto
una voz un árbol un pleonasmo ambiguo
un esqueleto de aire fundiéndose en la brisa

una savia de alas que elabora la altura
un inmenso mugido una ola en ansias
una tabla llameante que cabecea el presente
un animal desnudo persiguiendo el destino
un salto de potro en soledad

un mundo germinando de carnes y de hierbas
una jauría de cuerpos un hueso aullando
un hilo de sangre girando los sentidos

una melodía que circula en sílabas
un temblor de sienes y un sentir
una furia de cielo y carne niña

un crujido de seda un remolino
una lentitud de mar que gratifica el goce
inmaterialidad de la palabra que anula distancias

un nacimiento continuo un comienzo sin fin
un boceto de lluvia una ciudad
sin palabras sin pausas sin silencio
una mujer desparramada al fuego

un color inédito vibrando en la mirada
un cómo es posible que nadie
un horizonte de voces un laberinto
una fiebre de muslos un acento de noche

una palabra que fluye sin sueño
un nocturno que muere de afrodisia
una noche dilatada en la seducción de su mito

una fábula insomne dilatando la muerte
una violencia muda un combate interior
una ternura que agujerea el instante

un yo quedando en los declives
una ironía que rechina en los dos
un sexo perdido una avaricia amada

un rumor creciendo en lo invisible
un equilibrio de miedo una luna descalza
unos senos donde expira el viento

una mordida un delirio un menudo de danza
un lenguaje de ser en movimiento del alma
un lenguaje una esencia infinita

una plumilla que retoza el lenguaje
un símbolo de voz donde canta el poeta
sin palabras sin pausas sin silencio

una estatua de luz una esfinge de lava
un pensamiento como escena visible y verdadera

una mitología que cede a la vida
y es mito y es vida y es amor
un arte de tu noche y un Picasso.


NOCHE
“La noche exacta que precede a la última”.
Aime Cesaire
“Pues hoy derrama noche el sentimiento”.
Quevedo

El mar está en los ojos de la noche
rumor disuelto de la nada en música
subiendo en la canción al fondo de los sueños
la mirada te moja tu íntima dulzura

en el agua escribe tu origen el crepúsculo
transparente sonido de una forma la luna
instante de eternidad luz de los días

se desparrama en su desmesura
y un pájaro invisible pica el placer de Dios
inmenso seno de las revelaciones

hondo rincón donde el hueso germina
de nubes el vacío abre los labios
luz de carne atada a los rayos del alma

toda alma es un lamento un fin un gozo
el arte está en la melancolía de la noche
pausa donde la novela crea la magia

resbalándose como imagen de hielo
donde imaginas y sueñas y perdonas
el dibujo que te hago en el pecho

para borrarlo consumiéndote hasta el alba
y te elevas rosada como piel de harina
desmoronándote en el goce
donde sube la noche sus niveles de sal

y el deseo te nace como piedra bronceada
noche de mil y una en el trigo que nace de tu noche
punto donde el espíritu y la piel la guerra hacen
entre tu sed y el cuerpo transcurre una agua curva
que vibra extinguiéndose

en el ojo del tigre donde el amor se raya
y se miran pintando los labios que posees
torbellino enroscado en el azar
ladridos de sombra transmiten el sonido
de la vida en un tenso cordón de claridades

y recorriéndole como esperanza nómada
un animal en fuga que estudia la sombra
como suerte crecida que viaja en el río
simple como la culpa y el presagio

lentamente en el fondo peces negros sueñan
relinchos destilados de sus mitos
tan larga la noche que el diamante estalla y se borra
creciendo con la noche de si mismo

noche ciega nacida a flor del alba
donde escuchan los siglos el tacto de la nada
sentimos la palabra perderse en nosotros
y trascender con la noche en el poema
devorada perla que circula en la sangre

una noche podada de otra noche
una sed vencida en otra sed
de lo eterno el punto cero imagina
un verano de Shakespeare una línea de Borges

porque los acaricias con sus llamas la noche
un ave que se quema es la luz inflamada
y en lengua nuestra canta el viento tu forma
al hollarme sigo siendo oscuridad
porque la noche no es alta sino hondo

tierra en que la rosa arde
oyendo en tu temblor de aves
un mundo alterado en tu desnudo
triste luz donde el sexo te muerde la palabra

como un breve disparo que se llena de alas
hiriendo de vuelo los minutos vacíos
limite del gemido parecido a mi boca
donde ondulan del ansia los sonidos

prudencia que diluye círculos de formas
un murmullo tenso y tibio donde la sed se hilvana
la noche lunar donde hormigueo el beso
donde el libro aletea capítulos de agua

hondísimo el pez en el contacto fluye
hélice revelada en que giras tú
verbo donde arde tu desnudo impetuoso
vibrando como raíz mineral o gusto líquido

mi fuego incinera la noche amándola hasta el polvo
universo pensado que se cae de sus bordes
hondura en viaje donde la magia se suicida
en azabaches

como lo estampó Byron para amar se hizo la noche
lienzo en el tiempo de un resplandor de nada
hacia adentro teje la araña los ojos de la noche
que en la ausencia nos miran

hueco frío que sueña en su lecho de voces
en tu mirada cómplice desde esos lagos negros
sueño de muerte donde la luz se funde con tus besos
la chispa crea la llama hace la hoguera
fuego trágico fértil decisivo

en el cráneo del tiempo donde danza la vida
en el deseo que imanta la pasión de la huida
pulmón asimilado por el vuelo

agujero de hojas como voces izadas
liquen de noche en el color de los jardines
hueca la rama imanta el vacío

y a sí misma la noche se sucede
paralela como todas las noches
ésta obedece al clima de tu aire

como una ficción que nos integra al cosmos
inédita en su negro la noche nada en su estilo
toda alma es un lamento un fin un gozo

nos va incluyendo en el portal de ser
la humilde abreviatura del amor
y alzas la vista y escudriñas y lees
la jornada imaginaria que termina en mis labios

la noche nivel donde la luz se alía a la forma
suma donde te vivo y te maduro como tierra que sube
y tus colinas ondulan la música del aire

girando en tus pezones como soplo de noche
esos panales tiernos que saboreo en efusión de vida
donde el cuerpo goza del alma

y en su sustancia espesa uvas negras germinan
encendida en la sobra que la noche resume
sólo tu madrugada ha visto sueños de colores no vistos

el fantasma de fiebre de tu cuerpo llovido
con esa lentitud de las horas quemadas
donde gotea la noche en su íntimo rocío

imantando la piel como época lejana
la emoción mata la noche en la frialdad del ruido

puntualiza el olvido las formas del recuerdo
el silencio se mece en el salto del agua

y una sola es la noche del deleite
y uno solo y eterno es el poema.


EL AMOR

Como ave parte y en señal de fuego llega
de su hueco brotan flores creciendo en brasas
en llama una paloma forma el aire
del sueño mi lengua incendia un astro.

En la flama su raíz conoce el mundo
girando sobre si la llama insiste
en esa música que canción de aire se vuelve.


FÁBULA ROSA

Húmedo el movimiento de la rosa que silba
goteando desde el alba su vacío.



ESTE SUEÑO
Este sueño sin párpados es un rumor herido
y este aire de vida es un redondo sueño
donde tus ojos ruedan y me siento su dueño
en el agua que juega consumiendo el gemido


Eres mi agua mi fuego mi primera noticia
la pregunta que envuelve la palabra que asoma
su voz hiela en el aire que toma
mi agudo fuego mi mirada en caricia


SONETO CON ESTRAMBOTE
Senos peras parecen tus violines
desnudos en mi música los muerdo
como cuerpos en fuga los recuerdo
en la gimiente forma sus delfines

Son la carne redonda de sus curvas
que el sueño toca al aire suspendido
en la música forma del gemido
en el verde sombra de sus curvas

Inclina ya la tarde tus pezones
y a través de la música diluye
el mundo que consiente tus razones

Son formas pero son ondulante caricia
fundiéndose en la página que fluye
como tus dos sentidos de justicia


SI ESTAS MANOS
“El alma es como una mano”.
Aristóteles

Si estas manos creativas
pirámides que crecen desde el frío
atrajeran tu forma
con su fuerza hacia si
y si la lluvia fuera
una fina fábula
que reconstruye el sueño

y los dedos miraran
coserse el horizonte
en mis yemas rosadas

y se inflamara en el meñique
la tristeza pausa que dora mi ejercicio
aquí la vida

sensación de mis manos
olfateara el suspiro
de tu memoria insípida


COSAS
"Y navegué toda la noche desde Homero hasta Joseph Conrad”.
Jorge Luis Borges

Otra vez esta vez
con lluvia en los cristales
con miradas y con nubes

cantando al interior de estas cosas que rompen
en la luz de la vida el sentir que las vence
y dejan de ser silla

y dejan de ser mesa
y agarran nuestra voz
y chillan con nosotros y


 escapan de su forma
como forma de unirse
a lo que escapa

y un silencio de agua
se va quemando en el aire
y hacen agua del verbo

y un barco de papel
tiembla de cosas
y en la corriente besan

el cristal que la lluvia
como cosa consciente
les brinda en la humedad
que habla su nombre.


UN DIA LLUVIOSO
Trae la guitarra el día lluvioso
gimiendo hacia adentro en el alcohol
enferma el tiempo su flor

y su barro de sueño enuncia el aire
en un decir de muerte espesos ríos
persiguen sus orillas como una selva hollada
cuando Dios estaba aún azul dentro del hombre


DUARTE
Si pudiera crecer en el ángel de tu ira
como una lengua muda que se le escapa al sueño
la ausencia lograría al borde de tu herida
el argumento de lo no creado

si pudiera verte por dentro desnudo de palabras
una luz granizada imantaría distancias

y grabaría la página que se alza en tus latidos
como un número espeso que circula en la sed.


LEON FELIPE

Este hueco
iba cavando en mí
como con manos
cava el tiempo el lenguaje
escuchándose sin voz

nadando en el eco
de una idea que fluye
palmo bajando
gimiente palabra
del origen.


MECIÉNDOSE EN EL AGUA
A mi madre Juanita Alcántara

Meciéndose en agua su mirada
roba una estrella carne de su luz
y el corazón desnudo en la palabra

al imán de la forma define su pureza
cuajando en la raíz del mediodía
su llama de costumbre en los demás
curva el sol sobre el tiempo sus labores

circula en el olvido la memoria del alma
toda la sombra es mundo y el mundo su mirada
y una forma sin mundo es la inocencia

derramado en latidos el viento de tu agua
derritiéndose en vida se desvanece el aire
en el pulso de luz de tu ternura.


TACTO FRESCO

Al tacto fresco del día mi voz se duerme
y en tibia fiesta el sueño surge
ahora se deshace el punto subrayado
y robo al tiempo todas mis edades

a la deriva recorro la ciudad
y me encuentro a varios siglos del futuro
revelado a los ojos que traspasan descubro
árboles brotando en espiral
unos hombres que me miran extraños

deshojado el aire en perspectiva un rumor se aleja
una calle marchándose en cómputos
del cielo se descuelga una araña
con sus labios de piedra

y una indiferencia transcurre extinguiéndola
las aguas de un estanque copian una antigua glorieta
un astro mira el regreso como un pacto
en el dolor de mí la sombra fuga

desgarra el plano el acto de su fe
y mi palabra se extingue en el universo
de una gota de agua
donde oigo resollar las multitudes

y deseo volver a los brazos amados
al té que mi mamá con gusto
cada día nos brinda
ansía la vigilia la otra orilla
al tacto fresco del día que me ve despertar.



NOSTALGIA DE PAPÀ

Antes de que mi rol encontrara su toga
en los gruesos ribetes de la vida
tú soñaste mi sueño en tu vigilia
mirando en tu recuerdo las grietas de la luna

desde tu voz cansada al agua de la luz
donde la noche se ve desde tu cama
espíritu sereno de la vida

donde se curan todos los veranos
tus zapatos vacíos corrigen mi trabajo
y traen tu imagen de mar de Consuelo de Macorís
y me gusta pisar con ellos la nostalgia

y escribirla como ahora en tu sudor
la tierra sobre el tiempo te va cubriendo de agua
y un haz de transparencia te proyecta ante Dios
se va desparramando en mi garganta

como bandera amada en mi interior
para decir colores que apunta tu conducta
como rosa en su otoño tu entusiasmo prendía
en el latido manso de tus hijos

punto de soledad que imantan tu recuerdo
profunda la luz me suspende en la nada
sobre tu sombra crece un cuerpo

que dibuja futuro y archipiélagos
voy captando tu huella al tacto de la luz
y es amarga la música que define tu fuga

y tiene tu nostalgia cierto sabor de pan
cuando pregunto al tiempo la estancia de tu hacer
y hay una seca lluvia en el olvido

que va opacando el tiempo
tengo un silencio lleno de preguntas
robadas a los ojos de todos mis hermanos

y sílabas se gastan en el erizo mudo de la pena
y las palabras dudan ante el signo
porque hay más vida que tierra en su lenguaje

porque papá llevaba retozos de rocío
en el ángel de agua que nublaba su iris
sostuvo su costumbre hasta el final de tiempo
fuego de oro que arde en la pureza

pasos de mar en un nocturno rojo
deja que en mí palpite como temblor de aves
tu responsable nido

en el reloj tu vida es otra vida
y en las líneas de frío de la palabra
tu voz nos sigue hablando del mañana

más notorio que el día por ser más hondo
caminando en los bordes del amor
en el deseo sin fin del pensamiento.


MUCHACHA CAMPESINA

“Cuando tus senos alcen
apenas la camisa
te harán madre aunque sigas
siendo niña en el fondo”.


A. Zitarrosa

Muchacha en el arroyo de los malos presagios
muchacha con el amor dormido en una hamaca
sacando de los sueños tu alegría
tu epidermis de sueño
tu mundial nacimiento

tu piel con el jabón de olor de un día de Reyes
llevas una provincia de gestos en tu estampa
en tu asombro goteado de dramas y canciones

donde juegan desnudas las caricias del viento
y el monte citadino que se amplía con tu blusa
y esa canela que regalas cada vez que miras

y esa infancia rosada bajándote las medias
donde las plantas del deseo bordan tu aire
la gracia de los niños jugando con la hierba

y esa batalla de pinchos reposando en tu pelo
donde buscándote se vuelve la migaja del mundo
todo el hechizo que ignoran tus miradas

¿Sabes?

Me preocupa tu silencio virgen
y el comercio que llevan tus pisadas
y este cielo nublado sangrando contrabando

y el campo con la sequedad de un golpe de tambor
hurgando en la aridez que profana tu llanto
exilada en el número que distrae tu bondad
envuelta en aire desde la leche que te niega la vida

la tierra poseída como despojo o burla
los domingos que nunca recitaron
los sudores de todos los domingos

y el raso que en tu ambiente
los galones lo ascienden al delirio
y el hambre como un gotero marcando el meridiano
en fin me preocupa

todo lo que de tráfico llevan tus traficantes
y ese verano ingenuo que nutre tus ojitos,
trato de convencerte para que no te traten

que el alcohol no marchite tu universal sonrisa
ese rojo de bija que pones cuando ríes
ese ruido surcando madrugadas

un jengibre tu voz como un aplauso
como el lenguaje que llevan en las manos
bastante gratitud para no defenderte

niña/ casi muchacha
niña/ casi cosecha de robos con machetes
niña/ preocupación como las de tus ojos
la que espero pintar para otra primavera.


ODA A JUAN SÁNCHEZ LAMOUTH
Ya antaño fue cantada por bardos y juglares
en floridos romances más dulces que mis versos
pero tú, cantor henchido de pensar transparente
le pusiste a la página vendimias olvidadas

ni altar ni linaje ni providencia alada
puede tener más sueño que tu negada lira
donde sólo la luna desciende a tu morada

vibración del instante que se desata en agua
en el torrente lívido que los sentidos ponen
y copulan de frío criaturas repentinas

que sorbo a sorbo tiemblan sus éxtasis extraños
engendrando tus flores en las ventanas húmedas
las corolas del ansia fornican con las piedras

y se aposenta tu alma en los puntos sutiles
y el pequeño poblado que elevaste en tus versos
como un Macondo alzado de tu imagen onírica

se va tornando agreste con el hambre del día
los bosques que se apoyan en el poder del amo
van talando la vida con los pasos del hombre

aunque la melodía se siente en la pradera
las alas invisibles de tu voz pondrán el vuelo
en la fiebre espumosa de tu selva encantada.

La flauta que encendía proletarios oídos
abiertos a la gracia del clamor colectivo
se funde con tu música de nimbos liberados

y este acento de lluvia que columpia mi forma
como un acordeón líquido te abraza redimido
poeta en la ebriedad, que lucen los sentidos

sigo poniendo estrofas en tu henchida garganta
porque suspira el aire de la muerte asustada
por unos ordinarios roedores de vitrinas.



EPITAFIO
Nuestro vivir sentido da a la muerte
y en el aire quemado me desgasto
interroga el crear desde su sino
viviendo estoy muriendo de vivir

fugándose mi voz con el deseo
muriendo estoy viviendo de afrodisia
provisional desgarradora oscura

para subir sin alas
la muerte que me vive
es sólo un sueño.


DESOLACIÓN 
A Frank Martínez
en la plenitud del grito.

Abatida hasta el polvo está mi alma
Salmos 119....25

Y agotado y rendido y casi muerto
abandonado en la sal de mi ser
tomo esta letra viva
tomo este verso así

como el hielo de vidrio que simula la sangre
cortando como el frío semejanzas del odio
como una queja lenta que hace metal la forma
y roto y tendido y abollado

en las rancias colinas del insomnio
como una sombra colgado de la noche
repito la plegaria que me conversa Dios

por la silueta fértil que hace piedad la llama
por la máquina misma que se queda en los sueños
y trabaja en detalles la posible quimera

en la agónica página que tala voluntades
como un gotero eterno que suspende su canto
para oír el delirio de un poeta que late
en esta orilla sorda

donde rueda mi grito
en un oscuro tiempo
en una llaga oída que la nada escudriña

en esta noche muerta que se clava en mi ánimo
como una repetida soledad de universo
cuando tú te derrumbas en el resto del tiempo.


VENCIDO
Vencido
como una flor nacida del cansancio
duele mi soledad en el insomnio fijo de una piedra
creciendo desde el viento en el pecho de Dios

como un fulgor de cielo obedeciendo a nadie
en la libre emoción de los dormidos
espacio en blanco donde la muerte reproduce mi caída
con las manos vencidas en lo humano

desangrado en lo íntimo
bajo el agua se mueve mi canción
cayendo desde el fruto que retoña
una huella en el símbolo del alma

como el inicio de un aire fugitivo
donde siembra el reflejo enamorado
aquel cansancio gris deshojando el olvido
duerme una hoja seca meditando su huella

vencido en el latido de tu huida
vírgenes los oídos se ahogan en mi tacto
montado al invisible flujo de la sangre

el canto ondula en flor de gravedad
miradas oyéndose en el iris del eros
desnudo de mi mismo deshojado en la sed

como una noche honda que en transparencia se alza
mares del aire nimban mi voz
y mis alas se quiebran en una vida que no es

iba quedando inútil desde una sombra
iba desmayado en un dejo de sal y de desdicha
sostenido en el olvido que equilibra su círculo en lo

nimbado el pan en el barro la muerte
hincado ante la tarde en el silencio tocando la mirada
del ojo fulminando lo no visto

ante la tierra que de humana siente el puño
despedazado en la vocal primera de mi voz
donde se ahoga el crepúsculo

vencido a la última hoja de un árbol que sueña
en la piedra se balancea mi alma
y es breve el canto y allá donde el mar gime

todo tiembla atrás se vuelve oscuro
acaba de apagarse la estrella donde vivo
caen de los labios las palabras

y hueca la cabeza cuelga arriba
me ahorco en mi lengua y renazco en espíritu
en el deseo del mar en lluvia caigo

mordido por la sombra que puebla esta camisa
erizada en la rueda de mis manos

moviendo las palabras como ríos vencidos
en el frágil concierto de los sueños
y en el flujo de una imagen que cegándose muere.

Poematica del tiempo