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domingo, 23 de junio de 2013

Enero, calendario de la Patria



Los heroicos muchachos de la
Resistencia en el kilometro 14
de la Autopista Las Américas,

Ellos
nacieron en el alma del polen
 enraizado de la Patria,
Amaury Germán Aristy,
Virgilio Perdomo Pérez,
Bienvenido Leal Prandy
y Ulises Cerón Polanco.


Pisadas del ejemplo,
Sublime Flora
donde el plomo
y el canto
de jilgueros
arrodillaron
la muerte.

Abrigo
del miedo,
encuentro resplandeciente
del honor

Amaury Germán Aristy,
Virgilio Perdomo Pérez,
Bienvenido Leal Prandy
y Ulises Cerón Polanco,
estatuas y perennidad
del sacrificio, ondeado
en la piel de las Américas…

Jamás
la Republica Dominicana,
había crecido encima de los hombros
de  palmas
en armas

Contra  jauría y manada
 de
remolinos
corruptos y míseros
de
dignidad

gloria eterna
a Los Palmeros
Sembrados en el vientre
de la bandera nacional





Autor:
 Lic. Ramón Danilo Correa Cuevas
Miembro del Colegio Dominicano
de Periodistas (CDP),C 3-155

10 de Enero, 2013
l
NOTA: “Como ofrenda a los combatientes, resistiendo a fuerzas militares y policiales, del régimen fascista del criminal presidente de la época, Joaquín Balaguer. Estos Jóvenes intelectuales del movimiento revolucionario patriótico, se revelaron, contra la política de impunidad de este remanente trujillista (Balaguer)”


 Los derechos  reservados en todas sus partes,
por la oficina de derecho de autor, según
 leyes dominicanas











Sobre el pensamiento, de una serenata rota como el sonido del viento


domingo, 9 de junio de 2013

Esa es la herencia del Leonel Fernandez Reyna, ex presidente vitalicio de este pueblo intranquilo sin pan en el cerebro


Dentro de este sarcófago,fue ajusticiado el monstruo cobarde de la historia del terror y el silencio torturado de voz


Pero a este enajenado de sangre, los dominicanos, lo uniformaron de hoyos y pólvoras palmeras,para que su muerte no ensucie la conciencia nacional


Dos cíclopes,uniformados de cadaveres


Ahí, murió la silueta del miedo,y de cuyos llantos nacieron ejércitos de corales para lamer la historia


la isla era un camposanto y el horizonte de sangre enlutada


Panfleto del vuelo ensangrentado de hiel y lodo.Hirieron el monstruo en su podredumbre


VITRINA DEL JEFE



Primeros defensores de la sangre vertida en el rostro de la madrugada preñada de primavera


Esta embarcación expedicionaria del 1949,reventó de coraje y olas de iras incendiaban los testículos del tirano


Jovenes, ofrendaron su espacio en el que descalzo el Sol, desangraban el sudor del escudo nacional, contra el fascismos de entonces,uniformado de trujillo


Espanto de aves, al atravesar el plomo de hiel


coraje expedicionarios del plomo y la flor de Cayo Confites,del 1949 y otros mártires patrios del 1959?1963


La Patria, se la me las heridas del crepúsculo, en pisadas de lamparas,aun encendidas en las pestañas del nuevo grito....


POETAS SIGLO XXI ANTOLOGÍA DE POESÍA + 10.000 POETAS de 177 Países Editor:Fernando Sabido Sánchez: 2056.- RAMÓN DANILO CORREA

POETAS SIGLO XXI ANTOLOGÍA DE POESÍA + 10.000 POETAS de 177 Países Editor:Fernando Sabido Sánchez: 2056.- RAMÓN DANILO CORREA: Biografia:RAMÓN DANILO CORREA Naci una madrugada enmarañada de un invierno caribeño,07 de diciembre, de 1954, en la ciudad capital de la Re...

sábado, 8 de junio de 2013

Biografía de Don Pedro Mir.En ocasión de Cien años de su natalicio.




 Biografía

   Nació en  San Pedro de Macorís el 3 de junio de 1913. Santo Domingo,  Poeta, ensayista, historiador, abogado y edu-cador. Hijo Pedro Mir, un mecá-nico industrial cubano que se estableció en San Pedro de Macorís a principio del siglo XX y de la puertorriqueña Vicenta Valentín.

Cursó su educación primaria y secundaria en su pueblo natal, donde también se graduó de Bachiller en la Escuela Normal. En 1941 obtuvo el título de Doctor en Derecho en la Universidad de Santo Domingo. En 1947 la situación política del país y su oposición a la tiranía trujillista, lo hicieron radicarse en La Habana, Cuba. Desde Cuba viajó a diferentes países latinoamericanos y europeos en misión política y cultural. Retornó a Santo Domingo en 1963 y volvió a ausentarse

del territorio nacio-nal en 1965, a raíz de la guerra de abril de ese año. En 1968 estableció defi-nitivamente su residencia en su tierra natal. Durante varios años se desem-peñó como profesor de la Escuela de Peritos y Contadores, de la Escuela Normal de Varones y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En esta última institución, a la que ingresó en 1972, impartió las cátedras de Historia Dominicana y Estética. Parte de su producción poética ha sido incluida de las principales antologías literarias dominicanas y latinoamericanas. Mir es el poeta político-social más aclamado de la lírica dominicana contemporánea. Es autor de tres celebrados poemas: "Hay un país en el mundo",

 "Contra-canto a Walt Whitman" y "Amen de mariposas". "Hay un país en el mun-do" es un  canto de reflexión en el que cada ser humano oprimido puede encontrar un espacio para gestar su propia libertad. Entre tanto, "Amén de mariposas", escrito en homenaje a las hermanas Mirabal asesinadas por orden de Trujillo en 1960, es, según expresa José Alcántara Almánzar, "una abierta denuncia contra los crímenes de la dictadura y de los acontecimientos inmediatos que acabaron por socabar el endeble pedestal en que entonces se alzaba el régimen" (Estudios 236). Su obra lo hizo merecedor de múltiples recono-cimientos, entre ellos: Premio Nacio-nal del Historia (La raíces domi-nicanas de la doctrina de Monroe, 1975), Premio Nacional de Poesía (Huracán Neruda, 1976), Profesor Meritísimo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1982), Premio Caonabo de Oro (1982),

 Doctor Honoris Causa de la Universidad Central del Este (1983), Escritor residente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1990), Doctor Honoris Causa en Letras Humanísticas de la Universidad de la Ciudad de New York (1991), Premio Nacional de Literatura (1993), Doctor Honoris Causa de la Universidad Dominicana O y M (1996), dedicatoria de la II Feria Internacional del Libro Santo Domingo (1999). El mayor reconocimiento que recibió Pedro Mir del pueblo domini-cano fue cuando la Cámara de Diputa-dos de la República Dominicana lo declaró Poeta Nacional el Congreso Nacional. Murió en Santo Domingo el 11 de julio del 2000.      

     BIBLIOGRAFIA ACTIVA

POESIA. Hay un país en el mundo. La Habana, Cuba: Talleres de La Campa-ña Cubana, 1949; Seis momentos de esperanza. México: Edición libre, 1951; Cantracanto a Walt Whitman.  Guate-mala: Saker-Ti, 1952; Poemas de buen amor y a veces de fantasía. Santo Domingo: Imprenta Nuevo Mundo, 1969; Amén de mariposas. Santo Domingo: Imprenta Nuevo Mundo, 1969; Tres leyendas de colores. Santo Domingo: Editora Nacional, 1969; Viaje a la muchedumbre. México: Siglo XXI, 1971; Huracán Neruda. Santo Domingo: Editora Taller, 1975; Primeros versos. Santo Domingo: Editora Taller, 1993.

RELATO. La gran hazaña de Limbert y después del otoño. Santo Domingo: Editora Sargazo, 1977; Buen viaje Pancho Valentín. Santo Domingo: Editora Taller, 1981.
NOVELA. Cuando amaban las tierras comuneras. México: Siglo XXI, 1978.
ENSAYO. Apertura a la estética. Santo Domingo: Editora de la Universidad Au-tónoma de Santo Domingo, 1974; Las dos patrias de Santo Domingo. Santo Domingo: Editorial Cultural Dominicana, 1975; Fundamento de teoría y de crítica de arte. Santo Domingo:

 Edi-tora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1979; Noción de período en la historia dominicana. Santo Domingo: Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1983; Historia del ham-bre. Santo Domingo: Editora Corripio, 1983; El Soldadito de la estética. Santo Domingo: Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1989.

DON PEDRO MIR




ELEGÍA DEL 14 DE JUNIO
Se respira a estas horas
bocanadas de aire de una atmósfera inquieta.
Cruzan puñales de silencio, lívidos
puñales de silencio innominado.
Ni un rumor, ni una hazaña secreta,
ni un vencido poblado.

El dolor más oscuro cava incesantemente.
Muerde la boca su vencida lengua, y chupa
la sangre airada que tiene un sabor a gente.
Galopa la brisa con la muerte en la grupa.

Saber que los hombres puros, los tejidos
en una labor más fina que la de las arañas,
muerden y pelean sin horas ni sonidos,
sin flautas del esfuerzo ni tímpanos de hazañas.

Ver lo que envuelve el silencio más crudo.
Que es la lucha más firme y la fe delicada,
hecha de piedra pura y de corazón desnudo,
convertida en silencio y edificio de nada.

Saber que aquellas frentes vestidas por la luna
de una genuina palidez, sudor de sueño,
transitan por un eco de noticia ninguna,
por un triunfo sin arco y una gloria sin dueño.

Dolidamente cruzan sus dos manos de ira
los relojes callados, erguidos en la esfera.
Es un tiempo que pasa y que parece mentira.
Sólo la sien golpeando parece verdadera.

Y nadie sabe nada, sólo que no se rinde
nunca la piedra pura y el corazón abierto.
Y que toda esperanza se recoge en la linde
sollozada de luna de un combatiente muerto.

Y que toda victoria tiene melancolía.
Taciturno perfil de mariposa inquieta.
Justa gloria, aunque no hayan ruidos sobre el tejado.
Ni crucen en las horas solas de lejanía,
ni un rumor, ni una hazaña secreta,
ni un vencido poblado.

EL PORTAAVIONES "INTRÉPIDO"




Santo Domingo, febrero de 1962 (de las agencias cablegráficas internacionales):
"Mil quinientos, marinos del portaviones Intrepid
desembarcaron aquí en viaje de descanso y esparcimiento".

Yo sé que eres un triunfo de formidable acero.

Yo sé que tus marinos son muchos abejorros
blancos de nudoso pañuelo,

yo sé que por la línea que ronda tu cintura
de hierro vaga una lengua azul
que lame y acaricia tus entrañas de fuego,

yo sé que por las ondas que muerden tus dos hélices
huyen despavoridos los tiburones y los celentéreos,

yo sé que cuando suenan tus públicos cañones
huyen como palomas o gallaretas los archipiélagos;

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,

yo sé que tú defiendes un formidable imperio
que se reclina bajo tus hombros,
que en ti se apoya y extiende su comercio,

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,
un dios marino que vomita fuego
y hunde de un solo soplo las pequeñas Antillas
como todo un poderoso portaviones Intrépido.

Pero tú has ido a la pequeña rada de Santo Domingo,
pero tú has ido a 1a dulce bahía de Santo Domingo
ligeramente agitada por ondas subterráneas
en los alrededores de este mes de febrero,

pero tú has ida a la dulce bahía de Santo Domingo
con todos tus marinos de nudoso pañuelo,
pero tú has ida a las pequeñas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo,
solamente por miedo.

A estas aguas pacificas y elásticas,
solamente por miedo.

¡Quién pudiera decirlo de tus bronces,
portaviones Intrépido!
Tú tan llena de potencias interiores,
tú tan lleno de bruscas erupciones
y movimientos sísmicos
y huracanes de roca derretida
y tanto fuego,
capaz de aniquilar a todas las Antillas
can un sólo resuello,
surto en la enternecida rada de Santo Domingo
solamente por miedo,
con todos tus cañones desplazados
solamente por miedo,
bien ceñido el feroz cinturón acorazado
solamente por miedo.

¿Será parque la carabela capitana,
aquella Santa María, hace ya mucho tiempo,
vino a amarrar indígenas después de descubiertos
y fue en los farallones y las rocas
convertida en cadáver marinero?

¿Será porque el furioso buque insignia
acorazado de Memphis, no hace aún mucho tiempo,
vino con sus cuatro chimeneas
a contener al pueblo
y fue en los farallones y las rocas
convertido en cadáver marinero?

No, portaviones Intrépido,
eres demasiada triunfo
de la alianza del bronce y el acero
para huir de farallones y de rocas,
de la espuma y del viento,

a ti te aterrorizan otras fuerzas
más anchas que el imperio
que apenas se cobija en tu coraza
como los celentéreos,
ponen en peligro tu sendero
y espantan tu comercio,

a ti te aterrorizan estos hombres,
fieros y subterráneos,
de pronto crecen, se dan la mano
por todos los países,
rompen gobiernos como si fueran viejas
cartas marcadas o portaviones viejos,
suben y destruyen las mentiras
de todos los imperios,
de todas las agencias cablegráficas,
todos los consorcios extranjeros,
todos los cañones y los buques
soberbios, de todos los aviones
de los portaviones,
las aviadores y los marineros,
las embajadas y los consulados,
de todos los Estados y sus Departamentos,
sus Congresos y sus Conferencias,
su diplomacia y sus testaferros.

A ti te atemorizan esas ganas
de morirse que tienen estos pueblos,
porque van muchos años, muchas elecciones,
muchos millones y muchos prisioneros
y muchas jornadas de sudor no pagado
y demasiado silencio,
y con esto no pueden tus cañones de bronce,
tu coraza de acero,
y con esto no pueden tus mentiras de plomo,
tus entrañas de fuego,

porque van muchos años, mucha sangre
mezclada con sudores y atropellos,
mucha mutilación y mucha infamia
y demasiado ejército,
y con esto 'no pueden los rugidos
de tus calderas, ni tus motores aéreos
ni tus grúas eléctricas y pavorosas
ni tus toneladas de desplazamiento.

¡Oh, portaviones Intrépido!
tú en estas tórridas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo.

Recoge, prodigiosa milagro de la orilla,
tus dos anclas de hierro
y vete envuelto en pertinentes suavidades
y secretos,

vete al favor del diluido viento,
que hay pasiones y oscuros huracanes
en todo el archipiélago de las Antillas,
y no vuelvas, antes que el incendio
de todas las mujeres y los hombres
de todos los pueblos
alcancen lo que alcanzan en el mundo

ellos, solamente por cólera infinita

y tú, solamente por miedo.

NI UN PASO ATRÁS
Árbol de luna que obedece al clima
un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murciélago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme
Y en cada corazón... ni un paso atrás.

viernes, 7 de junio de 2013

Poeta Nacional, Don Pedro


Hay un país en el mundo


Hay
un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol,
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
Frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
  
En verdad.
Con dos millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falta del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el cantío de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio el amor.
Entonces
es lo que he declarado.
Hay
 un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.
  
Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
            su franja propietaria.
Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.
Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor de la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.
  
Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
que donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras
cantando
entre los surcos
su propiedad.
Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.
Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para bronca muerte.
¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
En un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije
sencillamente triste y oprimido.
No es eso solamente.
Faltan hombres
para tanta tierra. Es decir, faltan hombres
que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre
después de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.
Madre solícita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonces
los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.
Y los hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
Y los hombres
que descifren los dioses de los ríos
y los suban temblando entre las redes.
Y hombres en la costa y en los fríos
desfiladeros
y en toda desolación.
Es decir, faltan hombres.
Y falta una canción.
  
  
Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
            no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.
  
  
Pulmón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.
  
Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.
El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.
  
Los que la roban no tienen ángeles
no tiene órbita entre las piernas
no tiene sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.
  
No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.
  
País inverosímil.
    Donde la tierra brota
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde alcanza la estatura del vértigo,
donde las aves nadan o vuelan pero en el medio
no hay más que tierra:
los campesinos no tienen tierra.
Y entonces
¿de dónde ha salido esta canción?
¿Cómo es posible?
¿Quién dice que entre la fina
salud del oro
los campesinos no tienen tierra?
Esa es otra canción. Escuchad
la canción deliciosa de los ingenios de azúcar
y de alcohol.
  
Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio
y los brazos del hombre más simple
son del ingenio
y sus venas de joven calibre
son del ingenio
y los guardias con voz de fusiles
son del ingenio
y las manchas del plomo en las ingles
son del ingenio
y la furia y el odio sin límites
son del ingenio
y las leyes calladas y tristes
son del ingenio
y las culpas que no se redimen
son del ingenio
veinte veces lo digo y lo dije
son del ingenio
“nuestros campos de gloria repiten”
son del ingenio
en la sombra del ancla persisten
son del ingenio
aunque arrojen la carga del crimen
lejos del puerto
con la sangre y el sudor y el salitre
son del ingenio.
  
Y éste es el resultado.
El día luminoso
regresando a través de los cristales
del azúcar, primero se encuentra al labrador.
En seguida al leñero y al picador
de caña
rodeado de sus hijos llenando la carreta.
  
Y al niño del guarapo y después al anciano sereno
con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,
y a la joven temprana cosiéndose los párpados
en el saco cien mil y al rastro del salario
perdido entre las hojas del listero. Y al perfil
sudoroso de los cargadores envueltos en su capa
de músculos morenos. Y al albañil celeste
colocando en el cielo el último ladrillo
de la chimenea. Y al carpintero gris
clavando el ataúd para la urgente muerte,
cuando suena el silbato, blanco y definitivo,
que el reposo contiene.
  
El día luminoso despierta en las espaldas
de repente, corre entre los raíles,
sube por las grúas, cae en los almacenes.
En los patios, al pie de una lavandera,
mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.
En las calles se queja en el pregón. Apenas
su pie despunta desgarra los pesebres.
Recorre las ciudades llenas de los abogados
que no son más que placas y silencio, a los poetas
que no son más que nieblas y silencio y a los jueces
silenciosos. Sube, salta, delira en las esquinas
y el día luminoso se resuelve en un dólar inminente.
¡Un dólar! He aquí el resultado. Un borbotón de sangre.
Silenciosa, terminante. Sangre herida en el viento
Sangre en el efectivo producto de amargura.
Este es un país que no merece el nombre de país.
Sino de tumba, féretro, hueco o sepultura.
  
Es cierto que lo beso y que me besa
y que su beso no sabe más que a sangre.
Que día vendrá, oculto en la esperanza,
con su canasta llena de iras implacables
y rostros contraídos y puños y puñales.
Pero tened cuidado. No es justo que el castigo
caiga sobre todos. Busquemos los culpables.
Y entonces caiga el peso infinito de los pueblos
sobre los hombros de los culpables.
  
  
Y así
palor de luna
pasajeros
despoblados y agrestes del rocío,
van montañas y valles por el río
camino de los puertos extranjeros.
  
Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.
Pero ebrio de orégano y de anís
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. Y un país
en el mundo,
fragante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.
  
Y así no puede ser. Desde la sierra
procederá un rumor iluminado
probablemente ronco y derramado.
Probablemente en busca de la tierra.
Traspasará los campos y el celeste
  
dominio desde el este hasta el oeste
conmoviendo la última raíz
y sacando los héroes de la tumba
habrá sangre de nuevo en el país
habrá sangre de nuevo en el país.
  
Y esta es mi última palabra.
Quiero
oírla. Quiero verla en cada puerta
de religión, donde una mano abierta
solicita un milagro del estero.
Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.
  
Donde un ángel respira.
Donde arde
una suplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carreta
un boyero se extingue con la tarde.
Después
  
No quiero más que paz.
Un nido
  de constructiva paz en cada palma
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos
y el olvido. 


( 1913-2000)

Poematica del tiempo