«TRILCE»IQuién hace tanta bulla y ni deja Testar las islas que van quedando.Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano, y se aquilatará mejorel guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón,salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada.Un poco más de consideración, y el mantillo líquido, seis de la tarde de los más soberbios bemoles.Y la península párase por la espalda, abozaleada, impertérrita en la línea mortal del equilibrio.IITiempo Tiempo.Mediodía estancado entre relentes. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo.Era Era.Gallos cancionan escarbando en vano. Boca del claro día que conjuga era era era era.Mañana Mañana.El reposo caliente aún de ser. Piensa el presente guárdame para mañana mañana mañana mañanaNombre Nombre.¿Qué se llama cuanto heriza nos? Se llama Lomismo que padece nombre nombre nombre nombrE. IXVusco volvvver de golpe el golpe. Sus dos hojas anchas, su válvula que se abre en suculenta recepción de multiplicando a multiplicador, su condición excelente para el placer, todo avía verdad.Busco volvver de golpe el golpe. A su halago, enveto bolivarianas fragosidades a treintidós cables y sus múltiples, se arrequintan pelo por pelo soberanos belfos, los dos tomos de la Obra, y no vivo entonces ausencia, ni al tacto.Fallo bolver de golpe el golpe. No ensillaremos jamás el toroso Vaveo de egoísmo y de aquel ludir mortal de sábana, desque la mujer esta ¡cuánto pesa de general!Y hembra es el alma de la ausente. Y hembra es el alma mía.XPrístina y última piedra de infundada ventura, acaba de morir con alma y todo, octubre habitación y encinta. De tres meses de ausente y diez de dulce. Cómo el destino,mitrado monodáctilo, ríe.Cómo detrás desahucian juntas de contrarios. Cómo siempre asoma el guarismo bajo la línea de todo avatar.Cómo escotan las ballenas a palomas.Cómo a su vez éstas dejan el picocubicado en tercera ala.Cómo arzonamos, cara a monótonas ancas.Se remolca diez meses hacia la decena,hacia otro más allá.Dos quedan por lo menos todavía en pañales.Y los tres meses de ausencia.Y los nueve de gestación.No hay ni una violencia.El paciente incorpórase,y sentado empavona tranquilas misturas.XVIIIOh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número.Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cómo arranca las diarias aherrojadas extremidades.Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquí, si vieras hasta qué hora son cuatro estas paredes. Contra ellas seríamos contigo, los dos, más dos que nunca. Y ni lloraras, di, libertadora!Ah las paredes de la celda. De ellas me duele entretanto, más las dos largas que tienen esta noche algo de madres que ya muertas llevan por bromurados declives, a un niño de la mano cada una.Y sólo yo me voy quedando, con la diestra, que hace por ambas manos, en alto, en busca de terciario brazo que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,esta mayoría inválida de hombre.XXVIIIHe almorzado solo ahora, y no he tenidomadre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,ni padre que, en el facundo ofertoriode los choclos, pregunte para su tardanzade imagen, por los broches mayores del sonido.Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servirde tales platos distantes esas cosas,cuando habráse quebrado el propio hogar,cuando no asoma ni madre a los labios.Cómo iba yo a almorzar nonada.A la mesa de un buen amigo he almorzadocon su padre recién llegado del mundo,con sus canas tías que hablanen tordillo retinte de porcelana,bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;y con cubiertos francos de alegres tiroriros,porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia!Y me han dolido los cuchillosde esta mesa en todo el paladar.El yantar de estas mesas así, en que se pruebaamor ajeno en vez del propio amor,torna tierra el brocado que no brinda laMADRE,hace golpe la dura deglución; el dulce,hiel; aceite funéreo, el café.Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,y el sírvete materno no sale de latumba,la cocina a oscuras, la miseria de amor.LXVMadre, me voy mañana a Santiago,a mojarme en tu bendición y en tu llanto.Acomodando estoy mis desengaños y el rosadode llaga de mis falsos trajines.Me esperará tu arco de asombro,las tonsuradas columnas de tus ansiasque se acaban la vida. Me esperará el patio,el corredor de abajo con sus tondos y repulgosde fiesta. Me esperará mi sillón ayo,aquel buen quijarudo trasto de dinásticocuero, que para no más rezongando a las nalgastataranietas, de correa a correhuela.Estoy cribando mis cariños más puros.Estoy ejeando ¿no oyes jadear la sonda?¿no oyes tascar dianas?estoy plasmando tu fórmula de amorpara todos los huecos de este suelo.Oh si se dispusieran los tácitos volantespara todas las cintas más distantes,para todas las citas más distintas.Así, muerta inmortal. Así.Bajo los dobles arcos de tu sangre, por dondehay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padrepara ir por allí,humildóse hasta menos de la mitad del hombre,hasta ser el primer pequeño que tuviste.Así, muerta inmortal.Entre la columnata de tus huesosque no puede caer ni a lloros,y a cuyo lado ni el destino pudo entrometerni un solo dedo suyo.Así, muerta inmortal.Así.
Cesar Vallejo
LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
DESHOJACION SAGRADALuna! Corona de una testa inmensa,que te vas deshojando en sombras gualdas!Roja corona de un Jesús que piensatrágicamente dulce de esmeraldas!Luna! Alocado corazón celeste¿por qué bogas así, dentro de copallena de vino azul, hacia el oeste,cual derrotada y dolorida popa?Luna! Y a fuerza de volar en vano,te holocaustas en ópalos dispersos:tú eres talvez mi corazón gitanoque vaga en el azul llorando versos!...
LOS NUEVE MONSTRUOSI, desgraciadamente,el dolor crece en el mundo a cada rato,crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,y la naturaleza del dolor, es el dolor dos vecesy la condición del martirio, carnívora voraz,es el dolor dos vecesy la función de la yerba purísima, el dolordos vecesy el bien de ser, dolernos doblemente.Jamás, hombres humanos,hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!Jamás tanto cariño doloroso,jamás tan cerca arremetió lo lejos,jamás el fuego nuncajugó mejor su rol de frío muerto!Jamás, señor ministro de salud, fue la saludmás mortaly la migraña extrajo tanta frente de la frente!Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,el corazón, en su cajón, dolor,la lagartija, en su cajón, dolor.Crece la desdicha, hermanos hombres,más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crececon la res de Rousseau, con nuestras barbas;crece el mal por razones que ignoramosy es una inundación con propios líquidos,con propio barro y propia nube sólida!Invierte el sufrimiento posiciones, da funciónen que el humor acuoso es verticalal pavimento,el ojo es visto y esta oreja oída,y esta oreja da nueve campanadas a la horadel rayo, y nueve carcajadasa la hora del trigo, y nueve sones hembrasa la hora del llanto, y nueve cánticosa la hora del hambre y nueve truenosy nueve látigos, menos un grito.El dolor nos agarra, hermanos hombres,por detrás de perfil,y nos aloca en los cinemas,nos clava en los gramófonos,nos desclava en los lechos, cae perpendicularmentea nuestros boletos, a nuestras cartas;y es muy grave sufrir, puede uno orar…Pues de resultasdel dolor, hay algunosque nacen, otros crecen, otros mueren,y otros que nacen y no mueren, otrosque sin haber nacido, mueren, y otrosque no nacen ni mueren (son los más)Y también de resultasdel sufrimiento, estoy tristehasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,de ver al pan, crucificado, al nabo,ensangrentado,llorando, a la cebolla,al cereal, en general, harina,a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,al vino, un ecce-homo,tan pálida a la nieve, al sol tan ardio!¡Cómo, hermanos humanos,no deciros que ya no puedo yya no puedo con tanto cajón,tanto minuto, tantalagartija y tantainversión, tanto lejos y tanta sed de sed!Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?!Ah! desgraciadamente, hombres humanos,hay, hermanos, muchísimo que hacer.
MASA
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar.
HIMNO A LOS VOLUNTARIOS DE LA REPUBLICAVoluntario de España, milicianode huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,cuando marcha a matar con su agoníamundial, no sé verdaderamentequé hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,lloro, atisbo, destrozo, apagan, digoa mi pecho que acabe, al que bien, que venga,y quiero desgraciarme;descúbrome la frente impersonal hasta tocarel vaso de la sangre, me detengo,detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitectocon las que se honra el animal que me honra;refluyen mis instintos a sus sogas,humea ante mi tumba la alegríay, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame,desde mi piedra en blanco, déjame,solo,cuadrumano, más acá, mucho más lejos,al no caber entre mis manos tu largo rato extático,quiebro con tu rapidez de doble filomi pequeñez en traje de grandeza!Un día diurno, claro, atento, fértil¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes,por el que iba la pólvora mordiéndose los codos!¡oh dura pena y más duros pedernales!!oh frenos los tascados por el pueblo!Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo, oró de cóleray soberanamente pleno, circular,cerró su natalicio con manos electivas;arrastraban candado ya los déspotasy en el candado, sus bacterias muertas...¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidasde dolores con rejas de esperanzas,de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!¡Muerte y pasión de paz, las populares!¡Muerte y pasión guerreras entre olivos, entendámonos!Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientosy de llave las tumbas en tu pecho,tu frontal elevándose a primera potencia de martirio.El mundo exclama: "¡Cosas de españoles!" Y es verdad.Consideremos,durante una balanza, a quemarropa,a Calderón, dormido sobre la cola de un anfibio muertoo a Cervantes, diciendo: "Mi reino es de este mundo, perotambién del otro": ¡punta y filo en dos papeles!Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo,a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesianotuvo un sudor de nube el paso llanoo a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteroso a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavíaa Teresa, mujer que muere porque no muereo a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa...(Todo acto o voz genial viene del puebloy va hacia él, de frente o transmitidospor incesantes briznas, por el humo rosadode amargas contraseñas sin fortuna)Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura,agitada por una piedra inmóvil,se sacrifica, apártase,decae para arriba y por su llama incombustible sube,sube hasta los débiles,distribuyendo españas a los toros,toros a las palomas...Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armoníaacabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente,tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu ganadantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición,a tu enemigo!¡Liberador ceñido de grilletes,sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión,vagarían acéfalos los clavos,antiguo, lento, colorado, el día,nuestros amados cascos, insepultos!¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre,con la inflexión social de tu meñique,con tu buey que se queda, con tu física,también con tu palabra atada a un paloy tu cielo arrendadoy con la arcilla inserta en tu cansancioy la que estaba en tu uña, caminando!¡Constructoresagrícolas, civiles y guerreros,de la activa, hormigueante eternidad: estaba escritoque vosotros haríais la luz, entornandocon la muerte vuestros ojos;que, a la caída cruel de vuestras bocas,vendrá en siete bandejas la abundancia, todoen el mundo será de oro súbitoy el oro,fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,y el oro mismo será entonces de oro!¡Se amarán todos los hombresy comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristesy beberán en nombrede vuestras gargantas infaustas!Descansarán andando al pie de esta carrera,sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturososserán y al sonde vuestro atroz retorno, florecido, innato,ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciendesin vías a su cuerpoy al que baja hasta la forma de su alma!¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!¡Verán, ya de regreso, los ciegosy palpitando escucharán los sordos!¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormigatraerá pedacitos de pan al elefante encadenadoa su brutal delicadeza; volveránlos niños abortados a nacer perfectos, espacialesy trabajarán todos los hombres,engendrarán todos los hombres,comprenderán todos los hombres!¡Obrero, salvador, redentor nuestro,perdónanos, hermano, nuestras deudas!Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios:qué jamás tan efímero, tu espalda!qué siempre tan cambiante, tu perfil!¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batallaun león abisinio va cojeando!¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal!¡Voluntarios del sur, del norte, del orientey tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba!¡Soldado conocido, cuyo nombredesfila en el sonido de un abrazo!¡Combatiente que la tierra criara, armándotede polvo,calzándote de imanes positivos,vigentes tus creencias personales,distinto de carácter, íntima tu férula,el cutis inmediato,andándote tu idioma por los hombrosy el alma coronada de guijarros!¡Voluntario fajado de tu zona fría,templada o tórrida,héroes a la redonda,víctima en columna de vencedores:en España, en Madrid, están llamandoa matar, voluntarios de la vida!¡Porque en España matan, otros matanal niño, a su juguete que se para,a la madre Rosenda esplendorosa,al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballoy al perro que dormía en la escalera.Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,a su indefensa página primera!Matan el caso exacto de la estatua,al sabio, a su bastón, a su colega,al barbero de al lado -me cortó posiblemente,pero buen hombre y, luego, infortunado;al mendigo que ayer cantaba enfrente,a la enfermera que hoy pasó llorando,al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas...¡Voluntarios,por la vida, por los buenos, matada la muerte, matad a los malos!¡Hacedlo por la libertad de todos,del explotado, del explotador,por la paz indolora -la sospechocuando duermo al pie de mi frentey más cuando circulo dando voces-y hacedlo, voy diciendo,por el analfabeto a quien escribo,por el genio descalzo y su cordero,por los camaradas caídos,sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!Para que vosotros,voluntarios de España y del mundo, vinierais,soñé que era yo bueno, y era para vervuestra sangre, voluntarios...De esto hace mucho pecho, muchas ansias,muchos camellos en edad de orar.Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo,os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanentey, a dos pasos, a uno,la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda.
ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ
Niños del mundo,
si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!
¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!
Si cae -digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que esta
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera, aquélla de la vida!
¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!...
¡CUÍDATE, ESPAÑA...!¡Cuídate, España, de tu propia España!¡Cuídate de la hoz sin el martillo,cuídate del martillo sin la hoz!¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,del verdugo a pesar suyoy del indiferente a pesar suyo!¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,negárate tres veces,y del que te negó, después, tres veces!¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,y de las tibias sin las calaveras!¡Cuídate de los nuevos poderosos!¡Cuídate del que come tus cadáveres,del que devora muertos a tus vivos!¡Cuídate del leal ciento por ciento!¡Cuídate del cielo más acá del airey cuídate del aire más allá del cielo!¡Cuídate de los que te aman!¡Cuídate de tus héroes!¡Cuídate de tus muertos!¡Cuídate de la República!¡Cuídate del futuro!…
LA RUEDA DEL HAMBRIENTOPOR entre mis propios dientes salgo humeando,dando voces, pujando,bajándome los pantalones...Váca mi estómago, váca mi yeyuno,la miseria me saca por entre mis propios dientes,cogido con un palito por el puño de la camisa.Una piedra en que sentarme¿no habrá ahora para mí?Aún aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,la madre del cordero, la causa, la raíz,¿ésa no habrá ahora para mí?¡Siquiera aquella otra,que ha pasado agachándose por mi alma!Siquierala calcárida o la mala (humilde océano)o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombreésa dádmela ahora para mí!Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,ésa dádmela ahora para mí!Siquiera la torcida y coronada, en que resuenasolamente una vez el andar de las rectas conciencias,o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,va a caer por sí misma,en profesión de entraña verdadera,¡ésa dádmela ahora para mí!Un pedazo de pan, tampoco habrá para mí?Ya no más he de ser lo que siempre he de ser,pero dadmeuna piedra en que sentarme,pero dadme,por favor, un pedazo de pan en que sentarme,pero dadmeen españolalgo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarsey después me iré...Halló una extraña forma, está muy rotay sucia mi camisay ya no tengo nada, esto es horrendo.
EPISTOLA A LOS TRANSEUNTESREANUDO mi día de conejomi noche de elefante en descanso.Y, entre mi, digo:ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaroséste es mi grato peso,que me buscará abajo para pájaroéste es mi brazoque por su cuenta rehusó ser ala,éstas son mis sagradas escrituras,éstos mis alarmados campeñones.Lúgubre isla me alumbrará continental,mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbey la asamblea en lanzas clausure mi desfile.Pero cuando yo muerade vida y no de tiempo,cuando lleguen a dos mis dos maletas,éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos,ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos,éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades,éste ha de ser mi cuerpo solidariopor el que vela el alma individual; éste ha de sermi ombligo en que maté mis piojos natos,ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.En tanto, convulsiva, ásperamenteconvalece mi freno,sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,convalezco yo mismo, sonriendo de mis labios.
PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCAMe moriré en París con aguacero,un día del cual tengo ya el recuerdo.Me moriré en París -y no me corro-tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.Jueves será, porque hoy, jueves, que prosoestos versos, los húmeros me he puestoa la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,con todo mi camino, a verme solo.César Vallejo ha muerto, le pegabantodos sin que él les haga nada;le daban duro con un palo y durotambién con una soga; son testigoslos días jueves y los huesos húmeros,la soledad, la lluvia, los caminos...
LOS PASOS LEJANOSMi padre duerme. Su semblante augustofigura un apacible corazón;está ahora tan dulce...si hay algo en él de amargo, seré yo.Hay soledad en el hogar; se reza;y no hay noticias de los hijos hoy.Mi padre se despierta, auscultala huida a Egipto, el restañante adiós.Está ahora tan cerca;si hay algo en él de lejos, seré yo.Y mi madre pasea allá en los huertos,saboreando un sabor ya sin sabor.Está ahora tan suave,tan ala, tan salida, tan amor.Hay soledad en el hogar sin bulla,sin noticias, sin verde, sin niñez.Y si hay algo quebrado en esta tarde,y que baja y que cruje,son dos viejos caminos blancos, curvos.Por ellos va mi corazón a pie.
LOS MINEROS SALIERON DE LA MINALos mineros salieron de la mina remontando sus ruinas venideras, fajaron su salud con estampidos y, elaborando su función mental cerraron con sus voces el socavón, en forma de síntoma profundo.¡Era de ver sus polvos corrosivos! ¡Era de oír sus óxidos de altura! Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!)El orden de sus túmulos, sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,agolpáronse al pie de ígneos percances y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes, imbuidos del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.Craneados de labor, y calzados de cuero de vizcacha, calzados de senderos infinitos, y los ojos de físico llorar, creadores de la profundidad, saben, a cielo intermitente de escalera, bajar mirando para arriba, saben subir mirando para abajo.¡Loor al antiguo juego de su naturaleza, a sus insomnes órganos, a su saliva rústica! ¡Temple, filo y punta, a sus pestañas! ¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios! ¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas! ¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres! ¡Mucha felicidad para los suyos! ¡Son algo portentoso, los minerosremontando sus ruinas venideras, elaborando su función mental y abriendo con sus voces el socavón, en forma de síntoma profundo! ¡Loor a su naturaleza amarillenta, a su linterna mágica, a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos, a sus ojazos de seis nervios ópticos y a sus hijos que juegan en la iglesia y a sus tácitos padres infantiles! ¡Salud, oh creadores de la profundidad...! (Es formidable.)
Cesar Vallejo
MAYOVierte el humo doméstico en la aurora su sabor a rastrojo; y canta, haciendo leña, la pastora un salvaje aleluya!Sepia y rojo.Humo de la cocina, aperitivo de gesta en este bravo amanecer. El último lucero fugitivo lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor, ¡oh celeste zagal trasnochador! se duerme entre un jirón de rosicler.Hay ciertas ganas lindas de almorzar, y beber del arroyo, y chivatear! Aletear con el humo allá, en la altura; o entregarse a los vientos otoñales en pos de alguna Ruth sagrada, pura, que nos brinde una espiga de ternura bajo la hebraica unción de los trigales!Hoz al hombro calmoso, acre el gesto brioso, va un joven labrador a Irichugo.Y en cada brazo que parece yugo se encrespa el férreo jugo palpitante que en creador esfuerzo cuotidiano chispea, como trágico diamante, a través de los poros de la mano que no ha bizantinado aún el guante. Bajo un arco que forma verde aliso, ¡oh cruzada fecunda del andrajo! La zagala que llora su yaraví a la aurora,recoge ¡oh Venus pobre! frescos leños fragantes en sus desnudos brazos arrogantesesculpidos en cobre. En tanto que un becerro, perseguido del perro, por la cuesta bravíacorre, ofrendando al floreciente día un himno de Virgilio en su cencerro!Delante de la choza el indio abuelo fuma; y el serrano crepúsculo de rosa, el ara primitiva se sahúma en el gas del tabaco. Tal surge de la entraña fabulosa de epopéyico huaco, mítico aroma de broncíneos lotos, el hilo azul de los alientos rotos!