Pagina visitada hoy

viernes, 28 de marzo de 2014

Una canción atrincherada



                                                                 La República Dominicana



nace entre conjutos de ideas

y acciones

En la trinitaria

 hoguera del llanto

deja suplir sus lágrimas

entre la cadera del surco

en el pecho

sacro de estos cantores

amamantado

en  famélico senos

Y

miradas de una dama

candilejas

en raíces desnudas

de libertad

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

En esa órbita

centenarias

fusiles de ideas

evocaron cánticos

en  roncas piedras

salpicadas de mares

Epopeyas

hambrientas

tragadas en murciélagos

digitales

masticadores

de banderas

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

Juan Pablo Duarte y Diez

Ramón Matias Mella

Francisco del Rosario Sanchez

María Trinidad Sanchez

y otras fibras del violín

independentista

desataron

la Patria

de los grillos

ardientes

empecinado

en la frontera

de su paz

reconstruida

entre polen

agridulces

Pero

hoy

estos girofontes

tricocefalos

históricos

desentierran

las memorias

republicanas

cuando la noche

despeinada

se niega amanecer

de nuevo

en el estomago

descalzo,

estambre

de  políticos

saqueadores

de lamparas...

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempoViva

el honor

de la República

Dominicana

contemplado

desde bohío

mares

y

siluetas

maquilladas

de pólvoras

tierra

sembrada

de velorios

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

Yola,  indocumentadas,

mudas fronteras

que se despeñan

corriendo a la

desdentada  miseria

aposentandose

en países

donde ilumine mejor

el sendero de libertad

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

Fuera de estos

huracanes

inhóspito muro

estéril

donde

la

democrática,

el crimen

y peculado

gubernamental

sombrilla

y

tabernáculo

donde

languidecen

estrellas

parturientas

crisol de  libertad

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

Viva

la República Dominicana

y sus vecinos,  isla

rodeada de

asesinos y ladrones

de  antorchas

bajo la mandíbula

del ocaso

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

Apesar

del lienzo enrojesido

en el grito febrerino,1844

también

bajo la sangre

derramada

por el tirano (Trujillo)

en la cadera

de Constanza

Maimón

y Estero Hondo

en la piel de aquel

perenne verano

del 1959

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcofago

del tiempo

Como tambien

Surgieron

otros héroes

por el sudor

sangriento

de mártires

vertidos

en valentía de

candelabro

Patrio

1963

en

el

cantero

de

Manacla

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempoEl 24 de Abril,1965

se levanta

un remolino

atrincherado

en los cadáveres

milenarios de glorias

opuesto al golpe de estado

contra el horizonte democrático

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

La aurora

del 12 de Enero del 1972

y  los palmeros

arrodillaron

en una cueva cercana

al  kilómetro 14 de la autopista

de

Las Americas,

a una jauría amamantada por

aves de rapiña

universal

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo

En caracoles

nadan las palmeras

hasta levantar

la bandera tricolor

en la montaña

democrática

de nuevo tipo

Pero

las ideas no se pudren

en el sarcófago

del tiempo





Autor:

Lic.Ramón Danilo Correa

Miembro del Colegio Dominicano

de Periodistas CDP.C3-155

27  de Febrero,2005



Una ofrenda a un aniversario mas de la

independencia nacional

de la República Dominicana

En aquel 27 de Febrero 1844

Nota:

Todos los derechos de  este canto a la Patria,

están protegido por

la oficina de autoría según leyes dominicanas

Epitafio a una moribunda primavera


La muerte se desangra
en tus ojos infantiles, candilejas del martirio
en el filo del crimen
donde espantada la sepultura

Pero donde están tus gritos, secuestrado por la pus,
ya se, en la mezquindad del silencio,sin embargo
ellos dicen amar a Dios, pero no a su cruz enmarcada en la muchedumbre
esclavizada por tu piel.

del plomo, con manifestaciones de repudio
en calles y sudores del hambre retumba el microbio
de la injusticia social  en el infantil rostro de un mundo
que vomita dolor en  humo misero de pan y riachuelo

Esa muerte se descarna en estómagos de cadáveres
envejecidos de esperanzas, donde murciélagos vuelan
y anidan su voz en acuarelas de vidas

Estos niños (as), secuestrados en el digital  camposanto democrático,                                    
    acariciados por moscas y corruptos gusanos
 levantaran remolinos de fuegos en la garganta del alba

No comprendemos, porque agonizan
 primaveras moribundas de libertades,
surgidas  de vientres subterráneos e históricos.

Raíces enmarcadas en multitudes sin fronteras,
golpeando con sus huellas
el oxido y veneno de la palabra mio
acuñadas en el alma democrática

 Estos pueblos fusilados en el abecedario del hambre,
proceden del manto enlutado y arrodillado
 en la sangre  herida sin pan, ni flor
por el plomo,  entre consignas proletarias del amor

Que tanto duelen estos crímenes sin amapolas ni guitarras infantiles,
 con  barrigas llenas de moscas y lagrimas, manantiales de banderas solidarias
estos carceleros de vida , se arrastran entre cadáveres o praderas acribilladas.

 Enmudecida lengua, transito a  fosas democráticas,
donde aromas infantiles se amamantan
de sudores  hambrientos que  pudren y purifican el olvido
desde donde renacerá la nueva vida,



Autor:
Ramón Danilo Correa
11 de verano,2011

Este canto, esta protegido por la oficina de derecho de autor,
de la Republica Dominicana

jueves, 27 de marzo de 2014

Biografía de la poetisa, Alfonsina Storni, copiada del Proyecto Cervantes

Biografía de Alfonsina Storni(29 de Mayo de 1892 - 25 de Octubre de 1938)

La autora

La familia Storni -el padre de Alfonsina y varios hermanos mayores- llegó a la provincia de San Juan desde Lugano, Suiza, en 1880. Fundaron una pequeña empresa familiar, y años después, las botellas de cerveza etiquetadas «Cerveza Los Alpes, de Storni y Cía», circulan por toda la región. Los padres de Alfonsina viajaron a Suiza en el año 1891, junto con sus dos pequeños hijos. En 1892, el 29 de mayo, nació en Sala Capriasca Alfonsina, la tercera hija del matrimonio Storni. Llevó el nombre del padre, de un padre melancólico y raro. Más tarde le diría a su amigo Fermín Estrella Gutiérrez: «me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo».

Alfonsina aprendió a hablar en italiano, y en 1896 vuelven a San Juan, de donde son sus primeros recuerdos. «Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta». En 1901, la familia se trasladó nuevamente, esta vez a la ciudad de Rosario, un próspero puerto del litoral.

Paulina, la madre, abrió una pequeña escuela domiciliaria, y pasa a ser la cabeza de una familia numerosa, pobre y sin timón. Instalaron el «Café Suizo», cerca de la estación de tren, pero el proyecto fracasó. Alfonsina lavaba platos y atendía las mesas, a los diez años. Las mujeres comenzaron a trabajar de costureras. Alfonsina decide emplearse como obrera en una fábrica de gorras. En 1907 llega a Rosario la compañía de Manuel Cordero, un director de teatro que recorría las provincias. Alfonsina reemplaza a una actriz que se enferma. Esto la decide a proponerle a su madre que le permita convertirse en actriz y viajar con la compañía. Recorre Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán. Después dirá que representó Espectros, de Ibsen, La loca de la casa, de Pérez Galdós, y Los muertos, de Florencio Sánchez.

En sus cartas al filólogo español don Julio Cejador Alfonsina resume algunos momentos de su vida. Refiriéndose a esta época, le dirá: «A los trece años estaba en el teatro. Este salto brusco, hijo de una serie de casualidades, tuvo una gran influencia sobre mi actividad sensorial, pues me puso en contacto con las mejores obras del teatro contemporáneo y clásico (…). Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable. Aquel ambiente me ahogaba. Torcí rumbos…». Luego, en un reportaje de la revista El Hogar, contará que al regresar escribió su primera obra de teatro, Un corazón valiente, de la que no han quedado testimonios.

Cuando volvió a Rosario se encuentra con que su madre se ha casado y vive en Bustinza. La poeta decide estudiar la carrera de maestra rural en Coronda, y allí recibe su título profesional. Gana un lugar sobresaliente en la comunidad escolar, consigue un puesto de maestra y se vincula a dos revistas literarias, Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Allí aparecen sus poemas durante todo ese año, y si bien no hay testimonio de ellos, sí sabemos de otros publicados al año siguiente en Mundo Argentino, y que tienen resonancias hispánicas.

Poeta en Buenos Aires

Al terminar el año de 1911, decide trasladarse a Buenos Aires. «En su maleta traía pobre y escasa ropa, unos libros de Darío y sus versos». Así, con nostalgia, evoca su hijo Alejandro la llegada. Pobre equipaje para enfrentarse con una ciudad que estaba abierta al mundo, con las expectativas puestas en esa inmigración que traería nuevas manos para producir y nuevas formas de convivencia. El nacimiento de su hijo Alejandro, el 21 de abril de 1912, define en su vida una actitud de mujer que se enfrenta sola a sus decisiones. Trabaja como cajera en la tienda «A la ciudad de México», en Florida y Sarmiento. También en la revista Caras y Caretas.

Su primer libro, La inquietud del rosal, publicado con grandes dificultades económicas, apareció en 1916. En un homenaje al novelista Manuel Gálvez, por primera vez en Buenos Aires, en esta clase de reuniones, aparece Alfonsina recitando con aplomo sus propios versos. En junio de 1916, aparece en Mundo Argentino un poema titulado «Versos otoñales». Aunque los versos son apenas aceptables, sorprende su capacidad de mirarse por dentro, que por entonces no era común en los poetas de su generación.

Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas
He sentido el otoño; sus achaques de viejo
Me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
Que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas.

Sus amigos los poetas modernistas

Amado Nervo, el poeta mejicano paladín del modernismo junto con Rubén Darío, publica sus poemas también en Mundo Argentino, y esto da una idea de lo que significaría para ella, una muchacha desconocida, de provincia, el haber llegado hasta aquellas páginas. En 1919 Nervo llega a la Argentina como embajador de su país, y frecuenta las mismas reuniones que Alfonsina. Ella le dedica un ejemplar de La inquietud del rosal, y lo llama en su dedicatoria «poeta divino». Vinculada entonces a lo mejor de la vanguardia novecentista, que empezaba a declinar, en el archivo de la Biblioteca Nacional uruguaya hay cartas al uruguayo José Enrique Rodó, otro de los escritores principales de la época, modernista autor de Ariel y de Los motivos de Proteo, ambos libros pilares de una interpretación de la cultura americana. El uruguayo escribía, como ella, en Caras y Caretas y era, junto con Julio Herrera y Reissig, el jefe indiscutido del nuevo pensamiento en el Uruguay. Ambos contribuyeron a esclarecer los lineamientos intelectuales americanos a principios de siglo, como lo hizo también Manuel Ugarte, cuya amistad le llegó a Alfonsina junto con la de José Ingenieros.

Su voluntad no la abandona, y sigue escribiendo. En mejores condiciones publica El dulce daño, en 1918. El 18 de abril de 1918 se le ofrece una comida en el restaurante Génova, de la calle Paraná y Corrientes, donde se reunía mensualmente el grupo de Nosotros, y en esa oportunidad se celebra la aparición de El dulce daño. Los oradores son Roberto Giusti y José Ingenieros, su gran amigo y protector, a veces su médico. Alfonsina se está reponiendo de la gran tensión nerviosa que la obligó a dejar momentáneamente su trabajo en la escuela, pero su cansancio no le impide disfrutar de la lectura de su «Nocturno», hecha por Giusti, en traducción al italiano de Folco Testena

También en 1918 Alfonsina recibe una medalla de miembro del Comité Argentino Pro Hogar de los Huérfanos Belgas, junto con Alicia Moreau de Justo y Enrique del Valle Iberlucea. Años atrás, cuando empezó la guerra, Alfonsina había aparecido como concurrente a un acto en defensa de Bélgica, con motivo de la invasión alemana. Comienzan sus visitas a la ciudad de Montevideo, donde hasta su muerte frecuentará amigos uruguayos. Juana de Ibarbourou lo contó años después de la muerte de la poetisa argentina: «En 1920 vino Alfonsina por primera vez a Montevideo. Era joven y parecía alegre; por lo menos su conversación era chispeante, a veces muy aguda, a veces también sarcástica. Levantó una ola de admiración y simpatía… Un núcleo de lo más granado de la sociedad y de la gente intelectual la rodeó siguiéndola por todos lados. Alfonsina, en ese momento, pudo sentirse un poco reina».

La amistad de Quiroga, el escritor de la selva

En 1922, Alfonsina ya frecuentaba la casa del pintor Emilio Centurión, de donde surgiría posteriormente el grupo Anaconda. Allí conoció, seguramente, al escritor uruguayo Horacio Quiroga, que había llegado de su refugio en San Ignacio, Misiones, durante el año 1916. Su personalidad debió atraer a Alfonsina. Un hombre marcado por el destino, perseguido por los suicidios de seres queridos, que, además, se había atrevido a exiliarse en Misiones, e intentado allí forjar un paraíso. En 1922, era ya el autor de sus libros más importantes, Cuentos de la selva, Anaconda, El desierto. Vivía modestamente de sus colaboraciones en diarios y revistas y desempeñó un papel protagónico en el intento de profesionalizar la escritura. Alfonsina había publicado sus libros Irremediablemente (1919) y Languidez (1920).

La amistad con Quiroga fue la de dos seres distintos. Cuenta Norah Lange que en una de sus reuniones, adonde iban todos los escritores de la época, jugaron una tarde a las prendas. El juego consistió en que Alfonsina y Horacio besaran al mismo tiempo las caras de un reloj de cadena, sostenido por Horacio. Este, en un rápido ademán, escamoteó el reloj precisamente en el momento en que Alfonsina aproximaba a él sus labios, y todo terminó en un beso. Quiroga la nombra frecuentemente en sus cartas, sobre todo entre los años 1919 y 1922, y su mención la destaca de un grupo donde había no sólo otras mujeres sino también otras escritoras. Sin embargo, cuando Quiroga resuelve irse a Misiones en 1925, Alfonsina no lo acompaña. Quiroga le pide que se vaya con él y ella, indecisa, consulta con su amigo el pintor Benito Quinquela Martín. Aquél, hombre ordenado y sedentario, le dice: «¿Con ese loco? ¡No!».

Un nuevo camino para la poesía

En el año 1923, la revista Nosotros, que lideraba la difusión de la nueva literatura argentina, y con hábil manejo formaba la opinión de los lectores, publicó una encuesta, dirigida a los que constituyen «la nueva generación literaria». La pregunta está formulada sencillamente: «¿Cuáles son los tres o cuatro poetas nuestros, mayores de treinta años, que usted respeta más?».

Alfonsina Storni tenía en ese entonces treinta y un años recién cumplidos, es decir, que apenas bordeaba la cifra exigida para constituirse en «maestro de la nueva generación». Su libro Languidez, de 1920, había merecido el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura, lo que la colocaba muy por encima de sus pares. Muchas de las respuestas a la encuesta de Nosotros coinciden en uno de los nombres: Alfonsina Storni.

Mil novecientos veinticinco fue el año de la publicación de Ocre, un libro que marca un cambio decisivo en su poesía. Desde hace dos años es profesora de Lectura y declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas, y su postura como escritora está absolutamente afianzada entre el público y sus iguales. Por aquella época muere José Ingenieros, y esto la deja un poco más sola.

Hasta la casa de la calle Cuba llega una tarde la chilena Gabriela Mistral. El encuentro debió ser importante para la chilena, ya que publicó su relato ese año en El Mercurio. Llamó por teléfono a Alfonsina antes de ir, y le impresionó gratamente su voz, pero le habían dicho que era fea y entonces esperaba una cara que no congeniara con la voz. Por eso cuando la puerta se abre pregunta por Alfonsina, porque la imagen contradice a la advertencia. «Extraordinaria la cabeza, recuerda, pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado, que hace el marco de un rostro de veinticinco años». Insiste: «Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura». La chilena queda impresionada por su sencillez, por su sobriedad, por su escasa manifestación de emotividad, por su profundidad sin trascendentalismos. Y sobretodo por su información, propia de una mujer de gran ciudad, «que ha pasado tocándolo todo e incorporándoselo» (1).

El 20 de marzo de 1927 se estrena su obra de teatro, que despertaba las expectativas del público y de la crítica. El día del estreno asistió el presidente Alvear con su esposa, Regina Pacini. Al día siguiente la crítica se ensañó con la obra, y a los tres días tuvo que bajar de cartel. El diario Crítica tituló «Alfonsina Storni dará al teatro nacional obras interesantes cuando la escena le revele nuevos e importantes secretos». La escritora se sintió muy dolida por su fracaso, y trató de explicarlo atribuyéndole la culpa al director y a los actores.

Años de equilibrio

Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa. En 1928 viajó a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas. En 1932, publicó sus Dos farsas pirotécnicas: Cimbelina y Polixene y la cocinerita. Está tranquila, colabora en el diario Crítica y en La Nación; sus clases de teatro son la rutina diaria, y su rostro empieza a cambiar. Las canas cubren su cabeza y le dan un aire diferente.

En 1931, el Intendente Municipal nombró a Alfonsina jurado y es la primera vez que ese nombramiento recae en una mujer. Alfonsina se alegra de que comiencen a ser reconocidas las virtudes que la mujer, esforzadamente, demuestra. «La civilización borra cada vez más las diferencias de sexo, porque levanta a hombre y mujer a seres pensantes y mezcla en aquel ápice lo que parecieran características propias de cada sexo y que no eran más que estados de insuficiencia mental. Como afirmación de esta limpia verdad, la Intendencia de Buenos Aires declara, en su ciudad, noble la condición femenina», afirma Alfonsina en un diario al referirse a su designación.

En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires entre octubre de 1933 y febrero de 1934. Le dedicó un poema, «Retrato de García Lorca», publicado luego en Mundo de siete pozos (1934). Allí dice: «Irrumpe un griego /por sus ojos distantes (…). Salta su garganta /hacia afuera /pidiendo /la navaja lunada /aguas filosas (…). Dejad volar la cabeza, /la cabeza sola /herida de hondas marinas /negras…».

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama.

En 1936 se suicida Horacio Quiroga y ella le dedicó un poema de versos conmovedores y que presagian su propio final:

Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
Y así como en tus cuentos, no está mal;
Un rayo a tiempo y se acabó la feria…

Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
Que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.

El final

El veintiséis de enero de 1938, en Colonia, Uruguay, Alfonsina recibe una invitación importante. El Ministerio de Instrucción Pública ha organizado un acto que reunirá a las tres grandes poetisas americanas del momento, en una reunión sin precedentes: Alfonsina, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral. La invitación pide «que haga en público la confesión de su forma y manera de crear». Tiene que prepararse en un día y, llena de entusiasmo, escribe su conferencia sobre una valija que ha puesto en las rodillas. Divertida, encuentra un título que le parece muy adecuado: «Entre un par de maletas a medio abrir y las mancillas del reloj».

Hacia mitad de año apareció Mascarilla y trébol y una Antología poética con sus poemas preferidos. Los meses que siguen fueron de incertidumbre y temor por la renuencia de la enfermedad. El 23 de octubre viajó a Mar del Plata y hacia la una de la madrugada del martes veinticinco Alfonsina abandonó su habitación y se dirigió al mar. Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. A la tarde, los diarios titulaban sus ediciones con la noticia: «Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América». A su entierro asistieron los escritores y artistas Enrique Larreta, Ricardo Rojas, Enrique Banchs, Arturo Capdevila, Manuel Gálvez, Baldomero Fernández Moreno, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea, Alejandro Sirio, Augusto Riganelli, Carlos Obligado, Atilio Chiappori, Horacio Rega Molina, Pedro M. Obligado, Amado Villar, Leopoldo Marechal, Centurión, Pascual de Rogatis, López Buchardo.

El 21 de noviembre de 1938, el Senado de la Nación rindió homenaje a la poeta en las palabras del senador socialista Alfredo Palacios. Este dijo:

«Nuestro progreso material asombra a propios y extraños. Hemos construido urbes inmensas. Centenares de millones de cabezas de ganado pacen en la inmensurable planicie argentina, la más fecunda de la tierra; pero frecuentemente subordinamos los valores del espíritu a los valores utilitarios y no hemos conseguido, con toda nuestra riqueza, crear una atmósfera propicia donde puede prosperar esa planta delicada que es un poeta».

Poemario de Alfonsina Storni

TU ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.


S Á B A D O

Me levanté temprano y anduve descalza
Por los corredores: bajé a los jardines
Y besé las plantas
Absorbí los vahos limpios de la tierra,
Tirada en la grama;
Me bañé en la fuente que verdes achiras
Circundan. Más tarde, mojados de agua
Peiné mis cabellos. Perfumé las manos
Con zumo oloroso de diamelas. Garzas
Quisquillosas, finas,
De mi falda hurtaron doradas migajas.
Luego puse traje de clarín más leve
Que la misma gasa.
De un salto ligero llevé hasta el vestíbulo
Mi sillón de paja.
Fijos en la verja mis ojos quedaron,
Fijos en la verja.
El reloj me dijo: diez de la mañana.
Adentro un sonido de loza y cristales:
Comedor en sombra; manos que aprestaban
Manteles.
Afuera, sol como no he visto
Sobre el mármol blanco de la escalinata.
Fijos en la verja siguieron mis ojos,
Fijos. Te esperaba.


ALMA DESNUDA

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al inviemo que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.


DATE A VOLAR

Anda, date a volar, hazte una abeja,
En el jardín florecen amapolas,
Y el néctar fino colma las corolas;
Mañana el alma tuya estará vieja.

Anda, suelta a volar, hazte paloma,
Recorre el bosque y picotea granos,
Come migajas en distintas manos
La pulpa muerde de fragante poma.

Anda, date a volar, sé golondrina,
Busca la playa de los soles de oro,
Gusta la primavera y su tesoro,
La primavera es única y divina.

Mueres de sed: no he de oprimirte tanto...
Anda, camina por el mundo, sabe;
Dispuesta sobre el mar está tu nave:
Date a bogar hacia el mejor encanto.

Corre, camina más, es poco aquéllo...
Aún quedan cosas que tu mano anhela,
Corre, camina, gira, sube y vuela:
Gústalo todo porque todo es bello.

Echa a volar... mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, Amor, yo te comprendo.

Callada el alma... el corazón partido,
Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.

Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para tí...
Pero se hace la noche; no te apures...
Todas traen a mí...



UN SOL

Mi corazón es como un dios sin lengua,
Mudo se está a la espera del milagro,
He amado mucho, todo amor fue magro,
Que todo amor lo conocí con mengua.

He amado hasta llorar, hasta morirme.
Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
Pero yo espero algún amor natura
Capaz de renovarme y redimirme.

Amor que fructifique mi desierto
Y me haga brotar ramas sensitivas,
Soy una selva de raíces vivas,
Sólo el follaje suele estarse muerto.

¿En dónde está quien mi deseo alienta?
¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?
Vulgar estorbo, pálido follaje
Distinto al tronco fiel que lo alimenta.

¿En dónde está el espíritu sombrío
De cuya opacidad brote la llama?
Ah, si mis mundos con su amor inflama
Yo seré incontenible como un río.

¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
Ha de traer su gran verdad sabida...
Hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.
FRENTE AL MAR

Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda".

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y equivoca
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.



ESTA TARDE

Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...
DUERME TRANQUILO

Dijiste la palabra que enamora
A mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
Y hermoso el rostro tuyo a toda hora.

Cuando encanta la boca seductora
Debe ser fresca, su decir ameno;
Para tu oficio de amador no es bueno
El rostro ardido del que mucho llora.

Te reclaman destinos más gloriosos
Que el de llevar, entre los negros pozos
De las ojeras, la mirada en duelo.

¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
De algún bárbaro rey Y tiene estatua.



DOLOR

Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;

Oue la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar

Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;

Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear

Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;

Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.




CARTA LÍRICA A OTRA MUJER

Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
Conozco yo, y os imagino blanca,
Débil como los brotes iniciales,
Pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina.
En vuestros ojos placidez de lago
Que se abandona al sol y dulcemente
Le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
Dolor, el mío, que se alarga, alarga,
Y luego se me muere y se concluye
Así, como lo veis; en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
Tenéis un rumoroso colmenero.
Si las orejas vuestras son a modo
De pétalos de rosas ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente.
Mirando las estrellas tan lejanas.
Y si en las manos tibias se os aduermen
Palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda:
Vos, que tenéis el hombre que adoraba
Entre las manos dulces, vos la bella
Que habéis matado, sin saberlo acaso,
Toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
Estáis gustando del amor secreto
Que guardé silencioso... Dios lo sabe
Por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
Tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
Acaso mía aquélla dicha vuestra
Me fuera ahora... ¡sí! acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada
Que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
La sed divina, contenida entonces,
Me pulió el alma... ¡Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
El se adormece y le decís palabras
Pequeñas y menudas que semejan
Pétalos volanderos y muy blancos.
Acaso un niño rubio vendrá luego
A copiar en los ojos inocentes
Los ojos vuestros y los de él
Unidos en un espejo azul y cristalino...
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
¡Arrancaban tan firmes los cabellos
A grandes ondas, que a tenerla cerca
No hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
Los labios suyos; él me dijo un día
Que nada era tan dulce al alma suya
Como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
Vagando por afuera de la vida,
-Como aquellos filósofos mendigos
Que van a las ventanas señoriales
A mirar sin envidia toda fiesta-
Me allegue humildemente a vuestro lado
Y con palabras quedas, susurrantes,
Os pida vuestras manos un momento,
Para besarlas, yo, como él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente,
Vaya pensando: aquí se aposentaron
¿Cuánto tiempo?, sus labios, ¿cuánto tiempo
En las divinas manos que son suyas?
¡Oh, qué amargo deleite, este deleite
De buscar huellas suyas y seguirlas
Sobre las manos vuestras tan sedosas,
Tan finas, con sus venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
Ni dominarle el alma, ni tenerlo
Rendido aquí a mis pies, recompensarme
Este horrible deleite de hacer mío
Un inefable, apasionado rastro.
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
Barrera ardiente, viva, que al tocarla
Ya me remueve este cansancio amargo,
Este silencio de alma en que me escudo,
Este dolor mortal en que me abismo,
Esta inmovilidad del sentimiento
¡Que sólo salta, bruscamente, cuando
Nada es posible!

VERSOS OTOÑALES

Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas,
he sentido el otoño; sus achaques de viejo
me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas...

¡Que curioso destino! Me ha golpeado a las puertas
en plena primavera para brindarme nieve
y mis manos se hielan bajo la presión leve
de cien rosas azules sobre sus dedos muertas

Ya me siento invadida totalmente de hielo;
castañean mis dientes mientras el sol, afuera,
pone manchas de oro, tal como en primavera,
y ríe en la ensondada profundiad del cielo.

Y lloro lentamente, con un dolor maldito...
con un dolor que pesa sobre mis fibras todas,
¡Oh, la palida muerte que me ofrece sus bodas
y el borroso misterio cargado de infinito!

¡Pero yo me rebelo!... ¿Cómo esta forma humana
que costó a la materia tantas transformaciones
me mata, pecho adentro, todas las ilusiones
y me brinda la noche casi en plena mañana?



LA INVITACIÓN AMABLE

Acercate, poeta; mi alma es sobria,
de amor no entiende -del amor terreno-
su amor es mas altivo y es mas bueno.

No pediré los besos de tus labios.
No beberé en tu vaso de cristal,
el vaso es frágil y ama lo inmortal.

Acercate, poeta sin recelos...
ofréndame la gracia de tus manos,
no habrá en mi antojo pensamientos vanos.

¿Quieres ir a los bosques con un libro,
un libro suave de belleza lleno?...
Leer podremos algun trozo ameno.

Pondré en la voz la religión de tu alma,
religión de piedad y de armonía
que hermana en todo con la cuita mía.

Te pediré me cuentes tus amores
y alguna historia que por ser añeja
nos dé el perfume de una rosa vieja.

Yo no diré nada de mi misma
porque no tengo flores perfumadas
que pudieran asi ser historiadas.

El cofre y una urna de mis sueños idos
no se ha de abrir, cesando su letargo,
para mostrarte el contenido amargo.

Todo lo haré buscando tu alegría
y seré para ti tan bondadosa
como el perfume de la vieja rosa.

La invitación esta....sincera y noble.
¿Quieres ser mi poeta buen amigo
y solo tu dolor partir conmigo?

VOY A DORMIR
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...


YO EN EL FONDO DEL MAR
En el fondo del mar
hay una casa de cristal.

A una avenida
de madréporas
da.

Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.

Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.

Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.

Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.

Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.

miércoles, 26 de marzo de 2014

La hija de mi hija



                                                          Desde el fondo de tu vida





surge una luz, en acuarelas insipientes
su rostro de Gioconda y piel vestida de aroma

Xadai, es la nomenclatura, donde giraran voces estrepitosas
que repondera, en tenues cauces y violines de entendimiento

Eres Gioconda, perfil y  cosecha  reciente
donde la imaginación infantil rebosa de polen
la geografía familiar y las empalizadas donde el redentor
Cuida su rebaño

Hoy, apesar de estar lloviendo debajo de las pestañas de la noche,
dormiremos en la tranquilidad de tus gritos y resplandecientes raíces  matinales
hasta que en otros sueños florezcan
centenarias consignas, y el Sol salga cuando le de la gana, no obligado
a que detrás de su luz se escondan  duendes y vampiros


Deberás acostumbrar la piel, al ronquido del áspid por donde
 desfallece la vida en hiel y miel de mariposa secuestrada por sueños perennes
de esta historia republicana, donde  payasos trafican entre piernas de Ángeles
enajenando el néctar de cada gemido por vivir

Eres la Gioconda de la Patria,  y desde tus frondosos ojos puedo ver
 galerías y columpios
Bohío de arcillas, colgar en la trenza   de una sala de tarea
Asi como también, el mundo girar fuera de su maldad, en el muro infantil
Trébol donde  la vida se descascara en  manos  de opresores truenos


La hija de mi hija
Gioconda, cual si fuera el pétalo de un  otoño, en su primavera
Pero quiero que sepas y jamás  olvides, la utopia de risas nublosas
 De aquellas alegrías de payasos que descarnan sus simpatías en  Orinocos y
laberintos de mentiras.

Desde el fondo de tu vida
surge una luz, en acuarelas insipientes
su rostro de Gioconda y piel vestida de aroma

Xadai, es la nomenclatura, donde giraran voces estrepitosas
que repondera, en tenues cauces y violines de entendimiento

Eres Gioconda, perfil y  cosecha  reciente
donde la imaginación infantil rebosa de polen
la geografía familiar y las empalizadas donde el redentor
Cuida su rebaño

Hoy, apesar de estar lloviendo debajo de las pestañas de la noche,
dormiremos en la tranquilidad de tus gritos y resplandecientes raíces  matinales
hasta que en otros sueños florezcan
centenarias consignas, y el Sol salga cuando le de la gana, no obligado
a que detrás de su luz se escondan  duendes y vampiros


Deberás acostumbrar la piel, al ronquido del áspid por donde
 desfallece la vida en hiel y miel de mariposa secuestrada por sueños perennes
de esta historia republicana, donde  payasos trafican entre piernas de Ángeles
enajenando el néctar de cada gemido por vivir

Eres la Gioconda de la Patria,  y desde tus frondosos ojos puedo
 ver galerías y columpios
Bohío de arcillas, colgar en la trenza   de una sala de tarea
Asi como también, el mundo girar fuera de su maldad, en el muro infantil
Trébol donde  la vida se descascara en  manos  de opresores truenos


La hija de mi hija
Gioconda, cual si fuera el pétalo de un  otoño, en su primavera
Pero quiero que sepas y jamás  olvides, la utopia de risas nublosas
 de aquellas alegrías de payasos que descarnan sus simpatías en  Orinocos y
laberintos de mentiras. Pero tú eres la bondad, cristalizada  y verdecida en
pesebres y crisol de infantiles mariposas

Tu has llegado en el exacto momento que esta flagela Patria  necesita
de tus caramelos y pampers, para reconstruir  alegría y esperanza
que un día no creció
en el alma de este cruel invierno…

Bienvenida al pincel del amor y el redil familiar



Autor: Lic. Ramón Danilo Correa
Viernes 21de Otoño, 2011
Hora: 8:46pm


Nota. Este trabajo poético, esta protegido de manera integra
 por la Oficina de derecho de autor, de la Republica Dominicana

Ojos de Ámbar Marinas



Amplias farolas

de Ámbar

que eclipsa el universo

con sus alegres cantares

de primaveras que madrugan

en estelas acrisoladas

cantoras de auroras

vestidas de amor...

Ese matiz ámbar marinas

esa danza matinal de tus ojos

invitan a la vida

trajinar descalza

por el malecón de lagos

lloviznas y relámpagos

para de esa manera

poblar tus miradas infantiles

de mieles

Déjame mirar con tus dos

amarillentas olas de mar

las raíces atrincheradas en
el alma madrugadora

de tu bendecida luces crepuscular

ninfas hermosas

son tus ojos

ámbar marinas

hilos de trigos

Esos faroles

sellan la aurora

de una tarde

uniformada de de sol

en cuyos labios

resplandecen mieles y trigos

mojados de distancias

Es por eso

linda mujer

que todo el día cabe en el
jardín de tus ojos

ya que aun así el reloj

sigue girando sin

segundos

minutos

ni horas fijas

para permitir

que tu rostro resplandezca

como mitológico

Follajes ultramarinos..







Autoría:

Ramón Danilo Correa

Verano, 11 de 2004

Santo Domingo

Distrito Nacional

Rep. Dominicana

Arrodillado en una esquina de las llagas de jesucristo



                                                        Camino en  rutas de tu  calvario


Ahí , donde vive el pasado de tus espinas en crispadas en el dolor del cielo

Yo habito hoy como todos, en la verde sangre de ese calvario enlodado

por Verdugos…

Y con tu límpido rostro, Jesús, emancípate el pecado de los que mandaron  a

Cortar las rosas de Saron , mas hoy hijo de Dios, con el crucifijo de oro nos

Condenan sin espinas en el pecado.

 Jesús, tus verdugos son los nuestros


En el aposento de tu voz, busco la gloria de mi fe, para liberar  amapolas,

del polvo y de esa manera, preparar  tu regreso, y tapizar esas llegas con

 colores de luces marginales

Jesús de Nazaret, esos gendarmes de espadas y encendidos plomos, derriban

almas en tu nombre, con el crucifijo, empuñando el crimen, mas esos lirios no se marchitan

florecen en el costado de tus llagas para liberar en tu nombre los hijos del

Gestsemani y así echar fuera la serpiente inhumana de la corrupción que

pudre tu vestimenta de llagas y resurrección


He vivido de espalda al ingenio mercantil de tus palabras, glorificadas y

enmudecidas por coroneles y generales de sus mandatarios salpicados de tu

sangre, almorzando siempre con un pedazo de tu cuerpo desnudo arropado

por muchedumbre,  que han aprendido como tu, morir en las montanas y en los

labios del sol, donde tu agonisate de sed y pan para saciar el pecado del

hierro  y el dinero sin el nombre de Dios….

Hace unos segundos que te encontré orando en la esquina de mi hambre y frente ami dolor

Se que eres el hijo de Dios, pero antes como hoy, estos gobiernos se rifan tu

trenza para ahorcar con ella el sudor del pobre y tratan con tus predicas

engañar al campesino y  obrero del tiempo, hoy se que grandes eres  

JESUS DE NAZARET






Autor :

Ramón Danilo Correa

Primavera 03,2010

Derechos reservados por la oficina de autor de la
República Dominicana….

lunes, 24 de marzo de 2014

Una carta para ti

Santo Domingo, distrito nacional
República Dominicana
tiempo de este siglo
huérfano de pan y amor


                                                               UNA CARTA PARA TI


Unas silabas

son suficientes para sembrarlas en el vientre

Tierno de esta espiga mínima

dentro de la sombra

de este caracol

Si

Son huecos vacíos de perfumes

que entretejen aquellos recuerdos

que una vez llevábamos en nuestro paraguas

O tal vez, letras inanimadas que afeitaron sus

acentos para

no comunicar rencores ni pasiones bajo barrotes

de estigmas

Esta carta

envejecida por el viejo dominio del lenguaje

no es quizás, entendible ni por ti ni por los demás

sepultureros de raíces y lagrimas alimentarías de

otoños ortográficos

Sabes

estas letras agonizantes, son para ti

Con la finalidad de que limpies el amarillento polvo

que adorna su cutis

Y luego mi amor

Pintar tus labios con los rayos solares quemante de mi adolorida voz

secuestrado ahí en el monologo que te envío

en esta misiva sin

fecha ni holocausto de amor……

no pondré mi nombre en el remitente, para saber

si tu recuerdas las iniciales del desierto

Y

para sacar de tu alma impresa en mi rostro

la ausencia de estos párrafos

Epitafios de un olvido

enredado en huellas de gaviotas

Surcadoras de madrigales

Te escribo este soliloquio

Con la intención de que siembre en tus sueños

Algas marinas

Y de que entiendas que debajo del sudor

en aquellos tibios besos y versos

Hay una golondrina volando hasta llegar a tu corazón

de encendido junco



En cuyo vientre en espera

se aposenta el ocaso

de este Ayer………………

Esta carta es para ti poblada de tu ayer..







Autor:

Ramón Danilo Correa

¨ Esta epístola fue concebida

en una rejuvenecida tarde

de invierno, de un siglo cualquiera……………

Gracias, a tu ayer




Déjame pensar en los corales encrespados de soledad, quiero verter mi triste océano en sudoroso estigmas, en la aurora del reloj tampoco deseo que pienses en aquellos segundos cuando  nos mecíamos en la trenza del deseo que nos esclavizó sin darnos cuentas.

Que cobarde fui al dejar volar esa incendiada tarde, sin un después, con tus rabias sin filos cortaste la sed de este  amor, oriundo del bosque y la esperanza de volver ati, sin almanaque de llegadas    hasta tus alamedas

Linda, déjame silenciar esas lágrimas que surcaron tu ayer
Tu tan lejos, mi vida, donde viven las golondrinas, pero no importa, falta poco tiempo para llegar el ayer, sabes, espero abrir mi quimera y llenarla de tu lejanía, no me hagas caso, es que estoy pensando en nuestro barrio lluviosos en tu boca y en mi cristo sin puerto. Siento vergüenza por la MORENA ,una elegante y noble dama de la miel y el susurro….

Linda, ahora que no esta, ahora que la culpa es solo mía, ahora que las palmeras crecieron entre tu y yo, como para amurallar la alegría del ruiseñor y su plumaje de  mentira. Como tu acaricias en las madrugadas  esta alma  vulcanizada, quiero que  seas feliz aunque sea en los extranjeros brazos de un a dios sin regresos

Hoy es día sin ti, y salgo al patio del olvido y entro de repente por las lloviznas del Sol, que respiran en la piel de un sueño alegre que yo he vivido, junto ati, linda mujer, dama de la honestidad, gracias por dejar que la utopia me dejara besar las huellas de tu amor, y de esa manera acaricié la geografía de tu vanidad de mujer.


Autor:
Lic. Ramón Danilo Correa
Miércoles, 03 Otoño, 2010

Este trabajo poético, esta protegido de manera integra, por
 leyes dominicanas, en la oficina del derecho de autor.

sábado, 22 de marzo de 2014

Oda a una patria secuestrada por la corrupcion


República Dominicana

Tu sigues doblegada

al hambre y

Mentiras de payasos

políticos

Tus labios

rígidos cual si fuera

el vientre vacío

de tus playas

Elevar una plegaria

 al cielo, y la tierra,para

castigar a los asesinos

de la voz y el pincel

En estos días

de perenne promesas

políticas,

diputados, senadores

y jueces

mercaderes del santuario,

Juegan la trenza de

tu espalda

tejida con  vertidas

sangres de patriotas

y mártires,en el

"Altar de la Patria"

Oremos

Para que el pueblo

enmudezca

el discurso de

traficantes del

odio y el peculado

Patria

Arrodilladas

en  tiniebla

de un presidente

y otros mandatarios,

 gobernadores, alcaldes,

 coroneles

 generales del dolor

y regidores, saqueadores

de alegrías infantiles

Levanta tus canas

caídas en los pies

de moribundas

palmeras

 Arrendatarios

       y

traficantes

 de hambres,

 ríos,fangos

de

promesas

 canciones

miserias

honestidad,

minas de oros

y piedras

preciosas,

todos ellos,

minusválidos

albañiles

de la muerte

enamorada de la vida.

Pero yo te amo,

estos

caminos

polvorientos

habitados de

 promesas

politiqueras

empuñaran

las lluvias

derramadas

en mafiosos

resultados

 (eleccionarios)

 en el alma

de la Patria

Oremos por los

sembradores

de miserias

en el Congreso

¡Ho!, Patria

estos ladrones

de amapolas

han rasgado

el perfil de

tu filosofía

Con los clavos

que crucificaron a

Jesucristo

clavaremos las garras

y el cerebro fetido

de estos especuladores

de la vida republicana

No importa

 tu surgirá

desde el fondo

del microbio

 y

 con la bandera tricolor

en  brazos

de los humildes

donde  la palabra mío

no sea el rostro de

 la corrupción.

     Y

Tu

lánguideses

en esta histórica tumba,

 atracada su

gloriosa moral

de paz, bajo el fecal paragua

 democratico,botin de

corsarios

!!Ho!!

 Patria,

 encarceladas

en tus minas

de oro y cementerios

 y pobreza

en el mismo

discurso

político

tenebroso

 enraizado

y misero

en cristiandad.

Oremos para que

Dios y el pueblo,

salven el

Alma de  los

corruptos

que habitan en el

Palacio presidencial

Estos

Honorables

Compran y venden

Párrafos

La justicia, solo se le aplica

al que tiene hambre

al que tiene sueño,

al que labra la tierra, con

su envejecido apellido

 al que se pudre

arropado en

colores de  banderas

al que ha sembrado

Algas marinas

en la frente del sudor

  ...Viva la República Dominicana!!!

Elegía del partido blanco, del líder negro

.

                                                   ..El PRD unido jamás será vencido…

Entre nosotros
las palabras unitarias del líder
piel  del pueblo (José Francisco Peña Gómez)
nos acusa hasta unificar los latidos del alma
 democrática, ahora en bandolera

En el instante en que el mar
 polvoriento, acaricia la envejecida
historia, con sus garras de papel
hiere lágrimas lastimeras.

Por la memoria del líder
Unitario, que florezca el aroma
entre nosotros

Solo con el cuerpo integro
entre nosotros, podremos
vencer un siglo misero de paz.

Entre nosotros
no puede existir
mentiras de miel

Entre nosotros
la tea de la libertad
no debe sucumbir
en manipulados votos...

Por el histórico jacho encendido
en el sendero democrático de los desamparados
del sueño. viva la unidad del PRD

Entre nosotros, el Partido Revolucionario
Dominicano (PRD), no puede morir
de hambre,ni sudor de sed
por la consecución democrática.

Entre nosotros
 el doctor José Francisco Peña Gómez
se levantara, entre nosotros
como único líder del fuego y la paz

Entre nosotros
el PRD, nos llama con su lengua de paloma
Y sus gemidos de unidad
Y sus lagrimas entre ocaso
Nos reclama  la victoria, entre nosotros

Para luego entre nosotros
sepultar el monstruo centenario
cazador de madrugadas, que pretende hoy,
sin el doctor José Francisco Peña Gómez
enmudecer la verdad y castrar el rostro del tiempo

Entre nosotros
Por el manto  sudoroso del
doctor José Francisco Peña Gómez
empuñemos el alba de la unidad

Entre nosotros, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
gladiador  entre energía de  dolores y pólvoras
puerta de libertades y amor

Pendón democrático, cauce libertario en el polen del Sol
Jamás puede dividirse en momentos caudalosos
 para la historia Patria, donde la corrupción
es sombrilla del poder,

Entre nosotros  los pobres claman
Unidad, unidad…


Que viva el PRD para enfrentar el acero
el fuego, el oxido de tu ronca voz
 envejecida en la alameda
enclaustrada hoy por mezquino del mañana…

Entre nosotros, los viejos robles, recortan sus canas
en las lagrimas del líder, cuando contempla la deforestación
de sus ideas unitarias

Viva la unida del PRD en la garganta del Sol


Autor:

Lic. Ramón Danilo Correa
Periodista
Colegio Dominicano de Periodistas
CDP. C3_155
Domingo,06 de Marzo,2011

Este llanto, es en honor a la unidad del Partido Revolucionario Dominicano (PRD)
Esta elegía (poema), persigue ablandar la codicia de quienes controlan
la polea del triunfo democrático del PRD. Y esta registrado en la oficina del derecho de autor, de la Republica Dominicana, de manera integra.


Juan Bosch, panegírico olvidado


Otro aniversario sin ti
un Nuevo golpe,  derribo
tu cadáver

pero  no la narrativa
de tu alba
Hoy, malignas células y tejidos 
Incineran  tu cerebro
florecido de ayer

Otros
Judas 
entregan y
descarnan  la muerte
de tus  lámparas en
la falda de la Patria
ahí, en la oscuridad de tu partido,
 tratan de ensuciar la mortaja
 franela del adiós

Tu muerte no cabe
en el aposento de una isla
tampoco en la lengua de un Partido político

Porque  tu aun desde el fondo
de la muerte, levantas
glorietas.Salmos libertarios

Ellos tejen y romantizan, desde una esquina 
de la pus,el odio que  origino 
el cuartelazo militar desconocedor de la voluntad
popular, representada por el gobierno 
encabezado por ti,  profesor Juan Bosch,

Este otro golpe
asesina la flora
de aquellos cuentos
caminantes entre cordilleras y consignas
de  banderas rotas, enclavadas en discursos
proletarios del oficio

Eres el canto 
 democrático  del Ozama 
 sándalo  de un Otoño vertical 

Gracias ati,
flota la bandera enraizada
en tu pecho inmortal
Profesor, Juan Bosch y Gaviño
yo  pregunto, con tu putrefacta voz,
de nuevo amordazada en el olvido
del poder

¿Donde déjate el acento y la piel
humeante de aquel Otoño septembrino?

Ayer,25 de septiembre,1963, gusanos uniformados
de violencia
penetraron su fusil
en la vagina de la historia

¿Don Juan, en cual  cabeza descansa la cachucha
democrática de tu féretro?
Otro golpe contra la  memoria de la Bandera Nacional
pero
nadie como Bosh
ha sembrado el otoño de idiomas
tu vida renace en el corazón de los estómagos
abandonados por tus utópicos alumnos

Señor presidente
ellos gobiernan e imponen el hambre
en el vacío de la aurora
deciden quien vive en la sangre de la luz

Don Juan Bosch
el pueblo continúa infectado
bajo la sombra anti democrática
de aquel Otoño
donde las calles
y avenidas, preñadas de tus pisadas,
reclaman la silueta de tu sol
 muros,follajes y paredes, extañan tu partida

La miseria reza el padre nuestro
en cada  latido del reloj
 Ahora, tus hijos políticos,embarran el
Estado con la corrupción, arrodillando 
la Constitución Democrática  del 1963.

Ahí,en tu Bohio
noble de la historia, crecieron las estrellas de tus cabellos,
no así las espinas del invierno...

Don Juan 
así te nombro,como un titulo
de tus cuentos en el arado fronterizo
de tu mar

Hoy  los hambrientos
recuerdan
tu sepulcro
empapados de distancia
tirado en los acantilados
del olvido

Don Juan
así  te llamaba
el sonido de la fabrica
el sudor del campo
y  la mujer de la carretera muerta

No importa que te nombren
Cristino , Yeyo  
o
Luis Pie
eres, Juan pueblo...

En algún Otoño
 tu tumba (La Patria)
florecerá en primavera


Lic. Ramón Danilo Correa
Miembro del Colegio Dominicano de Periodistas
(CDP).Cod.3-155
3:11 am del 21 de Septiembre,2013


Nota:
Inmemoriam, al ilustre presidente Constitucional de la Primera República 
Dominicana democrática, y  profesor Juan Bosch y Gaviño, en momentos
 que personeros de la sinagoga política de su partido, desgobiernan la historia.
"Este canto poético, esta registrado en la oficina de derecho de autor de la República Dominicana"
                                   

jueves, 13 de marzo de 2014

NI UN PASO ATRAS





Fuente, almomento.net


12 Marzo 2014, 04:31 PM, 
Un tribunal ordena suspender gestión respecto a Miranda
Por ALI NUÑEZ
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Tribunal Superior Administrativo ordenó este miércoles a la Dirección General de Minería y al Ministerio de Medio Ambiente la “detención  inmediata” de cualquier forma de gestión o autorización que implique la explotación minera de Loma Miranda.
La decisión del tribunal, que tiene carácter precautorio, fue tomada durante el conocimiento de un recurso de amparo incoado por  la Fundación Justicia y Transparencia.
El conocimiento de la audiencia fue reenviado para el próximo dos de abril, a fin de citar a Falcondo, minera que busca explotar la zona, "para que sea parte en el amparo preventivo interpuesto".
El amparo también fue suscrito de manera directa por José Marte Piantini, Ricardo de la Cruz Nieves y Consuelo Despradel.
“Es la tercera vez que un tribunal respalda el impedimento de explotación de Loma Miranda; ¡debería ser la vencida!”, dijo Trajano Potentini.
sp-am

Poematica del tiempo