Pagina visitada hoy

miércoles, 9 de enero de 2013

Jose Marti



Jose Marti, poeta, héroe y mártir por la indepencia de la República de Cuba





Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El coraz�n con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.



Versos Sencillos

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy: 
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo s� los nombres extra�os
De las yerbas y las flores,
Y de mortales enga�os,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el pu�al al costado,
Sin decir jam�s el nombre
De aquella que lo ha matado.
R�pida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murio el pobre viejo, 
Cuando ella me dijo adi�s.
Tembl� una vez –en la reja,
A la entrada de la vi�a.—
Cuando la barbara abeja
Pico en la frente a mi hija.
Goce una vez, de tal suerte
Que goce cual nunca: --cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
  
Oigo un suspiro, a través 
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, --es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al �guila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La v�bora del veneno.
Yo s� bien que cuando el mundo
Cede, l�vido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada 
De horror y j�bilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cay� frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por el, calla, y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es m�sica y raz�n,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carb�n. 
Yo s� que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,--
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un �rbol marchito
Mi muceta de doctor.



Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un pu�al
Que por el pu�o echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carm�n encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
 

El alma tr�mula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver 
La bailarina espa�ola.
Han hecho bien en quitar
El bander�n de la acera;
Porque si est� la bandera,
No s�, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y p�lida llega:
�C�mo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmes�:
�Lo mismo que un alel�!
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz, 
Y sale en bata y mant�n,
La virgen de la Asunci�n 
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Cr�zase al hombre la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
S�bito, de un salto arranca:
H�rtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es un rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un d�bil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la espa�ola;
Es blanco y rojo el mant�n:
�Vuelve, fosca a su rinc�n,
El alma tr�mula y sola!
  


Yo tengo un paje muy fiel
Que me cuida y que me gru�e,
Y al salir, me limpia y bru�e
Mi corona de laurel.
Yo tengo un paje ejemplar
Que no come, que no duerme,
Y que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.
Salgo, y el vil se desliza
Y en mi bolsillo aparece;
Vuelvo, y el terco me ofrece
Una taza de ceniza.
Si duermo, al rayar el d�a
Se sienta junto a mi cama:
Si escribo, sangre derrama
Mi paje en la escriban�a.
Mi paje, hombre de respeto,
Al andar casta�etea:
Hiela mi paje, y chispea:
Mi paje es un esqueleto.
  


Es rubia: el cabello suelto
Da m�s luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
M�s �gil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
�Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ce�udo, la agreste
Pompa del monte irritado;
�Y en el alma azul celeste 
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jard�n
Silva, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clar�n
Me tiende, trinando, el ala.
�Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
 

Estoy en el baile extra�o
De polaina y casaqu�n
Que dan, del a�o hacia el fin,
Los cazadores del a�o.
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado:
Marca un vizconde pintado
El tiempo en la pandereta.
Y pasan las chupas rojas;
Pasan los tules de fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.
  


Sue�o con claustros de m�rmol
Donde en silencio divino
Los h�roes, de pie, reposan:
�De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Est�n en fila: paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empu�an
La espada de piedra: lloran:
�Vibra la espada en la vaina!:
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de noche!
Est�n en fila: paseo
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un m�rmol: "Oh m�rmol,
Dicen que beben tus hijos 
Su propia sangre en las copas 
Venenosas de sus due�os!
Que hablan la lengua podrida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del oprobio,
En la mesa ensangrentada!!
Que pierden en lengua in�til
El �ltimo fuego!: �dicen,
Oh m�rmol, m�rmol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!"
�chame en tierra de un bote
El h�roe que abrazo: me ase
Del cuello: barre la tierra
Con mi cabeza: levanta
El brazo, �el brazo le luce
Lo mismo que un sol!: resuena
La piedra: buscan el cinto
Las manos blancas: del soclo
Saltan los hombres de m�rmol!
 


Vierte, coraz�n, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
T� me sufres, t� aposentas 
En tu regazo amoroso,
Todo mi ardor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.
  
T�, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
En cuanto me agobia el alma.
T�, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, p�lido y duro,
Mi amoroso compa�ero.
Mi vida as� se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y t� me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desv�a
De tu dichosa armon�a
Y natural mansedumbre;
Porque mis penas arrojo 
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y ac� l�vido, all� rojo,
Blanco all� como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor m�s que t� fuerte.
�Habr�, como me aconseja
Un coraz�n mal nacido,
De dejar en el olvido 
A aquel que nunca deja?
�Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!

La niña de Guatemala


Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La ni�a de Guatemala,
La que se muri� de amor.

Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazm�n: la enterramos
En una caja de seda.

...Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvi�, volvi� casado:
Ella se muri� de amor.

Iban carg�ndola en andas
Obispos y embajadores:
Detr�s iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.

...Ella, por volverlo a ver,
Sali� a verlo al mirador:
El volvi� con su mujer:
Ella se muri� de amor.

Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente �la frente
Que m�s he amado en mi vida!

...Se entr� de tarde en el r�o,
La sac� muerta el doctor:
Dicen que muri� de fr�o:
Yo s� que muri� de amor.

All�, en la b�veda helada,
La pusieron en dos bancos:
Bes� su mano afilada,
Bes� sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
Me llam� el enterrador:
�Nunca m�s he vuelto a ver
A la que muri� de amor!


José Marti

martes, 8 de enero de 2013

La mujer


Juan Bosch

La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se le ve vida. El sol la mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se hizo blanco. Tornose luego transparente el acero blanco, y sigue ahí, sobre el lomo de la carretera.
Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban. Fue muy largo todo aquello. Se veía que venían de lejos: sudaban, hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se agitaba una hoguera pequeñita, detrás de las pupilas.
La muerta atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas. Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro. Algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol. Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse día a día. Las cañas dieron esas techumbres por las que nunca rueda agua.
La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada, gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después, como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga. Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño. El niño era de bronce, pequeñín, con los ojos llenos de luz, y se agarraba a la madre tratando de tirar de ella con sus manecitas. Pronto iba la carretera a quemar el cuerpo, las rodillas por lo menos, de aquella criatura desnuda y gritona.
La casa estaba allí cerca, pero no podía verse.
A medida que se avanzaba crecía aquello que parecía una piedra tirada en medio de la gran carretera muerta. Crecía, y Quico se dijo: "Un becerro, sin duda, estropeado por un auto".
Tendió la vista: la planicie, la sabana. Una colina lejana, con pajonales, como si fuera esa colina sólo un montoncito de arena apilada por los vientos. El cauce de un río; las fauces secas de la tierra que tuvo agua mil años antes de hoy. Se resquebrajaba la planicie dorada bajo el pesado acero transparente. Y los cactos, los cactos coronados de aves rapaces.
Más cerca ya, Quico vio que era persona. Oyó distintamente los gritos del niño.
El marido le había pegado. Por la única habitación del bohío, caliente como horno, la persiguió, tirándole de los cabellos y machacándole la cabeza a puñetazos.
-¡Hija de mala madre! ¡Hija de mala madre! ¡Te voy a matar como a una perra, desvergonsá!
-Pero si nadie pasó, Chepe: nadie pasó -quería ella explicar.
-¿Que no? ¡Ahora verás!
Y volvía a golpearla.
El niño se agarraba a las piernas de su papá, no sabía hablar aún y pretendía evitarlo. Él veía la mujer sangrando por la nariz. La sangre no le daba miedo, no, solamente deseos de llorar, de gritar mucho. De seguro mamá moriría si seguía sangrando.
Todo fue porque la mujer no vendió la leche de cabra, como él se lo mandara; al volver de las lomas, cuatro días después, no halló el dinero. Ella contó que se había cortado la leche; la verdad es que la bebió el niño. Prefirió no tener unas monedas a que la criatura sufriera hambre tanto tiempo.
Le dijo después que se marchara con su hijo:
-¡Te mataré si vuelves a esta casa!
La mujer estaba tirada en el piso de tierra; sangraba mucho y nada oía. Chepe, frenético, la arrastró hasta la carretera. Y se quedó allí, como muerta, sobre el lomo de la gran momia.
Quico tenía agua para dos días más de camino, pero la gastó en rociar la frente de la mujer. La llevó hasta el bohío, dándole el brazo, y pensó en romper su camisa listada para limpiarla de sangre. Chepe entró por el patio.
-¡Te dije que no quería verte má aquí, condená!
Parece que no había visto al extraño. Aquel acero blanco, transparente, le había vuelto fiera, de seguro. El pelo era estopa y las córneas estaban rojas.
Quico le llamó la atención; pero él, medio loco, amenazó de nuevo a su víctima. Iba a pegarle ya. Entonces fue cuando se entabló la lucha entre los dos hombres.
El niño pequeñín comenzó a gritar otra vez; ahora se envolvía en la falda de su mamá.
La lucha era como una canción silenciosa. No decían palabra. Sólo se oían los gritos del muchacho y las pisadas violentas.
La mujer vio cómo Quico ahogaba a Chepe: tenía los dedos engarfiados en el pescuezo de su marido. Éste comenzó por cerrar los ojos; abría la boca y le subía la sangre al rostro.
Ella no supo qué sucedió, pero cerca, junto a la puerta, estaba la piedra; una piedra como lava, rugosa, casi negra, pesada. Sintió que le nacía una fuerza brutal. La alzó. Sonó seco el golpe. Quico soltó el pescuezo del otro, luego dobló las rodillas, después abrió los brazos con amplitud y cayó de espaldas, sin quejarse, sin hacer un esfuerzo.
La tierra del piso absorbía aquella sangre tan roja, tan abundante. Chepe veía la luz brillar en ella.
La mujer tenía las manos crispadas sobre la cara, todo el pelo suelto y los ojos pugnando por saltar. Corrió. Sentía flojedad en las coyunturas. Quería ver si alguien venía. Pero sobre la gran carretera muerta, totalmente muerta, sólo estaba el sol que la mató. Allá, al final de la planicie, la colina de arenas que amontonaron los vientos. Y cactos embutidos en el acero.
                                                                                         

                                                                                   FIN

lunes, 7 de enero de 2013

La Guerra




España envuelta en sueño, despertando
como una cabellera con espigas,
te vi nacer, tal vez entre las breñas
y las tinieblas, labradora,
levantarte entre las espinas y los montes
y recorrer el aire con las venas abiertas
pero te vi atacada en las esquinas
por los antiguos bandoleros. Iban
enmascarados, con sus cruces hechas
de víboras, con los pies metidos
en el glacial pantano de los muertos.
Entonces vi tu cuerpo desprendido
de matorrales, roto
sobre la arena encarnizada, abierto,
sin mundo, enguijoneando en la agonía.
Hasta hoy corre el agua de tu peñas
entre los calabozos, y sostienes
tu corona de púas en silencio,
a ver quien puede mas, si tus dolores
o los rostros que cruzan sin mirarte.
Yo lo viví con tu aurora de fusiles,
y quiero que de nuevo pueblo y pólvora
sacudan los ramajes deshonrados
hasta que tiemble el sueño y se reúnan
los frutos divididos en la tierra.


Pablo Neruda

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos22/neruda/neruda.shtml#vidapolit#ixzz2HIYmHiKS

Poema de Pablo Neruda " El sueño "




Andando en las arenas
yo decidí dejarte.

Pisaba un barro oscuro
que temblaba,
y hundiéndome y saliendo
decidí que salieras
de mí, que me pesabas
como piedra cortante,
y elaboré tu pérdida
paso a paso:
cortarte las raíces,
soltarte sola al viento.

Ay, en ese minuto,
corazón mío, un sueño
con sus alas terribles te cubría.

Te sentías tragada por el barro,
y me llamabas y yo no acudía,
te ibas, inmóvil,
sin defenderte
hasta ahogarte en la boca de arena.

Despues,
mi decisión se encontró con tu sueño,
y desde la ruptura
que nos quebraba el alma,
surgimos limpios otra vez, desnudos,
amándonos
sin sueño, sin arena,
completos y radiantes,
sellados por el fuego.

domingo, 6 de enero de 2013

sábado, 29 de diciembre de 2012

Siluetas,de mi tiempo



Calles polvorientas
sembradas de miradas infantiles
enloquecidas de cadenas
con el pelo, ojos
estrujados en  lágrimas
sucias, abrazadas en los senos
de la madrugada

Y
yo
ordeñando
estrellas
entre
pisadas de flores
y espinas

Los Mina
 jovenzuela
elegante, mujer
 nodriza entre los  años 60,
barandilla del eco juvenil
entre muchachos
panaderos
y voces de las primeras
noticias
RADIO MIL INFORMANDO

Mi barrio
vomitaba
el calor
en las arboledas
profunda
del rio Ozama
Las lindas
muchachas
de entonces,
cubrían
su primavera
con los versos
maternos
enraizados

Así
fue languideciendo
la muerte

y

despertamos
entre regio uniformes y  Quepis
del dictador,
espantado
de ora santa
y subversivos
cementerios
de hojarascas



Ahí
creció
mi cuerpo
y cabellos,
aprendí a recortar
el sudor
y las flores
del hambre
entre
callejones
y fangos
de difuntos

Los Mina,
terreno habitado,
vecindad empobrecida
ubicada en  la zona Este de la capital de
la República Dominicana,

las primeras miradas
del dolor y el amor
a la vida citadina
y romántica

Los Mina
barriada
y
cantera
de raíces
donde nació
mi amor
por besar
los labios
carnosos
de una primavera
sin
temor...


 El barrio
de aquellos
muchachos y muchachas
enamorados (as)
del amanecer
y sorprendido aveces
al caer el tiempo
entre de día y  casi
de noche

por las consignas Universitarias
estudiantiles
de la USAD
Universidad Autónoma de
Santo Domingo y otros liceos,
movilizaciones estas,

contra

la sombra bandolera y criminal
de infantiles sueños
invitaban a morir

en los brazos famélico y febriles
de Los Mina,
desde las bocinas
 noticiosa de RADIO
COMERCIAL EN ACCIÓN
se incorporaba
uno, a los poros
de las calles, callejones
hasta aveces, corriendo
con la boca llena de miedo
nos sudaban las ideas...

 Queríamos que el pan
de la Panadería San Miguel,
llegara tocando las puertas
del hambre de progreso
de sus vecindad

Entendíamos en penumbra,
el discurso del girasol,
pobre barrio
envejecieron
sus perros

y luego fueron
sepultados
en la sombra
de la pared
de sus ladridos

Los gatos
algunos
lograron
viajar
en  yolas
de manera ilegal
como la vida misma
en esos tiempos
de quimera.

Regresaron
gordos,
con sus garras
consiguieron
dolares y euros

intoxicando
las canas
de Los Mina
trajeron
polvos
y
Azufres

con sus humos
coparon
las vidas
y  la felicidad
de los muchachos
de pantalones
cortos
 e
ideas
largas

En Los Mina

las muchachas
jugaban
en la piel del barrio,
con  mariposas
enamoraban
los colores
de sus faldas


En aquello infantiles
 tiempos,
 en esos barrios
contestatarios,
no existía
asfalto
ni
luces
sin
silencio

Los Mina

te llevo
aun
en mis años


Que pena
aquellos
niños y niñas
hoy envejecieron
con el alma
de la Patria


Lic. Ramón Danilo Correa

Miembro del Colegio
Dominicano de Periodistas
CDP. C3-155

30 de invierno,2012



Saltando entre las pestañas,de mi barrio, viejo  como su olvido.
Los Mina, Santo Domingo, República Dominicana




Nota:
Este trabajo cultural, esta protegido de manera  integra por la oficina de derecho de autor
según leyes dominicanas

martes, 25 de diciembre de 2012

QUE TENGA OTRO, OTROOOOOOO, AÑO, COMO SIEMPRE, JODIDO

Debajo de esas aguas sucias, viven dominicanos, que han sido olvidados y pisoteados, por
todos, todos los gobiernos.De esa situación todos somos culpables,pero primero las pandillas
 de delincuentes con apellidos que han gobernado los dineros del Estado Dominicano,con la finalidad
de desfalcar a los humildes de la República Dominicana.Entran a gobernar el País como rico y terminan
su periodo presidencial, como millonarios en dolares o euros.Y USTED QUE DICES!!!!!!
Jajaja, FELIZ AÑO NUEVO,QUE BURLA.......

Feliz navidad al pueblo que en verdad jamas estará alegre


viernes, 21 de diciembre de 2012

Manaclas, candelabro del olvido





Ahí están, golondrinas
adornando el pincel
eterno de tu bondad
republicana,epicentro de Manaclas
  Un enjambre navideño,aquel 21 de invierno de 1963,izo
montañas sobre sus hombros de banderas

Dr. Manuel Aurelio Tavarez Justos (Manolo)
sin fronteras en  alas del espíritu
ni criptas en  silbidos de tus ideas
libertarias de amapolas,en Manaclas

Rafael  Miguel Enrique Antonio Faxa Canto ( Pipe),
Luis Eduardo Ibarra Rios, Agrimensor,Domingo Sanchez Bisono (Guajiro)
Florencio Enrique Almanzar Frometa, Jesús Antonio Barreiro Rijo (Tony)
!!Oh!!
Centuriones
genesis, violinistas del ocampo citadino
tintaron a ráfagas de palmeras,  la victoria del 21 de Diciembre 1963,con sus aromas sangrientas
de paz. Sembraron sus vidas en el vientre humedecido del futuro, en la geografía
nacional 
Manuel de Jesús Fondeur (Piculin)
Juan Ramón Martinez (Monchi)
Caonabo Abel
Leonte Antonio Schott Michel
Ing.Ruben Diaz Moreno
Hipolito Rodriguez Sanchez (Polo)
Juan Maria Candelario Mercedes (Naño). Son ustedes luciérnagas
follajes, imagines y condominios de montañas aposentadas en el asta
del crisol nacional


 Manaclas
colmenera
laberinto
siluetas
de banderas
sendero
pabellón
glorieta
donde las pisadas
del
 tiempo,comandante
Manuel Aurelio Tavarez Justo _Manolo_
con tu piara de jóvenes.Lamparas
incandescentes de cristales
odiseas subterráneas de raíces
sus inoxidables ideas son  mares poblados
de estrellas que incineran la corrupción
 de hoy como ayer, por la que se inmolo el Cáliz

Como también
Profesor,Julio Adolfo Perez Sanchez
Antonio Filion Gonzalez (Manchao)
Gustavo Adolfo Gonzalez (La Yerba)
Alfredo Peralta Michel
Francisco del Carmen Zapata
Fernando Arturo Ramírez Torrez (Papito)

quienes firmaron en el ruedo de la historiografia
nacional, el compromiso de enarbolar consagre y gloria, el corazón
de la vida,a salvo en el cohoyo de la bandera, inquebrantable
  Manaclas,uniformadas de fusiles


Pléyade de relámpagos
oscilante en el caracol
del plomo,orificio de luz
donde la medusa perdió
su canto

Manuel Aurelio Tavarez Justo (Manolo)
Centinela,
conductor  y emancipador de acantilados

Ahí están ustedes
hombres inmortales,siluetas férreas de amor
donde el invierno
con su antorcha
trinitaria
incinero el ocaso
putrefacto.Guarida
torturadora del alba

Ing.Jaime Rafael Ricardo Socias
Dr.Federico Jose Cabrera Gonzalez
Felix Geronimo  Escaño Peña
Jose Padua Falet (Peña)
               Y
Jose Daniel Fernandez Santos (Danielito)

Son ustedes,
junto a otros discípulos,clorofila del tiempo
cadillos que aun viven. 
Labradores,agoreros
pisadas estrelladas
al desangrar con sus corajes,
putrefactos cadáveres uniformados
de miserias.

Hoy
la República Dominicana
Conmemora el 49 aniversario
glorioso,donde jóvenes
se revelaron contra el golpe de Estado
fascistas contra el profesor Juan Bosch
quien conducía la aurora Patria.


Dr. Rafael Minaya Fernandez
 Ruben Alfonso Marte Aguayo (Fonsito)
Roberto Fernandez
Pedro Emerson Mota Galarza (Chacón)
                           Y
 Manuel de los Santos Reyes Día Herrera (Reyito)
Son luces, alumbradoras en tinajas
emanadoras de libertades

Guerrilleros
contra el ocaso septembrino
donde nacieron espigas
en campiñas.Trenzas de Manaclas
y otras lomas de cristal






Lic. Ramón Danilo Correa Cuevas
Miembro del Colegio Dominicano
de Periodistas (CDP)
C3-155
21 de Diciembre 2012



Inmemorian al valor y sacrificio del Dr.Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo)
y otros compañeros que se opusieron al pisoteo de la constitucionalidad dominicana,
frente al golpe de Estado del  25 de Septiembre,1963,y fueron hecho presos y fusilados por el ejercito
 fascista de la República Dominicana,el 21 de Diciembre,1963




NOTA:
Registrado conforme a leyes dominicanas, 
 los derechos reservados,en todas sus partes

martes, 18 de diciembre de 2012

Inmemorian a mi amdre. Aida Cuevas,poetiza del verso y la maternidad



Madre sin vacaciones de amor y ternura

Madre sin vacaciones de amor  y ternura 
Mi madre es de entrega 
como el Mar 
y de fuego en su ternura 
cuando defiende las huellas 
de mi edad 

Como te amo 
al  renacer tu en la verde pradera del Sol 
arrodillada en oración, en la cuna del alma 

Doña Aida Cuevas 
eres amplia y solidaria 
  madre de Bélgica, Leonardo,Rolando,Lourdes 
y de Ramón Danilo,  nos arropas en el costado del flamboyán 

Hemos nacidos, 
en siglos de angustias, hambre 
sin estomago de paz 
miserias de pasiones 
por el dolor de la tierra 
parturientas y ciguapas 
del calvario de ti, madre florida 

Aida, farola de madre 
ejemplo en una tierra salpicada de pecado 
y de orquídeas 
mama, te llevamos en la circulación 
de la sangre del manantial de la vid 
que nos alojate en el templo del amor y la vida 

Madre, tus hijos e hijas 
  recordaremos no un día, sino 
un tsunami calendario de alegrías 
donde tu brilles como  luz, en ojos trasnochados, 
nodrizas en sala naciente de amor 

Madre (Aida  Rita  Cedano) 
símbolo 
emblema 
sendero 
antorcha 
caminante descalza, entre  aromas 
de café ,te de cordilleras palmeras 

Hoy 
también es el mes de la Patria de la República Dominicana 
madre del barrio encendido en versos y párrafos filial 
bajo el parturienta plomo de libertad en su vientre amoroso 

Mama 
la vida te nombra, universo , 
naturaleza, dama, 
pitonisa, alcaldesa  de la vida, 
  higuera 
donde lágrimas y alegrías han  colado el bien para 
el aterrizaje de mariposas y  vuelo de ruiseñores 

Mama 
te amamos, besamos con labios 
de  marinas  estrellas , partos lumínicos de estelas 
que caminan en rayos de Jehová..... 


Autor: 
Lic. Ramón Danilo Correa 
19 de Mayo de 2011 
Nota: 
En honor a mi madre, y con ella a todas las mujeres parturientas de historias..., del mundo
        

Epitafio a Rufino de la Cruz, en el marco de tu olvido






Alguien ha muerto en alas de mariposas, en una noche de tiniebla donde a palos y violaciones fueron rotas las pupilas y el músculo, de aquellas trenzas
democráticas. Y el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, con su voz sin 
letras, ordeno estrangular  las gargantas
del espejo y asesinar también los testículos del chofer de primavera, Rufino de
la Cruz.

Que se pudra ya el aroma de las  dictaduras

Aquel Sanky Panky del neo fascismo caribeño, Trujillo, desvelo los colmillos de sus caretas,
haciendo  montaje  noticioso de que Patria, Minerva, María Teresa Mirabal, y el conductor de libertades, perdieron sus vidas en un accidente automovilístico, cuando chocaron con las heces fecales de su poder.

Que se pudra  ya el aroma de las dictaduras

Martir del silencio, olvido entre brumas en  epitafios y calabazas de ignominias entretejidas en la frente de la historia, por tu condición campesinas olvidaron
tal ves, nombrarte en los altares y en el panteón de las damas cimeras de linos 
y santos rosarios del edén patrio. Rufino de la Cruz, tu conducía  la barca histórica, donde viajaban, Patria,Minerva y María Teresa Mirabal, en le vientre del crimen, ejecutado por personeros de la dictadura del Coprocefalico , Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Que se pudra ya el aroma de las dictaduras

Hoy deseo perderme en tus huellas sin apellidos de mieles y sin caminatas en el calendario popular, y con tu himno campestre enarbolar las tres heroínas nacional, pero que tu rostro lame el néctar del
sacrificio. Tu proletario amanecer encuentre  los claves de tus heridas sonrientes y con la 
moral  de este perenne sueño, enclavado en las floras de la República, de los barrios donde viven las aves sin  nidos tropical

Que se pudra ya el aroma de las dictaduras

Hoy la Republica Dominicana, posa su bandera en media acta, como homenaje a estas tres mujeres, heroínas nacional y a Rufino de la Cruz, símbolo  de  lealtad y coraje de  algas campesinas, donde
resueno el tambor de libertad, en  momentos que la Patria gemía, torturadas  en su escudo nacional.

Que se pudre ya el aroma de las dictaduras

Rufino de la Cruz, alguien sin apellidos de plata, desangro su aroma,  en el transito
de la muerte, hoy en tu 50 velatorios, te recuerdo como a las hermanas Mirabal 
Redoblo mis pies en el polvo de reverencia, frente al guía, no hidráulico  de tu
viejo carro, opositor a los hoyos de la carretera que conducía a los intestinos de la serpiente tiránica  de esta media isla.

Que se pudra ya el aroma de las dictaduras

Nos separas, el rostro famélico del lloroso,
río Masacre: de sangre fronteriza, miseria y cadáveres ofendidos de dolor. A
estos dos charcos de sangres,  nos une,la sabana histórica del hambre y la traición
del jabalí,Isla entera, bajo pantanosa alfombra, de dos negras panteras, Jean-Claude Duvalier
Sátrapa del budu y el también sanguinario TRUJILLO, con su  brujería criolla,medulas de utopías.                                         

Que se pudra ya, el aroma de las dictaduras…



Autor:

Lic. Ramón Danilo Correa

25 de Noviembre .Como en cada Otoño.2010

Nota: En homenaje al valor y sacrificio de las hermanas Mirabal  y el humilde campesino,
chofer que esa noche perdió la vida junto a esas mártires de la Patria. Rufino
de la Cruz, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, Asesinadas y asesinado, el
25 de Noviembre de 1960, bajo las pezuñas del fascista Rafael Leonidas Trujillo Molina.


Este poema, esta protegido de manera integra, por la oficina de derecho de autor de la República Dominicana. Patrimonio

sábado, 8 de diciembre de 2012

miércoles, 21 de noviembre de 2012


               
                                                                       Cesar Vallejo




España aparta de mi, este cáliz


Niños del mundo,
si cae España ?digo, es un decir?
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae ?digo, es un decir? si cae
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
en su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera, aquella de la trenza;
la calavera, aquella de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menos de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae ?digo, es un decir?,
salid, niños, del mundo; id a buscarla!...


César Vallejo


                                                                     César Vallejo



Poema Trilce                           


Hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.
Donde, aun si nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.
Es ese sitio que se ve
  a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.
Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.
Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.
  El horizonte color 
se muere por colonizarle
para su gran Cualquiera parte.
Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.
?Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. ?¿Está?? No; su hermana.
?No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
do van en rama los pestillos.
Tal es el lugar que yo me sé.

Poematica del tiempo